Quizá esto fuera mucho pedir, o pedir algo imposible, porque aquella “revista” -generalmente “no vista” y menos aún leída por nadie que se encontrase en su sano juicio- estaba regida, dirigida, o más bien simplemente “figuroneada” por aquel personaje con ojos inyectados de urea, que sin duda no debió pasar de los estudios primarios, tan sólo merced a sus antiguos servicios, prestados a la causa de la revolución de los peores, a la que Don José Ortega y Gasset llamó rebelión de las masas, y pese a su más que presunto y apocalíptico analfabetismo. Y parece ser que actualmente dicho sujeto se ocupa del más alto asesoramiento. Que aún se mantenga este individuo, analfabeto en el “pesebre de oro”, como antes “figuroneó” en los títulos de crédito del panfleto de referencia, además de irritante, constituye el más absoluto descrédito, tan sólo comparable con el exabrupto de la continuidad, como “Director” de Personal, de aquel Maquinista que enseñaba los secretos propios de su arte a aquella mujerona de Cataluña, de eco vacuno, sonrisa bobalicona, bajo coeficiente mental y especial mala leche. Ella y sus dos adláteres principales, el pseudocatalán catalanizado, de vergonzante nombre, y el genuino, de arcados remos y nariz judía.
El Excmo. Sr. Conde de la Gomera -otro inútil integral, benficiado por el “Primer Error Aznar”, el de “pasar página”- desperdició la oportunidad de dar una patada en el trasero a los mamarrachos que infectaron la Entidad , la “Compañía”, como ellos gustaban decir reiteradamente, cuando a causa del citado Error se le otorgó la bicoca de presidirla. Y se perdió la ocasión de arrojar a algún esterclorero a la peor basura de toda índole y especie, intelectual y moral., porque el Señor Conde se limitó a hacer algo parecido, o lo mismo, puesto que tampoco él sabía hacer otra cosa, es decir, no sabía hacer nada. Igual que ellos. ¡Qué lástima…! Y qué bien les hubiese sentado una buena patada en el culo y... ¡a la puta calle!. La limpieza, ante todo. ¡Y ahora, habrán vuelto…! ¡Qué horror!. Luis Madrigal.-