miércoles, 31 de diciembre de 2008
MÚSICA EN VIVO Y EN DIRECTO
domingo, 28 de diciembre de 2008
jueves, 25 de diciembre de 2008
ERA UNA NOCHE DE INVIERNO
DIOS, HA NACIDO
(Jn. 1, 4)
A mi puerta, Señor, yerto de frío,
nuevamente tu voz con ansias clama
que quieres que la Luz, como una llama,
alumbre mi ceguera y extravío.
De nuevo inmerso en caudaloso río
se arrastra mi vivir, en triste drama
de egoísmo y pasión… Y no proclama
la esperanza que busco y siempre ansío.
Mañana -¡oh, Señor!- por mí maltrecho…
Hoy, con el hielo, ofreces tu cariño,
desnudo entre la nieve, sin más lecho,
ni ropaje, ni abrigo, ni otro aliño…
¡Entra, Señor, al fondo de mi pecho
que, con amor, por mí, hoy te haces Niño.
Luis MADRIGAL
Navidad 2008
martes, 23 de diciembre de 2008
DIOS, VA A NACER
Sin embargo, puesto que Dios se ha hecho Hombre, fenómeno este absolutamente inexplicable, más inexplicable aún que su propia esencia, es bueno y necesario que, quienes lo creemos -porque queremos creerlo- vivamos esa Noche en la alegría más absoluta que al ser humano puede ser posible, dentro de las coordenadas de Einstein. Una alegría que, en modo alguno, puede provenir de una botella de vino, o de champagne, porque, como ya decía Platón, un pagano muy anterior a Cristo, esa alegría viene directamente de los dioses. ¡Que simple error...! -nada de críticas manidas e inservibles- entregarse a la falsa alegría que el corazón humano también necesita. Esa Noche, ciertamente, sería falso, tratar de aislar la alegría de lo que simbólicamente se celebra, porque sería como tratar de hacer lumbre sin fuego, o de beber nada en un vaso vacío. Para esa alegría humana hay muchas noches y muchos días, a lo largo de todo el año. Pero si hoy estamos alegres, desbordantemente alegres, es porque esperamos que, un día, ni nuestra propia muerte podrá arrancarnos la Vida, sino tan sólo cambiarla por otra, muy distinta, muy luminosa, muy alegre, absolutamente feliz... Para eso, sólo para eso, sólo por eso, bajará esa Noche a la Tierra el autor de la Vida. Es preciso creerlo como lo creen los niños, porque si no nos hacemos verdaderamente niños, no lo podremos creer ni esperar.
Por ello, de entre todo lo que hoy puede cantarse, me refiero a los llamados Villancicos, yo iba, pensaba, publicar aquí, seguidamente y en unión de su letra aquel Villancico que, mientras fui un niño, año tras año, me cantaba mi madre. No hubiese pretendido que le gustase a nadie. No es a cuatro voces, ni goza de un especial acompañamiento instrumental. Incluso, tampoco disponía de la música completa. Había tenido que "robársela" parcialmente a un conjunto leonés que se llama "La Braña", a quien, no obstante, doy las gracias y prometo adquirir, cuando tenga ocasión de ello, toda su producción musical. Pero, por mi parte, estoy seguro de que, cuando mañana cante dentro de mí ese Villancico, tras aquel dulce y tierno recuerdo, se escapará de mí una lágrima, nada incompatible por cierto con la inmensa alegría de esa Noche.
Sólamente puedo ofrecer la letra del Villancico. Eso sí, puedo ofrecerla completa. Como ya he dicho, también hubiese podido ofrecer la música, pero las circunstancias concurrentes -posiblemente- en ese inestable y detestable sistema operativo llamado Windows, quizá, o tal vez mi propia inútilidad, se han encargado de impedirlo- La letra es esta:
Sobre tu cunita,
Niño, he visto arder
una farolita
como la del tren.
Como la del tren
que alumbra con gas
a la media noche
y a la madrugá.
ES
VINO ANUNCIANDO EL CAMINO,
QUE NO CESA DE MIRARSE
EN ESE ROSTRO DIVINO.
Son negros sus ojos,
rubio es su color;
sus labios son rojos
cual teñida flor.
Cual teñida flor
que al amanecer
entreabre sus hojas
por primera vez.
ES
VINO ANUNCIANDO EL CAMINO,
QUE NO CESA DE MIRARSE
EN ESE ROSTRO DIVINO.
