miércoles, 17 de junio de 2009

TRISTEZA


TRISTEZA QUE NO CABE

No cabe ni en el alma, la tristeza,
que es la suma cabida del doliente
paso que se apaga...
No puedo con palabras, ni sin ellas,
aproximar un eco, ni un suspiro,
a aquella vela que ayer vi que lucía,
aún triste y soñolienta...
Su guiño inquieto, lucha y gime,
cual tintineo de campana muda
que tañe sin cesar y siente
la esperanza pasada, como mano
que se aferra a soporte en el vacío.
El sueño se despierta... Y la corriente
de un Río caudaloso, que no fue, se lleva su cadáver
marchito y macilento, hacia un futuro inerte.
El futuro, fue ayer... Hoy, es presente.



Luis Madrigal


La música, la pone Franz Schubert, con la inestimable cooperación de Mstislav Rostropovitch y Benjamin Britten, al interpretar el Adagio de la Sonata D821, para Cello y Piano