Gaudeamus Sanctorum omnium,
timete Dominum, venite ad me,
Iustorum animae, beati mundo corde.
I
CRISANTEMOS EN FLOR
Bajo el gris plateado de la losa,
hecha a golpes, de sílice o basalto
-sol en el cielo azul, nieve en lo alto-
lo que, en guerra vivió, en paz reposa.
Al besar sus corimbos luz hermosa,
el crisantemo en flor quiere, de un salto,
tomar del cielo el manto de cobalto
y volar, cual si fuera mariposa.
Lo que aquí ayer bajó, no está en el suelo,
ni en pared o cristal, que urna tamiza.
En su durable sueño, voló al cielo
y desde el cielo ve, sin luz plomiza,
la tierra en que vivió, con el consuelo
de ser tierra en el cielo... y no ceniza
timete Dominum, venite ad me,
Iustorum animae, beati mundo corde.
I
CRISANTEMOS EN FLOR
Bajo el gris plateado de la losa,
hecha a golpes, de sílice o basalto
-sol en el cielo azul, nieve en lo alto-
lo que, en guerra vivió, en paz reposa.
Al besar sus corimbos luz hermosa,
el crisantemo en flor quiere, de un salto,
tomar del cielo el manto de cobalto
y volar, cual si fuera mariposa.
Lo que aquí ayer bajó, no está en el suelo,
ni en pared o cristal, que urna tamiza.
En su durable sueño, voló al cielo
y desde el cielo ve, sin luz plomiza,
la tierra en que vivió, con el consuelo
de ser tierra en el cielo... y no ceniza
II
OMNIUM SANCTORUM
En la canonización del
Beato Josemaría Escrivá de Balaguer
Está erguido el ciprés... De un campanario,
con grave son, recuerda la campana
que, tras la noche oscura, una Mañana
-llena de luz- despierta en un osario.
De carne que vivió, un santuario
guarda puro la tierra y se engalana
de flores, cuyo aroma allí desgrana,
honda y lenta, la cuenta de un rosario.
Los santos, sólo son unos cristales,
tan limpios, que la Luz por ellos pasa
y, a su paso, los vientos celestiales
limpian el aire entero... En noche rasa,
saturada de estrellas, aún mortales,
vuelan al cielo, donde el Sol abrasa.
A todos los Santos anónimos y pobres, no canonizados
y, muy en especial, a la Madre Teresa de Calcuta
OMNIUM SANCTORUM
En la canonización del
Beato Josemaría Escrivá de Balaguer
Está erguido el ciprés... De un campanario,
con grave son, recuerda la campana
que, tras la noche oscura, una Mañana
-llena de luz- despierta en un osario.
De carne que vivió, un santuario
guarda puro la tierra y se engalana
de flores, cuyo aroma allí desgrana,
honda y lenta, la cuenta de un rosario.
Los santos, sólo son unos cristales,
tan limpios, que la Luz por ellos pasa
y, a su paso, los vientos celestiales
limpian el aire entero... En noche rasa,
saturada de estrellas, aún mortales,
vuelan al cielo, donde el Sol abrasa.
A todos los Santos anónimos y pobres, no canonizados
y, muy en especial, a la Madre Teresa de Calcuta
III
VOLVERÁ LA VIDA
Entre el ser y no ser, torpe y doliente,
se arrastra hoy el vivir, siempre en la duda,
sin hilo de la luz, sin voz ni ayuda,
ni impulso, ni calor de un pecho ardiente.
Sin hallar ni decir verdad consciente,
ni escucharla al pasar... Palabra muda
estalla alrededor... Estampa cruda
hace el dulce vivir morir viviente.
Ya la vida, murió... El polvo espera
encontrar en el polvo su camino,
como si muerte en vida sólo fuera.
La vida, fue... La muerte es el destino.
Mas, el morir, es hoy la vida entera
si, quien ayer murió, a la Vida vino.
VOLVERÁ LA VIDA
Entre el ser y no ser, torpe y doliente,
se arrastra hoy el vivir, siempre en la duda,
sin hilo de la luz, sin voz ni ayuda,
ni impulso, ni calor de un pecho ardiente.
Sin hallar ni decir verdad consciente,
ni escucharla al pasar... Palabra muda
estalla alrededor... Estampa cruda
hace el dulce vivir morir viviente.
Ya la vida, murió... El polvo espera
encontrar en el polvo su camino,
como si muerte en vida sólo fuera.
La vida, fue... La muerte es el destino.
Mas, el morir, es hoy la vida entera
si, quien ayer murió, a la Vida vino.
Madrid, 1 de Noviembre de cada año.
Festividad de Todos los Santos.
Luis Madrigal
Festividad de Todos los Santos.
Luis Madrigal