Sobre tu cunita...
lunes, 22 de diciembre de 2008
LA AUSTERIDAD
En realidad, este desastre en cuanto al buen funcionamiento, no afecta tan sólo a los Ordenadores y a la Informática, sino a las más variadas especies de artilugios mecánicos, electro-mecánicos o similares, ya sean los automóviles, los frigoríficos, las lavadoras, los ventiladores, los receptores de TV, en cuanto a los decodificadores externos de TDT (no, no es el DDT, que era para matar cucarachas, sino la Televisión Digital Terrestre). Ya saben, lo del apagón total de la TV analógica, ya muy pronto. Y no he hecho más que iniciar la lista de “chismes y trastos” que por doquier proliferan en nuestros días para complicarnos la vida. No es que yo desee ni proponga el regreso hacia la “caverna”, aunque, algunas veces, siento una tentación casi irresistible de iniciar el camino hacia ella. Hacia la Caverna de Platón, naturalmente. Pero, sobre todo, esta abundancia de cosas -en contraste con la escasez de cerebros mínimamente pensantes- lo que sí me hace es recordar cada vez más a Zubiri, en relación con mi propia capacidad y temple para situarme a una prudencial distancia de todos esos objetos materiales, o corporales, del mundo exterior, susceptibles de apropiación, a los que llamamos “las cosas”. En esta actual sociedad progresiva -siempre lo es- y falsamente “progresista”, tengo demasiadas cosas, muchas bastante inútiles, y sobre todo corro el grave riesgo de no establecer una prudente distancia entre las cosas y “yo”, con el fin esencial de no “cosificarme”, en un proceso mucho más alarmante que el kafkiano, del que tan sólo resultaría que puedo transformarme en escarabajo, pero no en “cosa”. Porque, cuando el alma humana siente el dolor, la tristeza, la soledad, o la apremiante necesidad de resolver algún problema grave, no puede contar con las cosas, pese a “estar ahí”, porque las cosas, inmóviles y mudas, nada dicen, en nada consuelan, no tienen una mano amorosa que tendernos, sino tan sólo partículas de átomos -dicen que en constante movimiento, sí- pero a pesar de ello tampoco los átomos de la materia hablan, ni sienten. En tales situaciones, tan sólo las personas pueden auxiliarnos o consolarnos. Tampoco los Ordenadores, ni los Equipos informáticos.
Un joven “blogista” argentino, de Paraná, Juan Rizzo, a quien todos -incluso él a sí mismo- llaman “Pancho”, y que, a mi juicio, escribe muy bien, pero que muy bien, dedicaba hace días la última entrada de su Blog a los diferentes suplicios -que proponía asimilar- de Sísifo y de Tántalo. Sísifo fue condenado a la pena de subir, con sus propias manos, una enorme piedra a una altísima montaña y el suplicio surgía, una y otra vez, cuando casi a punto de situar la piedra en la cima, su enorme peso hacía que volviese a rodar hasta llegar otra vez a la falda. Albert Camus, quiso ver en este mito lo absurdo que, a su juicio, es la vida humana, porque, para Camus “Sísifo” es todo hombre. Pero el caso de Tántalo, a mi modo de ver, es distinto. Tántalo (de muy superior rango o alcurnia de parentesco mitológico, por ser hijo de Zeus, mientras Sísifo lo era del modesto Eólo), hubo de sufrir una pena, a mi juicio mucho más grave, pese a ser “hijo del Jefe” del Olimpo, lo que hoy resultaría imposible en los modernos Estados “de Derecho”. Tántalo, no fue condenado a no poder librarse del deseo -cosa que, en ocasiones, puede ser altamente saludable y sedante- sino a la imposibilidad absoluta de poder satisfacerlo, pese a pender de su cabeza los más abundantes y exquisitos frutos. Por eso, aunque Rizzo parece asimilar uno y otro castigos, respetuosamente, yo tengo que discrepar de tal asimilación, si bien no del talento del joven escritor.
