jueves, 31 de diciembre de 2009

FELIZ AÑO NUEVO HASTA LA OTRA ORILLA





El tiempo, desde luego, no es esa distancia, o diferencia, entre un momento y otro, que determinan los relojes vulgares o, cuando esa diferencia resulta sumamente breve, esos otros artilugios, tan sofisticados, los cronómetros digitales, capaces de calcular una milésima de segundo, que es la unidad de medida del tiempo en el sistema internacional. En consecuencia, tampoco puede consistir en una ordenación de secuencias del movimiento físico ficticio de un astro respecto al ecuador celeste. Y mucho menos aún, cabe definir al tiempo en ninguna de las variadas y numerosísimas formas y dimensiones que dan cabida al concepto "tiempo"... Ni en Física, ni en Cosmología, ni en Gramática o Música, ni en la infinidad de locuciones verbales que, en el lenguaje común, utilizan o hacen referencia a la expresión "tiempo". Tengo la impresión de que nadie sabe qué es "el tiempo". Nadie lo sabe -quiza porque es imposible saberlo- con exactitud, no diré tampoco, "matemática", teniendo en cuenta que la Matemática, ni es una ciencia, ni mucho menos, como ilusoriamente se pretendió en algún momento, una ciencia exacta. Nada puede ser exacto, dentro de lo relativo, sino tan sólo de lo absoluto y, esto último -lo absoluto- no es admisible en una dimensión temporal, sino eterna, que es precisamente la ausencia del tiempo, aquello donde ya el tiempo no existe, ni puede tener cabida o significación alguna. ¿Será el tiempo lo mismo que el espacio? Tal vez sí, y ello es muy probable, como mínimo en la imaginación. Al menos, eso se ha dicho desde la Ciencia, tratando incluso de construir la unidad espacio-tiempo. El ejemplo últimamente más gráfico y significativo sería el que propone el Profesor Stephen Hawking ("Historia del tiempo", Duodécima edición, Crítica, Barcelona, 1990, Cap. 2, págs. 33 a 57), pero que no excluye tampoco la conclusión de que el tiempo sea un verdadero misterio, como tantos otros, vedado al entendimiento humano, según parece admitir Carl Sagan, el introductor de Hawking, y que en consecuencia no es posible aprehender ni, por tanto, comprender inteligentemente.

Por ello, sin perjuicio de admitir la necesidad material o funcional, para la organización del mundo, de la convivencia social cósmica -(¿cómo, si no, podrían celebrarse los excelsos conciertos de Mozart, Beethoven o Schubert, o los deleznables partidos de futbol?)- de "partir" , dividir y organizar el tiempo a base de relojes, de lo que resultará el segundo, o el "metro-segundo", y sucesivamente, en consecuencia, las horas, semanas, meses y años, además de los lustros y de los siglos. Pero, lo que en modo alguno debemos pensar es que, en virtud de ninguna de esas fracciones, podemos los humanos "dividir" el tiempo, aunque podamos contarlo formal y arbitrariamente, lo que carece de toda consecuencia significativa. Mucho menos todavía que esas formales y aparentes divisiones del tiempo, puedan conllevar a ninguna experiencia anímica, colindante, bien con la nostalgia (¡ah, aquellos tiempos que pasaron!) o con el pavor (¿estaremos en este pícaro mundo "el año que viene"?). ¡Qué terror a esas doce campanadas de media noche que "separan" un año de otro. ¿Por qué seremos tan ingénuos y nos complicaremos gratuitamente la vida?. Tampoco me parece a mí paradigmático, ni postura recomendable, aunque haya de ser respetuoso con el gusto de todo el mundo, el concurso en tal puntual momento de la botella de champagne, el "matasuegras", o el gorro de payaso, o de legionario, para "despedir" al año que se va y "recibir" al que llega. "¡Feliz salida y entrada de año...!", oía yo repetir insistentemente por las calles en los días de mi infancia. ¡Que estupidez!. Ahora, esa perfecta idiotez casi ya ni se oye. Pueden oírse otras parecidas... Es igual. Es inútil. El tiempo es indivisible, ininterrumpible, incontable, inmensurable e inseparable... Desde el principio, hasta el final del tiempo... Hasta cuando ya no haya tiempo.

