lunes, 18 de julio de 2011

ESA PESTE DE LA TELEVISIÓN





VENENOSO SOPLO DE INMUNDICIA



Busco sin encontrar… Encuentro sólo
lo que siempre me hiere y causa frío.
Seso sin luz, atroz… Agua sin río,
estancada en un pútrido alveolo.

Un deletéreo soplo ayer pudriolo,
buscando en mal camino su albedrío
y, de su humano ser, dejó vacío
cuanto es noble en el alma… Cual vitriolo

corrosivo, sediento de lo obsceno,
como clamor abyecto de inmundicia,
se arrastra entre su espuma, ya sin freno.

Alimenta y propaga la estulticia,
para, al rasgar el éter como un trueno,
del mal vivir ajeno dar noticia.




A las  Emisoras y Programas de Televisión
de mayor audiencia en España, según dicen.

A los propietarios o accionistas
de tales Emisoras, especialmente de un par de ellas,
que diseñan y propagan tales Programas, al exclusivo fin
de embrutecer y envilecer a las masas, para acumular ese estiércol de Satanás, que es el dinero, según dijo Giovanni Papini.

A las insulsas y estéticamente horribles mujeronas,
pese a comparecer tan semidesnudas como gordas y feas, que, en tales Programas, gritan desaforadamente e injurian a las personas, ausentes o presentes, alegando que ellas son “periodistas”.

A los muy diversos “kikos”, “princesas”, participantes en Programas o “concursos” realizados en exóticos parajes o escenarios.
A sus presentadores sodomitas,  tan “graciosos”
como faltos de talento.

Con mi total desprecio y una humilde petición:
Desapareced para siempre, asquerosos.

Y con, con mi pesar y lamento, a la Sociedad española: Levantaos sobre vuestra dignidad de personas. Apagad todos a una todos los televisores, para que
ningún rufián pueda escupir sobre vosotros
como si fueseis un basurero.

 
 
 
 
Luis Madrigal