Quizá, ya muy pronto, el mundo haya de darse cuenta, de que el castigo de los seres humanos de nuestra época, habrá de consistir, en algo mucho peor que los respectivos suplicios de Sísifo y de Tántalo juntos, porque, de seguir así las cosas, va a consistir en morir aplastados, estrujados por las cosas, que nos asfixiarán, después de habernos vuelto locos y de habernos robado la tranquilidad y la paz, casi justamente por el motivo contrario al de Tántalo, que entregó a los hombres los secretos divinos, y el néctar y la ambrosía de los dioses. Nosotros, en cambio sufriremos, por habernos convertidos en cosas, que simplemente se pueden comprar con ese excremento de Satanás que, para Giovanni Papini, era el dinero, y por haberle privado a Dios de que sean alimentados todos sus hijos, en lugar de ser masacrados, como ahora mismo sucede en el Congo, en África, por parte de los más poderosos de la Tierra, que explotan y hacen matar a los más humildes e indefensos.
Es cierto, por ello, que todos hemos de aprender a prescindir de las cosas, instaurando una nueva “cultura”, como hoy tanto se dice y repite, una “cultura” -digámoslo ya sin ningún miedo- no ya de la austeridad, sino una “cultura de la pobreza”. Para ser inmensamente ricos, no de cosas, sino de nosotros mismos. Aunque, sin contradicción alguna, cuando a veces la comprensión, el amor, la ternura, más incluso de quienes se encuentran a nuestro lado, pude venir de quiénes se hayan lejos… muy lejos, sin duda es muy necesario que Internet y los Ordenadores, las Computadoras, como dicen nuestros hermanos de América, funcionen perfectamente.
Van transcurriendo estos días, tan próximos a la Navidad, y el espíritu de ella no es precisamente el del despilfarro y el desenfreno. A ello, dedicaré por mi parte, en este humilde Blog, la correspondiente entrada en la Noche Buena, si es que consigo publicar lo que ya he programado en su integridad. Me temo que, quizá no sea posible oír la música de un Villancico leonés que, año tras año, me cantaba mi madre, mientras fui niño. Pero, si lamentablemente no pudiera oírse, en este humilde Blog, yo si tengo la certeza de que lo oiré con alegría, aunque quizá con una lagrima, en lo más profundo de mi propio ser. Luis Madrigal.-
Arriba, cuadro del estilo "expresionismo abstracto", del pintor Jackson Pollock, cuya originalidad llegaba a precindir del caballete, depositando el soporte en el suelo. ¡Hasta este tipo de "arte" se compra y posee hoy entre nosotros!.
sábado, 20 de diciembre de 2008
AQUÍ ESTÁ LA ESCLAVA DEL SEÑOR
martes, 16 de diciembre de 2008
domingo, 14 de diciembre de 2008
HAY QUE RESPONDER
A quiénes, en nuestros días, tantas gentes pueden hacernos la misma pregunta, en tan distintos sentidos, directos e indirectos -"Quién eres tú", quiénes sois vosotros- debe interesarnos mucho saber y tener preparada de antemano nuestra respuesta, porque no podemos permanecer silentes, ni incontestes en lo que concierne al fondo de tal investigación. Hay que responder. Y también nosotros podemos decir que, tan sólo bautizamos con agua -y a veces ni con eso,- pero que siempre, en medio de todos, hay alguien al que ni ellos conocen, ni tal vez nosotros queremos conocer, porque nosotros, los posibles interrogados, nunca podremos ser "mejores" que los posibles interrogantes. Tan sólo, distintos. Ocupando distintas situaciones, circunstancias o peripecias de vida, pero no mejores que nadie, ni siquiera "buenos", porque "sólo Dios es bueno". Y, ¿quién puede conocer a Dios? A Dios, tan sólo puede conocerlo Dios. Y, por ello, nosotros tan sólo podemos conocerlo por medio del Hijo, el enviado del Padre, que por ello es el Cristo, el Mesías que los judíos esperaban y... todavía esperan. Los cristianos -para quienes ya ha venido al mundo, aunque próximamente volvamos una vez más a celebrarlo- hemos de fiarnos de la Palabra de Cristo, de su mensaje a los hombres y, únicamente dentro de ese Mensaje, podremos conocer el corazón de Dios. Y, no puede haber vuelta de hoja, ni posturas ambiguas y artificios convencionales, para eludir lo que en el Mensaje de Jesús se contiene. Su contenido esencial -y podríamos decir único- es el amor. Amor de verdad, espiritual, ciertamente, hacia todos los seres humanos, pero también material. Protección y amparo (aunque sea mínimo, porque nosotros no podemos lograr lo que tan sólo puede conseguirse mediante la decidida voluntad de quienes rigen el mundo) a quienes tienen hambre, frío, soledad y desamparo... Dios, por supuesto, no sabe nada de crucifijos, casullas, velas encendidas y... procesiones. ¡Qué bonitas son las procesiones! Sobre todo algunas, las que concentran más turismo. Pero, todo eso, lo hemos organizado nosotros, no Dios. A Él, tan sólo le mueve una sola cosa: el Amor. Porque lo es. Pasarán otros amores, todos los humanos, que borra la muerte o el tiempo, cuando se pierden o cuando -siendo a veces tan necesarios al alma humana- no se ganan, por ser imposibles. Pero no se acabará nunca el Amor. Por ello, en la liturgia de esta III Semana de Adviento, los ornamentos son de color blanco, que es el color símbolo por excelencia, no sólo de la pureza e integridad, sino también de la verdadera alegría. Luis Madrigal.-
Discover Various Artists!