El que ha transcurrido durante el año que hoy acaba, no me ha parecido a mí, dado todo cuanto ha sucedido, un año precisamente digno de recordar, tal vez no menos ni más que otros, pero en todo caso, plagado de multitud de falsedades y, por ello, de miserables mentiras, como casi siempre en perjuicio de quienes más sufren y padecen las dolorosas consecuencia de esto que llamamos "la Sociedad", que dice organizarse en "el Estado", pero que continúa sembrando a su paso, no ya el dolor y la insatisfacción, lo que sin duda es siempre propio de lo humano, sino tal vez las condiciones de vida menos justas, menos benéficas, más duras e inmisericordes con los humildes a los que cierta secta política -la de los peores, desde siempre- dice falsa y torpemente querer representar y defender. Me refiero a España, desde luego, pero sin que ello, en mi opinión haya dejado de tener repercusión fuera de ella. Por este triste motivo, como suele sucederme en en estos casos, la situacioón me ha inpsirado un soneto, naturalmente no podía ser otra cosa sino falso también, como el año, que quiero compartir con quiénes deseen o crean oportuno compartirlo:

UN FALSO SONETO PARA UN AÑO FALSO

AQUELLAS LUCES QUE NO BRILLARON

Corre frío Diciembre, y otro año
espera su partida, en tiempo omega.
El que se vá gimiendo, está ya muerto,
sin cabida en el tiempo. Es ya un recuerdo,

una falsa ilusión, entre difusas
sombras que se fugaron... ¡Que no vuelvan!
Volverán otras mañana... ¿Ya han venido?
¿Acaso ya aquí estaban? Quizá vendrán

las mismas que se fueron, con sus luces
que nunca ví brillar cuando brillaban.
Ya están aquí... Ya su misterio hondo

aflora con el agua, que del cielo
vierte su duro canto... Y a la espera
se encoge el alma y duda del misterio.


Pues bien, esto es así. Pero, eso no quiere decir que, en estos momentos, tan identicamente iguales en lo esencial a los presididos o señalados por todas las demás diezmilésimas de segundo, de todos y de cada año de la Humanidad, no debamos los humanos hacer un moderado alto en el camino y, desde lo más profundo y sincero de nuetro buen ser, desearnos recíproca y cordialmente esperanza y alegría. Yo, quiero hoy hacerlo desde este humilde Blog a todas cuantas personas conozco, ya sean amigos o enemigos, y se enteren o no de ello. Me basta con enterarme yo. Naturalmente, en primer lugar, a los más próximos en el espacio, que parece ser que también han de serlo en el tiempo, mis vecinos, de la Casa y el Barrio en el que vivo; a los de mi entrañable Ciudad natal de León; a los de toda esta Villa y Corte de Madrid, en otro "tiempo" (¿ven ustedes?) Capital de "las Españas", y hoy sólamente de esta España, cada vez más miserable y arruinada, merced a los que también me parecen miserables y torpes. Pero también a ellos, eso sí con el más sincero y firme deseo por mi parte de que se vayan pronto, para no volver jamás. Y de un modo también muy especial a todos los "españoles del otro lado del Mar", desde esta orilla a la otra. Feliz Año Nuevo, hermanos argentinos, bolivianos, brasileños, californianos, chilenos, colombianos, costaricenses, cubanos, dominicanos, ecuatorianos, filipinos y de la península de La Florida, guatemaltecos, guineanos ecuatoriales, hondureños, mejicanos, neo-mejicanos, nicaragüenses, panameños, paraguayos, peruanos, portorriqueños, portugueses, saharauis, salvadoreños, tejanos, uruguayos y venezolanos: Desde la Madre España, tan próxima en el espacio, en el tiempo, y sobre todo en el cariño verdadero, al Hermano Portugal, en el extremo Sur de la vieja Europa, recibid el abrazo estrecho de este humilde español.

Lo hago también extensivo, en mi condición de partícipe, aun insignificante, de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, con parte de África y de Filipinas, a todos los hombres y Naciones de buena voluntad, del Universo Mundo. A todos los humanos, os deseo fervientemente el Amor y la Paz. Y, en la ocasión, nada mejor que un brindis, el que imaginó el genio musical de Giuseppe Verdi. Luis Madrigal.-






miércoles, 30 de diciembre de 2009

¡CUANTAS NOCHES...!




