Amaneció sin luz...La niebla al sol cubría
y su húmedo manto desplegaba
sobre montes y valles. Allá, a lo alto,
en las cumbres tomadas por la nieve
entonaba el aliento del crudo Invierno
su más honda canción, gélida y fría.
Bramaba el viento como aúllan los lobos,
mientras dejan sobre el hielo la huella de su pisada.
Una blanca espiral, se alzaba al cielo
cuando, en las entrañas del valle,
entre suspiros y llantos de niño,
se oía el clamor de una campana.
Luis Madrigal