viernes, 12 de diciembre de 2008
MÚSICA TAURINA (6) El Tío Caniyitas
jueves, 11 de diciembre de 2008
CLARO DE LUNA
Arriba, fotografía de la poetisa argentina Alicia María Abatilli, que, además de los más sensibles poemas, es capaz, de encerrar en su cámara fotografías de exquisita sensibilidad y arte plástico. Seguidamenete, una vez más, la romántica Sonata "Quasi una fantasia", indebidamente llamada "Claro de luna", del genial Ludwig van Beethoven.
Moonlight Sonata - Beethoven
miércoles, 10 de diciembre de 2008
SÓLO EL AMOR...
¡Sólo el amor...!
Sólo el amor, misterio que arroba al alma
-desnuda, pura y sin arcilla-
sólo el amor,
puede dar vida al barro
y alumbrar lo que perdura.
Sólo el amor, la ternura
puede llevar. Y la calma;
suspiros y canciones, si el desgarro
llénala de angustia ... Y, en la marisma,
se proteje de sí...
Sólo el amor, "se ama",
como la lluvia báñase en sí misma.
¡Sólo el amor...!
Sólo el amor suspira, ama sin verse
y sin tocarse. Es cierto y puro.
Ama la arena,
en el aliento del largo estío;
corre, entre verdes campos. Es como un Río
que, allá en la Pampa, tiñe de verde el agua
-en su catarata-
noble y bravío,
para arrojarse -dulce- en un mar de plata...
Alphonso CARBAJAL
Madrid, Noviembre de 2008
martes, 9 de diciembre de 2008
UNA LÁGRIMA QUIETA
Tras una opaca y triste celosía
caía la tarde... El cielo gris lloraba.
Una lágrima quieta reposaba
en el cristal oscuro, húmeda y fría.
No era arroyo o torrente todavía,
ni era el inmenso Mar. Tampoco estaba,
en el cristal oscuro que miraba,
para volar al cielo. No podía
ser perla de cristal en seno ileso;
fluir al mar, como hace alegre el río,
ni al suave viento alzar su leve peso.
Murió en aquel cristal su ser valdío
sin enviar al mar tan dulce beso,
pero a una rosa salpicó el rocío.
Alphonso CARBAJAL
Madrid, 9 de Noviembre de 2008
PUNTUALIZACIONES A UNA CANCIÓN DE SILVIO RODRÍGUEZ
TE AMARÉ
Te amaré,
te amo ya, aunque no quieras.
Te amaré, como ayer te amé ya.
Te amaré
por encima del mundo,
sobre mí, sobre ti y sobre el Mar.
Te amaré,
sin pausa ni final.
Te amaré,
te amare, aunque no pueda.
Te amaré,
sólo yo te amo,
no lo puedo ni quiero evitar...
Te amaré,
te amaré, aunque no deba
y, aunque muerto, no podré olvidar...
Te amaré,
te amaré desde el Cielo,
te amaré sobre el viento y el Mar.
Alfonso CARBAJAL
lunes, 8 de diciembre de 2008
BENDITA SEA SU SANTÍSIMA E INMACULADA CONCEPCIÓN
¡Inmensa como el Mar eres, María!,
que de tu manto azul, su manto toma;
la nieve, tu color; la flor, tu aroma.
De tu fulgor, el sol, la luz del día.
Si de mis horas eres alegría,
cuando a mi corazón la angustia asoma,
no me dejes si mi alma se desploma...
¡Guárdame entre tu pecho, Madre mía!
