I
SE HIZO LA LUNA LUZ
La luna se colgó
ayer de una rama.
Su plateada luz, toda
era calma,
armonía, quietud, paz
en el alma,
legado del amor, que
al fuego llama.
Encontraba el
azul, como la grama
halla en el verde
prado una hoja sola,
y en el verde trigal
una amapola
tiñe de rojo el
oro, que suspira
por ser pan y
calor… No con la ira,
que, en encrespado
mar, rompe la ola.
II
DESDE EL LARGO Y CÁLIDO VERANO
A
UNA LUNA DE INVIERNO
La noche iluminada no sabía
que la luna quería ver despierta,
de plata y de jazmín, de luz cubierta,
tu reja sin brillar, que no veía.
Bien sé que contemplar jamás podría,
en turbulento Mar, hallar la losa
cubierta por el hielo en la gran fosa
en turbulento Mar, hallar la losa
cubierta por el hielo en la gran fosa
bajo la cual yacía una sonrisa,
ni oler, con el impulso de la brisa,
en Invierno el perfume de una Rosa.
III
QUE LLEGUE MI CALOR AL DURO FRÍO
Luna que tiembla y llega a mi ventana
para dejar en ella su reflejo.
Luna de Julio, azul, brillante espejo
tan lejos en el cielo y tan cercana.
Desde esta orilla, en noche muy lejana,
de la luz que hoy alumbra al mundo viejo,
envía un rayo puro y tan parejo
que ilumine de amor tierra araucana.
Noche tras noche, entre el fervor suspiro
que, aun trémulo tu rayo, al Sur sombrío
pueda vestir de plata, en leve giro.
Que llegue mi calor al duro frío,
bajo el cielo que late, hecho un zafiro,
y sobre olas que teje el Mar bravío.
Luis Madrigal