martes, 22 de mayo de 2012

CUANDO NO LLOVÍA



BAJÉ UN DÍA A LA PLAYA

Bajé ayer a la playa y, en su arena,
vi unas huellas que no podían ser tuyas…
¡No viniste…! Ni pude tomar tu cintura,
ni tú apoyar la cabeza sobre mi hombro,
juntas nuestras manos,
temblando  -como la luna sobre el mar-
al escuchar el cadencioso sonido de las olas…
¿Para qué quiero otras huellas, en cualquier playa,
si no son las de tus pies,
descalzos y enamorados del alfombrado sábulo?
No volveré otra vez, ni nunca…
Subiré a la Montaña,
por si, desde su soberana altura,
puedo divisar, quizá por un milagro,
tus gigantescas cumbres nevadas
y, a sus pies, entre verdes frondas azuladas,
ese espejo sobre el que la luna,
en las noches de verano,
deja caer soñolienta su rayo de plata,
mientras danzan las Hadas.


Luis Madrigal




MIENTRAS LOS DÍAS PASAN





CANCIÓN ENTRE EL VIENTO Y LA LLUVIA


I

Oigo sonar el viento
tras el cristal que ampara mi tristeza…
Su ronco son me dice
que no sufra ni llore y, su camino,
será mi fortaleza.

II

Veo caer la lluvia
que se desliza suave por las ramas
de un árbol que tapiza
de verde su color en la mañana.
Sabe que no me amas…

III

Que nunca me amarás,
pero me impulsa firme a recordarte…
Yo, pienso en ti y no olvido,
alzo mi voz mientras suspiro y clamo:
Quizá podré olvidarte…


Luis Madrigal