Si eres Madre, en regazo tan doliente,
del que siendo divino se hizo Hermano
y en tus brazos estuvo un día yacente,
pon tu mano también sobre mi mano;
tus labios maternales en mi frente,
que he de ver al Amor y... soy humano.
Alphonso CARBAJAL
Arriba, la Inmaculada (Murillo). Seguidamente, "Ave María" (Schubert). Luciano Pavarotti.
domingo, 7 de diciembre de 2008
PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR
Arriba, la Corona de Adviento, con la segunda vela encendida, sobre la imágen de Juan el Bautista, el Precursor, pintado por El Greco.
Seguidamente, "Ut queant laxis", Himno gregoriano a San Juan Bautista.
viernes, 5 de diciembre de 2008
jueves, 4 de diciembre de 2008
MORIR DE AMOR
Tantas noches sufriendo la agonía
que, el que por ti se muere, ya sin vida,
de tus serenos labios la bebida
quiere encontrar, cual nectar y ambrosía.
No mata el desamor... Sí, la apatía.
Sin tropezar, propicia la caída;
al caer de la tarde, urde la huída
como en el mar se hunde una almadía.
Yo, quiero más vivir que -agonizante-
morir sin ti, sin verme en tu mirada.
Prefiero aquí sufrir y, aun delirante,
tomar tu mano y verte enamorada,
si no de él, de otro aunque -distante-
perezca en ti el recuerdo en la alborada.
Alphonso CARBAJAL
A Alicia María Abatilli, en su constante y casi eterna agonía.
lunes, 1 de diciembre de 2008
domingo, 30 de noviembre de 2008
¡VEN, SEÑOR, NO TARDES...!
Por ello, a partir de hoy y durante cada una de las semanas siguientes, rendimos honor y culto a la "Corona de Adviento", pese a tener este símbolo su origen -como tantas otras costumbres cristianas- en una tradición pagana europea, consistente en prender velas durante el Invierno, para que el fuego del dios sol -ya ausente en esta época del año- regresara con su luz y calor, durante esta fría estación. Los primeros misioneros, aprovecharon esta tradición popular para evangelizar a las gentes. Pero, la Corona no es el único símbolo, sino que, en sí misma, concurren otros muchos: La forma circular, simboliza que el amor de Dios no tiene principio ni fin, como Él mismo. Las ramas verdes, representan al color de la esperanza y de la vida. La cuatro velas, quieren hacer pensar en la oscuridad provocada por el hombre, que nos ciega y aleja de la Verdad, mientras que las tinieblas se disipan con el encendido de cada vela -una cada uno de los cuatro Domingos- del mismo modo que se fueron iluminando los siglos y el universo, con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. El lazo rojo, por último, simboliza, tanto nuestro amor a Dios como el amor de Dios que nos envuelve.
En este momento, Señor, cuando el mundo entero padece tantos males corporales y materiales, el hambre, la enfermedad, la atrocidad de las guerras -tan sólo causadas por la voracidad de los humanos- y el crimen... Cuando los hombres, casi en masa, parecen haberse olvidado de Ti... ven no obstante de nuevo. Ven, Salvador del Mundo, porque tan sólo tu llegada puede corregir todos mis pasados errores; los que yo mismo he cometido, por mi soberbia o por mi vanidad, y que han podido ser en otros la causa de su ceguera o extravío; todo mi egoímo, todas mis flaquezas y falta de fortaleza, todas mis pasiones más oscuras y mi falta del verdadero amor. ¡Ven, ven, Señor... no tardes!. Te espero, te esperamos, porque sólo Tú puedes traer el consuelo a nuestra aflicción y al dolor de nuestro espíritu. Sólo Tú puedes ser el bálsamo, la dulzura, la comprensión, la presencia -íntima y amorosa- y la compañía, para quiénes se ven obligados a soportar la aspereza, la amargura, la intolerancia, la ausencia o la soledad. Te espero, Señor, en mí y, si por desgracia así fuera, especialmente en quiénes siendo tan próximos estén quizá tan alejados. O, tal vez, por extraña paradoja, en quién, aun en la lejanía más distante, vive cada día dentro de mí. ¡Ven, Señor, no tardes... te esperamos! ¡No tardes, Señor! Luis Madrigal.-
BIENVENIDA A ESPAÑA, CLAUDIA