Esta noche creí ver a la nieve, y era lluvia
lo que el cielo enviaba desde lo alto...
Juntos ya, se habrán fundido
en un abrazo fecundo
que hará de la tierra un cáliz
en el que germinará la semilla,
cuando el arado haya hundido hasta el fondo
el acero de su mirada
para expandir la llanura al horizonte.
Después, un tímido verdor
tamizará los surcos, abiertos de par en par,
y comenzarán a alzarse con pudor
las jóvenes espigas, con la promesa del grano
y la esperanza del pan, para los cuerpos frágiles
y del amor para las almas que sufren...
Pero... ¡Dios mío...! ¡Cuantas noches heladas
y tristes amaneceres nos acechan
hasta que, en la Noche de San Juan,
brillen miles de hogueras
y el fuego de Julio caiga como el rayo
sobre la mies morena...!


Luis Madrigal






EL ABETO



En un abeto, entre sus ramas, lucen
diminutos suspiros que enardecen.
Bajan y suben a su copa... Llegan
a marchitarse y... otra vez florecen.
Nieva en el monte. En la ciudad parece
que el frío ha detenido su andadura
para templar alientos... La cordura
-que es bien del corazón- camina y siente
los senderos que, duros, se hacen llanos.
El infernal aullido de la fiera,
no atruena hoy la armonía... En su descanso
cesa el hostil acoso y bien quisiera
que su cruenta garra se volviera
del color de un Cordero, blanco y manso.


Luis Madrigal





martes, 29 de diciembre de 2009

ESPERANZADO CANTO DE INVIERNO


Volverá a cantar la Primavera
y las sombras del camino serán luces,
cuando el sol ilumine las oscuras
fosas de hielo y sangre muerta,
que ha de ser inyectada en nuevas venas...

Volverán otra vez las golondrinas,
cuando el Verano anuncie su llegada
y los aleros muestren sus nervios desnudos
para engarzar los nidos...

Volverán a cantar los jilgueros
de polícromo encanto y saldrán, de su sepulcro invernal,
los rosales, donde cada yema se prepara,
como una novia, para el nupcial enlace,
del que habrá de nacer una nueva rosa...

Volverá la hiedra, con nuevo vigor,
a escalar los muros blanquecinos,
hasta alcanzar el alfeizar de mi ventana,
y los rosales serán otra vez un laberinto
luminoso, en el que las mariposas
jugarán al escondite,
envolviendo su nervioso y zigzagueante volar,
entre los pétalos risueños y alegres...

Y otra vez, aquella estela blanca
que traza una línea recta en el cielo más azul,
volverá a disolverse, expandiéndose en armónicas
y enigmáticas figuras,
para sorpresa de las águilas,
que querrán nuevamente despejar la incógnita,
volando aún más alto,
por si es posible alcanzar
los clamores del misterio
y los arcanos del universo.


Luis Madrigal




lunes, 28 de diciembre de 2009

¡POBRES HOJAS...!




HOJAS CAÍDAS

¡Pobres hojas, caídas de su vuelo,
que fueron verdes cuando el sol brillaba...!
Ahora, su vieja sangre se ha hecho suelo
al que la recia copa ayer velaba,

cuando la luna, con amor, temblaba,
guiñando su reflejo desde el cielo,
y el sol del día, duro, lo abrasaba,
sirviendo a los humanos de consuelo.

Ya no saben los pasos del camino
que esas hojas, hoy muertas, son aquéllas
que cobijaron antes su destino.

Perdieron su esplendor... Ya no son ellas,
pero, aun mohosas o sin tallo fino,
aquellas hojas siguen siendo bellas.


Luis Madrigal


A las hojas muertas de mi camino,
a las que, con amor, evito pisar






domingo, 27 de diciembre de 2009

NAVIDAD HISPANO-AMERICANA (II)






ALZAN AL CIELO SUS CUMBRES

¡Belén, Belén...!

Los Pastores suenan flautas,
tamboriles y tambores.
¡Cantan al Rey de los cielos,
que ha nacido entre las flores...!

