martes, 19 de febrero de 2013

AUNQUE EL HIELO INUNDE EL RÍO




NO ME SORPRENDERÉ

Nunca podré despertertame
si no llego a estar dormido,
y del camino vivido
nada me sume en el sueño.
No soy lo que soy, es cierto,
sino lo que hago entre sombras,
cuando las luces se apagan
entre grietas de un barranco
y el “vero est ens”, pierde vida;
para ser melancolía
entre girones de niebla,
sin esperar la alegría
de fluir en verdes campos…
Ya el “verum quia factum” rompe
su corriente río arriba…
Mas nada inquieta a mi alma
el enigma del poniente,
si hasta una cumbre tan alta,
tus labios besan mi frente.



Luis Madrigal