Es cierto que yo no soy precisamente un genio en esto de los Blogs, y por ello he de confesar que si, a duras penas, he logrado construir el que tengo, ello ha sido tan sólo posible merced a la inestimable cooperación de una señora argentina, una gran dama, mi ya buena amiga Doña Claudia Doctorovich Moyne, que fuen quien, en primer lugar, me hizo saber la existencia de estos modernos artilugios informáticos y, después, me enseño "las primeras letras" para poder acceder a ellos y orientó mis primeros pasos. Claudia, es una gran mujer, que lo ha pasado muy mal, ha sufrido mucho cuidando amorosamente de su marido, quien padecía la enfermedad de Alzheimer, hasta su reciente fallecimiento. Y ahora, si no ha variado nada, ayer mismo, 29 de Noviembre, Claudia habrá volado desde su Argentina natal hasta España, para disfrutar de la compañía de uno de sus hijos y de su mujer, que viven en Barcelona. ¡Sí, ya sé que Barcelona -y Cataluña entera, si ustedes quieren- no son España!. Eso dicen algunos catalanes, aunque afortunadamente no todos. Están por completo equivocados, o torpe y perversamente engañados, por quienes en su día se empeñaron en falsificar la Historia, porque Cataluña, toda ella y Barcelona también, sí son España, una parte vital de ella, de "la cosa enorme" a la que aludió en su momento el Honorable President de la Generalitat de Catalunya, señor Jordi Pujol i Solei. Pero estas son cuestiones menores, que desde luego nada tienen que ver con la bella nación argentina, ni con Claudia, a la que yo, desde Madrid, Capital de España, quiero saludar emotivamenete. No pude hacerlo ayer en Barajas -parece estar claro que para ir a Barcleona, hay que pasar por Madrid- debido a los estrictos rigores de control que la plaga del terrorismo internacional ha impuesto a los que rigen la navegación aérea. Nada me hubiese importado acudir al Aeropuerto, aun a la 6 de la mañana, para recibir a Claudia y, asimismo, tener el placer de conocerla personalmente. Pero, insisto, desde aquí, le doy la más cordial bienvenida, pese a encontrarse ahora ya, supongo, en Rubí (Barcelona). Lo hago desde Madrid, con la autoridad y legalidad constitucional pertinentes, que para eso esta Villa y Corte es la Capital del Estado. ¡Bienvenida... a España, Claudia...! Espero que hayas encontrado a tus hijos en perfecto estado de salud espiritual y corporal. Eso, sí, no dejes de hacerle una "torta" a Renata, esa criatura tan dulce, que suele asomarse habitualmente a tu Blog. Por cierto, me ha causado una cierta tristeza contemplar desde anteayer cerrada, o desconectada, tu dirección de Skype, aunque tu gatita, que veo sobre la tapia y bajo el árbol, y los buenos amigos que ahora cuidan de tu casa, se encargarán de que todo vaya bien. Que lo pases muy bien en Barcelona. Es una gran Ciudad, no cabe ninguna duda. Yo, no soy "anticatalán", ni mucho menos, pese a ser español, o precisamente por eso. Por el contrario, soy barcelonista, o "culé", desde los 8 años, porque mi vecino en León -cuando yo era un niño- otro leonés que se llamaba César Rodriguez Álvarez, y jugaba en CF Barcelona, me dijo un verano, mientras me regalaba una camiseta del Barcelona, que yo tenía que ser barcelonista toda mi vida, cosa que prometí. Y, desde entonces no he faltado a mi promesa. Por ello, podría saludarte hoy, ya que estás en Barcelona, con el himno del "Barca" (siento que Blogger no disponga de virgulilla), pero voy a hacerlo con el Himno "nacional" de Cataluña, en la doble versión orquestal y coral y con la dirección del Maestro Antoni Ros Marvá, pese a que algunos catalanes, cuando cantan este bello himno, nos quieran cortar la cabeza con una hoz. A tí, no te harán nada, no te preocupes, pero si alguien te habla en catalán, respóndele en "porteño". Es más bonito, más musical, más suave y cariñoso... Un beso, Claudia. Espero que, si puedes leer mi salutación de bienvenida, no dejes de llamarme, si te es posible. Ya sabes mi teléfono.