Entre las flores de Invierno
o Verano, en la austral tierra.
Que una rosa se ha perdido
del jardín, entre la nieve...
Era una rosa traviesa...
la han encontrado en el Sur
allende el Mar... En la Sierra
de la Pampa cordobesa...

Norte y Sur, a un y otro lado
del inmenso Mar -que hoy suspira, no brama-
han unido sus orillas...
Los Andes, los Pirineos,
la Cordillera Cantábrica,
el Aneto, el Mulhacén,
el Huasi y el Aconcagua.

Todos, al cielo sus cumbres
alzan unidos y gritan,
todos con la misma Voz:
¡Paz en la Tierra a los hombres
y en las Alturas a Dios!


Luis Madrigal





viernes, 25 de diciembre de 2009

¡FELIZ NAVIDAD!


UNOS PASTORES
LLEGARON ANTES QUE LAS ESTRELLAS

En las aves, cesó al instante el vuelo
y el pavoroso llanto en los mortales;
se acabaron al fin todos los males
cuando una Noche el Sol nació en el suelo.

Fue una Noche de paz y de consuelo
que allanó los más duros pedregales;
radiante, iluminó los arenales
y a la Aurora vistió de claro velo.

Inquietas, las estrellas caminaban,
una a una, siguiendo el haz de aquella
varada sobre el lecho que buscaban.

Y supieron por fin que, Otra más bella,
reposaba entre pajas, y adoraban
unos pastores presurosos de Ella.


Luis Madrigal









jueves, 24 de diciembre de 2009

NAVIDAD HISPANO-AMERICANA (I)


Sin duda -más que quizá- debería decir Navidad "iberoamericana", porque también el Hermano Portugal llevó sus carabelas a luchar por el mismo ideal y a contribuir a la misma causa. Pero, aunque puedo entender, y hasta hablar un poçao, o un "poquinho", la noble lengua de Luis de Camoens, lamentablemente no dispongo de ningún Villancico en lengua portuguesa, ni por lo tanto brasileña, en lo que pretende ser un sentido homeje a todos los hermanos de América, desde Méjico, incluso también algunas zonas de los EE.UU. (California, Tejas, Nuevo Méjico, Florida) hasta el Cabo de Hornos, el cabo más austral del archipiélago de Tierra de Fuego, en el sur de Chile, considerado tradicionalmente como el punto más meridional de América, aunque en realidad éste corresponde al islote Águila, en el archipiélago de las Islas Diego Ramirez, que es el más austral de los tres grandes cabos de la zona meridional del planeta. El Villancico, es la manifestación popular por excelencia y la más sentida en orden al Acontecimiento más indescifrable de cuantos la Humanidad ha experimentado -más aún que el Descubrimiento de América, del Nuevo Mundo- el de que Dios, ese principio sin causa, inmutable y eterno, adopte la naturaleza de hombre, se humanice, para divinizar para siempre al hombre. Eso, ciertamente, no se puede entender ni comprender, pero sí se puede sentir, sin que, quienes no lo sientan (lo cual es muy respetable) puedan aducir razones más convincentes para no sentirlo, puesto que tal cuestión no puede ser objeto del racicinio humano. Sólo la Fe, la fuerza del Espíritu, que la dicta y la inspira, puede hacernos "creer", aunque nunca demostrar nada. Sólamente hay una clase de ateos, y esta es la de quienes quieren serlo. Del mismo modo, algunos queremos creer en Jesús de Nazaret, el Cristo, el enviado del Padre eterno, que hoy es un Niño, inocente y tierno, recostado en un pesebre. Hermanos iberoamericanos (nada de "latinos", eso es cosa de Francia), e incluso hermanos latinos también, hijos todos de la Madre Roma, y hermanos todos, cuantos en el mundo perteneceis a la especie humana: Alegraos, porque Dios ha nacido, lo que quiere decir que se ha hecho Hombre, como nosostros. La Navidad es de todos y para todos, pero, para algunos, para quienes cantamos los mismos Villancicos en la Noche Buena, en la misma lengua o en otra hermana, en torno a la mesa familiar, llena de verdadero amor, es más, mucho más. ¡Feliz Navidad, españoles e ibéricos todos, los de la Península, donde las Columnas de Hércules vieron un día poner fin a la leyenda del "finis terrae" y los del otro lado del inmenso Mar! ¡Alegraos y regocijaos, porque, hoy, en Belén de Judá, nos ha nacido el Salvador del mundo. Luis Madrigal.-


