SENTÍA SIN
SENTIR
Nunca vi, ni aun dormido, la mirada
que sin mirar veía en mi alma triste.
Ni oí lo que jamás tú me dijiste,
ni un soplo de calor mi noche helada.
Sentía sin sentir que no era nada
lo que, siempre sin mí, nunca perdiste
y fue nada por mí lo que quisiste
o dijiste querer, anonadada.
Sólo lluvia, sin nubes, veo en el cielo
y gaviotas sin mar, que nunca vuelan,
ni puedo nunca alzar mi propio vuelo
para cruzar tan hondo. Ni me esperan
tus rubias caracolas… Ni el consuelo
de las horas que fueron y no eran.
¡Ni nunca podré ver, azul, tu velo!
Luis Madrigal