Luis Madrigal
Este es el Himno. Ten cuidado con esos ¡bon cop de falc!
sábado, 29 de noviembre de 2008
viernes, 28 de noviembre de 2008
EL ORDEN
El orden, no es, tan sólo, la adecuada colocación o disposición de las cosas. Ya se sabe: Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. Esto, a lo sumo, no puede ser más que una descripción meramente instrumental, externa, epitelial, de la idea de orden. Y ello, por dos razones que creo radicales. En primer término, se refiere tan sólo a las cosas. Y las cosas, no existen, sino que únicamente “están ahí”. Es el “dasein” de Heidegger. Esta palabra alemana tuvo que ser inventada, porque en esa gran legua no existen, sin embargo, dos verbos, como en castellano, ser y estar, con lo cual el gran filósofo existencialista hubo de inventar su “dasein” (o “estar ahí”), que referido a las cosas equivale a afirmar que éstas no existen, porque existir es “estar en el tiempo para ser”. Y en este sentido, el único que existe es el hombre, el ser humano. La cosas, no pueden existir porque, aunque perduren millones y millones de años -con independencia de que puedan destruirse o transformarse, si hemos de dar crédito a Lavoisier, un vulgar químico francés del siglo XVIII- jamás podrán alterar su propia naturaleza de cosas, como un gato no puede dejar de ser gato, para ser perro o caballo, por muchos años que viva. Casi en el mismo sentido, tampoco existe Dios, sin que esta afirmación, que pudiese parecer excesivamente rotunda o radical, pueda contener la menor brizna de ateismo. Dios, ni existe ni puede existir, por que ya es, eternamente, y ni necesita ni puede albergarse en el tiempo, al igual que las cosas, que tampoco están en el tiempo, sino tan sólo “ahí”. Así, pues, sólo existe el hombre, el ser humano, por lo que, en consecuencia, el orden en las cosas, aunque necesario, no puede ser esencial. Y, en segundo lugar, aquella descripción, tampoco puede contener más que una sola -la del orden espacial- de las muy diversas dimensiones o sentidos de la idea de orden, la cual, en su unidad, pueden alcanzar hasta siete más. De tal manera que, al orden espacial, hay que añadir inmediatamente la idea del orden temporal, tan asociado a aquél. El orden temporal, consiste en realizar cada acción en el momento oportuno, para que pueda aportar la conveniencia o utilidad que se persigue. Y, así, es preciso considerar también el orden estático y su antípoda, el dinámico. El orden estático, o de composición, es aquel que dispone las cosas iguales y desiguales para dar a cada una de ellas la entidad y consideración que respectivamente merecen, porque es evidente que, ni las cosas ni las personas, son todas iguales, ni en consecuencia pueden ser ordenadas de la misma forma. Esta dimensión del orden se enuncia en el principio que San Agustín, en su “Civitate Dei”, formuló como “Parium dispariumque rerum sua cuique loca tribuens dispositio”. Su antípoda, el orden dinámico, llamado también teleológico o de finalidad, consiste en la adaptación y disposición de cada cosa a su propio fin. En efecto, no es posible escribir con una escoba ni barrer con una pluma estilográfica. Esto sería, verdadero des-orden, en el sentido apuntado. Y fue otro gran genio de
Parece ya ahora más claro que, el orden, no sólo es, o consiste, en aquella descripción inicial, (la “colocación” de las cosas, ya en cajones o armarios, ya en modernos archivadores para CD o DVD), ni tampoco en verse uno obligado a observar forzosamente una determinada conducta porque un “guardia de la porra” nos obligue a ello. El orden, como se habrá podido ver, con independencia de sus categorías específicas, en su concepción unitaria, resultante de la mezcla de todas ellas, es mucho más. Muchísimo más. Está impreso en el universo entero y en el alma humana. El orden, no necesita ser explicado, lo que requiere explicación es el des-orden, causado tan sólo por el libre albedrío humano. Así, pues, el orden preside todos los fenómenos naturales, las estaciones del año; el curso de los planetas, de sus órbitas o derivaciones periódicas, regulares o irregulares, más o menos exactas. Y está presente también en el cultivo, desarrollo y recolección de los frutos de la tierra. En consecuencia, el orden es el objeto de
No obstante, aparte la asquerosa pintada que hoy ensombrece esta entrada -todas las pintadas en las paredes son asquerosas, pero algunas mucho más que otras- no puedo resistir la tentación de aportar otras dos excelentes y repugnantes muestras de des-orden, en este caso de des-orden "musical". Aquí las tienen, las tenéis todos, seguidamente. ¡Que Dios les perdone!