I. VILLANCICOS ESPAÑOLES:














Estos son nuestros Villancicos, pero, para que nadie pueda quejarse, en ninguna latitud del orbe cristiano, ni a ún en Francia, debemos celebrar el gran Villancico universal para todos los que creen en Jesús:






II.- MISA CRIOLLA:








En recuerdo y gratitud a los Misioneros españoles de todos los tiempos (Franciscanos, Dominicos, Jesuitas y otras muchas Congregaciones), que llevaron la Fe de España en Cristo Jesús, al Nuevo Mundo.

¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!

miércoles, 23 de diciembre de 2009

UN SONETO DE DOLOR... Y DE ESPERANZA



VOLVERÁS A ENCONTRARLE

Ahora que el corazón se halla entre el hielo
y, sin el Sol, es triste tu mirada;
ahora que tu alma, presa de la helada,
no acierta a suspirar, de desconsuelo...

Tan sólo es un alivio ver el cielo,
pese a que, gris, secuestre la mirada;
templar el alma, ayer enamorada
del fulgor que se fue... Alzar el velo

que no permite ver el Horizonte,
eterno e infinito, del reencuentro
en un Valle florido, tras el monte

del dolor y la angustia, que hoy es centro
del ser tan dolorido... ¡Sobreponte,
que el que se fue, no es fuera...! ¡Está muy dentro!


Luis Madrigal


A mi querida y desconocida amiga Marga Fuentes, que en el día de ayer, 22 de Diciembre, sufrió la amargura de perder a su buen padre. En nombre de quien, desde tan lejos, tanto la quiere, y también en el mío propio. Con todo nuestro cariño, te ofrecemos, querida Marga (y a quién mejor que a ti), esta maravilla del "Canticorum Jubilo", pieza músical del genio de George Friedrich Händel, clásica en el mundo académico universitario, pero que también puede ser símbolo de nuestra esperanza en la Felicidad eterna.








martes, 22 de diciembre de 2009

ESCARABUJO NEVADO

Un escarabujo no es, ni mucho menos, una excrecencia vegetal, de las que pueden tirarse a la basura sin el meor miramiento. El escaramujo, también conocido como gavanzo, es el fruto pomáceo de la rosa, es decir, de todo rosa, pero muy en particular del rosal silvestre, o especie "canina", una de las tres de las que pueden proceder todos los rosales. En crudo, cuando ya todos los pétalos de la rosa -esa flor espiritualmente tan bella- han muerto, el escaramujo, al que estuvieron insertos, es comestible, y constituye una excelente fuente de Vitamina C, tan necesaria y saludable para la vista y para la piel. También es fuente de mermeladas y confituras y un ingrediente fundamental en las tisanas. Todo ello, sumamente útil para la salud. Sin embargo, casi nadie, según creo, considera su entidad como algo tan sumamente útil y son frecuentes las podas de rosales, bajo el pretexto de debilitar la generación de nuevas rosas, en las que se los desprecia, para pasar a ser un componente más del fertilizante "compost", en una especie de basurero del jardín. La nieve sin embargo, es mucho más sabia, por lo que puede apreciarse, y cuando cae sobre la tierra, quiere tener en cuenta y consideración que los escaramujos aún no han terminado su razón vital de existir y, por ello, en la imagen de arriba, podemos ver como un copo de nieve acaricia y besa la piel de ese rojo escaramujo, a diferencia de lo que, por desgracia, suele suceder en la vida con los hombres, cuando han perdido ya para siempre los hermosos pétalos que embellecieron su juventud. Sin duda, la nieve es mucho más sabia y amorosa que los hombres. Luis Madrigal.-



domingo, 20 de diciembre de 2009

UN SONETO EN HONOR DE LA NIEVE




La copiosa nevada caída recientemente sobre León, a la que me refería en la entrada de ayer, en contraposición al frío de Madrid, sin que por ello hubiese caído aquí un solo copo, y algunas cosas más, conmovieron mis cimientos y raíces más hondas, porque la presencia de la nieve, y mucho más en aquel entrañable lugar, siempre me devuelve a los días de la infancia. Por último, al fin esta última noche ha nevado también sobre Madrid. Sin duda, por ello, cuando me acostaba, no pude resistir la tentación de escribir un Soneto en honor de aquella lejana nieve, y también de esta última tan reciente y próxima en el tiempo y en el espacio, aunque, sobre todo, recordando los tiempos que ya nunca han de volver.


CUANDO ERA UN NIÑO

Caía sin cesar, blanca, la nieve
y, junto al fuego, yo la contemplaba.
Nunca sabré a cuál de ellos miraba,
mas esa imagen es la que me mueve.

Después, ninguna herida fue tan leve
cuando el tiempo corría y no nevaba,
cuando, apagado el fuego, no brillaba
y ya sobre mi alma sólo llueve

el dolor de los años, que volaron...
El fuego se apagó y en mí no nieva,
aquellos tiernos copos ya se helaron;

cesó el arado, se quebró la esteva
y, a su pesar, los ojos que miraron
prefieren ver la nieve y... que no llueva.


Luis Madrigal




sábado, 19 de diciembre de 2009

FUERTE NEVADA EN MI CIUDAD NATAL





Mientras aquí, en Madrid, hace un frío que pela, pero apenas hace unos días pudimos observar una tímida nevada, que se arrenpintió antes de caer al suelo, me llega la noticia y las imágenes de una verdaderamente copiosa sobre León, que me lleva hacia mi ya lejana infancia y primera juventud, cuando colgaban de los aleros de las casas, unos enormes carámbanos, que los chicos de la época llamábamos "pirulís de la Habana", por su forma similar a la de aquellos coloristas dulces de caramelo, enfundados en oblea, en forma de cono alargado... Incluso, a veces, los chupábamos imaginando contendrían la misma dulzura, porque la pureza del agua convertida en hielo permitía eso y mucho más. En Madrid, nieva bastante menos, y menos aún en esta época de cambios atmosféricos, excepto el año pasado en el que el cielo nos obsequió con tres abundantes nevadas, sobre todo la primera de ellas, gracias a las cuales pudimos tener agua en abundancia durante todo el último verano. Esperemos que pronto pueda nevar también en Madrid, porque la nieve, además de parecerse mucho al algodón, no puede servir de otra cosa, a la corta y a la larga, sino de abundancia de bienes materiales e íntima satisfacción del espíritu. Sobre todo ahora, cuando está muy cerca la Navidad ¡Navidades Blancas...! ¡Oh, Blanca Navidad...! Luis Madrigal.-

Arriba, algunas fotografías de la Ciudad de León, durante la nevada del pasado día 16 de Diciembre






jueves, 17 de diciembre de 2009

EN ÁRIDO DESIERTO



Si ya ni una palabra
en soledad escucho;
si ya de tu suspiro
ni un "¡ay!" llega a mi oído...
Si de mis muchos males,
tu bien nunca recibo...
ya todo ha terminado.
En mí, ya sólo vivo
y muero sin que muera;
sin respirar, respiro...
Camino entre la sombra,
sin luz y sin camino;
sin agua que, a mis labios,
de alguna fuente viva,
pueda llegar y, fresca,
calme la sed... Mas, sigo
en árido desierto,
sin norte y sin destino.


Luis Madrigal





miércoles, 16 de diciembre de 2009

AQUEL LAGO TAN AZUL



¡Ay, Lago de aguas mansas, tus riberas
se habrán cubierto de casitas claras
en las que el sol se mira, y resplandece
hasta su rayo hallar -serena-
meciéndose una barca!

¡Ay, ondas de cristal, orillas verdes,
cielos azules, con unas nubes blancas,
ya no puedo teneros, no os veo,
que nadie os acerca hasta mi casa!

¡Ay, aire azul, pronto colmado de estío,
bajo un cielo cobalto, tachonado
de estrellas fulgurantes en la noche,
cuando la tarde cae
y una ilusión levanta!

Ya nunca volveré, ni en la distancia,
a gozar del encanto que gozaba...

Ya nunca más sabré qué ha sido de vosotros,
ni si seguís allí...

Si nadie os mira ya...
¡quién os mirara!


Luis Madrigal




martes, 15 de diciembre de 2009

¿QUÉ HARÉ SIN TU RECUERDO?



¿Qué haré si pierdo tu recuerdo
y... hasta tu nombre y, sin saberte,
te fundes con la niebla?
¿Donde iré entonces si ya, ni tu memoria,
puedo tener, en el afán dormido
de mi sueño despierto y palpitante?
¿Tenías nombre...? Sí... Apenas
si puedo retenerlo... Sólo evoco
aquel dulce mumullo de tu eco celeste
que, como canto matutino,
buscaba la hora en la que el sol
ilumina todas las sombras
y tiñe de oro la más verde esperanza...
Si ya ni te recuerdo, ¿qué haré entonces?

Luis Madrigal





sábado, 12 de diciembre de 2009

OTRO SONETO A LA LUZ DE LA LUNA



NO PUEDO VIVIR DE NADA

No puede el sentimiento cobrar vida
si la vida no se hace sentimiento;
ni es posible que el grito o el lamento
rasguen el aire antes de la herida.

Ni una llegada antes que una partida,
ni una torre espigada sin cimiento,
ni hoja que murió tendida al viento,
ni el llanto sin el alma dolorida.

Nada fue, y sólo es nada lo que tengo.
Y, sin nada tener, soy un suspiro
perdido en la distancia. Un voy que vengo

de la nada que soy, y a la que miro
mientras el tiempo corre y se hace luengo.
Y, sin sueño, ni luz, sólo deliro.


Luis Madrigal



viernes, 11 de diciembre de 2009

¡OH, LA POESÍA...!


NUNCA...

Si nunca podré verte, ya mi suerte
está escrita en el agua, o en la arena
de una playa lejana. O en el aire.
Tal vez, vive en una botella naúfraga
que sucumbió en el Mar.

Si nunca oiré tu canto, mis oídos
han muerto, y el silencio se ha hecho eco del trueno
cuando el rayo ilumina mi noche oscura.
Quizá arrulla en la noche de estío
mi letargo invernal, bajo la nieve.

Si nunca te miraré a los ojos,
¿para qué ver?, pese a que los míos
pugnen con la luz, para apresar el color
y alimentar mi memoria, mientras tu cuello de cisne
se eleva sobre las más altas montañas.

Si nunca he de tomar tu mano,
al arrullo de las olas,
nunca podré volar y, en vez de elevarme hasta el cielo,
vagaré errante por los caminos polvorientos,
que herirán mis pies y harán sangrar mi alma.

Luis Madrigal





OTRA VEZ LA LUNA


Cuando no tengo ganas de escribir, o no tengo que decir nada que no se haya dicho ya, prefiero escuchar una música. Y ninguna tan dulce como la que ya tantas veces he oído, imaginando mientras la esucho que la Luna, ese misterioso cuerpo celeste que se desgajó de la Tierra, sin duda al encontar en ella tantas miserias, se halla en ese momento plenamente iluminada sobre mi cabeza, o más bien entre alguna nube de gasa o de algodón. Entonces, mientras escucho, pienso... Y, mientras pienso, no puedo encontrar otra explicación posible a la vida sino la del amor. Porque, fuera de él, nada tiene sentido. Luis Madrigal.-



martes, 8 de diciembre de 2009

¡QUÉ ALEGRE LA MAÑANA...!


No hacen falta muchas palabras. La mañana es alegre y feliz, porque -aunque sea un misterio incomprensible para la mente humana- ya desde el principio del tiempo, el autor del tiempo, que es el principio y el fin de todo cuanto ha sido creado (con evolución o sin ella, pero parece ser que con ella, no hay problema), quiso hacerse parte de lo creado en lo que se refire a esa creatura que llamamos el hombre. Y para ello, tenía que albergarse y surgir a la vida, a la misma vida humana, de una Mujer de nuestra propia naturaleza y especie, de nuestra propia raza. Y, por ello, dijo San Agustín aquello de que, de todos las casas que Dios ha fabricado, la más grande, la más pura, inmaculada, era María de Nazaret, nuestra Madre del Cielo, porque así nos fué generosamente otorgada. El que iba a nacer, para humanizarse y para divinizar al hombre, eligió desde el principio del tiempo su más grande y pura morada. Pero también hubo de ser aceptada, por aquella Mujer: "Aquí, está la esclava del Señor; hágase en mí lo que tú has dicho".Y por eso, hoy, la mañana es tan alegre y feliz. Lo es para nosotros, para quienes nos explicamos así el misterio. A nosotros, los cristianos, así nos vale. No, ciertamente, para todos los hombres, para quienes tengan y tienen otras explicaciones, que son las que les valen a ellos. Pero, todas ellas conducen al mismo principio sin causa, sin cuyo ser realisimum, el que buscaban los filósofos presocráticos, no podría tener explicación esto que llamamos el mundo y la existencia. ¿Acaso no sería absurdo?. Feliz mañana, feliz día. Luis Madrigal.-


Arriba "Inmaculada", del pintor español Bartolomé Esteban Murillo. Aquí abajo, el inmortal "Ave María", de Chubert, cantado por Luciano Pavarotti



lunes, 7 de diciembre de 2009

viernes, 4 de diciembre de 2009

UN SONETO MIRANDO AL CIELO


ANTE EL CIELO GRIS

No me olvido de ti... Cuento tus horas
tan largas como cortas son las mías.
Te conservo en el aire, y en las frías
mañanas de mi exilio, tú en mí moras.

De la luz y el calor que ahora atesoras
guárdame el fuego azul que ayer sentías,
que cambie por dolores alegrías
y el beso de las flores que enamoras.

Yo no podré sus pétalos de seda
ver, al brillar, ni ya sentir su aroma.
Sólo, en mi triste sueño, una alameda,

de hojas ocres y mustias, siempre asoma
tras la ventana en que mi ser se queda
mirando al cielo gris, bajo una loma.

Madrid, 4 de Diciembre de 2009


Luis Madrigal







jueves, 3 de diciembre de 2009

UN POEMA DE OTOÑO INVERNAL


NO ES POSIBLE...

No es posible en Invierno al Arco Iris
ver tras la lluvia en el cielo.
Sus colores se guardan al estío,
como la nieve, que es fruto del hielo,
allá en las lejanas alturas,
teje el manto que cubrirá a la tierra.
Ni es el bosque quién dá su vida al árbol,
que abre sus brazos y los une a sus hermanos,
para envolver la fronda y ocultar el sol.
Son los árboles quiénes dibujan y pintan
al bosque del verdor de sus ramas y brotes,
que en la maraña inmensa
del horizonte infinito
tocan las nubes y provocan su llanto.

Madrid, 1 de Diciembre de 2009


Luis Madrigal



Arriba, en la imagen, "El Pinar en Noviembre" (Las Navas del Marqués, Ávila)




miércoles, 2 de diciembre de 2009

LA "MODERACIÓN DE COMENTARIOS"


Estaba yo un poco harto ya de este mecanismo, que, en mi modesta opinión, para nada sirve. Y menos a mí, que casi nunca he dejado de publicar -excepto en alguna ocasión, la impertinencia de algún "chis-garabís"- cuantos comentarios , pocos, desde luego, han tendido a bien formular cuantas personas han querido hacerlo. Pero algunas de ellas, las cercanas, han venido diciéndome, cuando me ven por la calle, que tal mecanismo se les hace sumamente complicado y molesto. De modo tal, que, a la vista de ello y tras intentarlo varias veces, han desistido de su intención. Bien, a mi no me importa nada, pero absolutamente nada, lo que cada cual quiera decir. Allá él, o ella. Desde luego si alguien trata de meterse conmigo, y considerase yo que lo hace sin motivo alguno, puedo defenderme de ello también perfectamente, y hasta "aplastarlo" como a una cucaracha. Por otra parte, las posibles groserías, procacidades o manifestaciones obscenas, siempre pueden ser suprimidas, debido a otro de los mecanismos, perfectamente representado en el orden gráfico por un cubo de la basura. Y ahí terminará cualquier posible impertinencia de este caracter. En consecuencia con todo ello, he dedicido suprimir, inhabilitar, la llamada "moderasción de comentarios". Se lo digo a quienes se "disculpan" conmigo por el hecho de encontrar tantas dificultades como me dicen. Eso sí, quede bien claro que maldita la falta que me hace comentario alguno. Yo, escribio lo que escribo porque quiero y, fundamentalmente, lo hago para leerlo después yo mismo. Raro que es uno. Un cordial saludo a todos mis escasos lectores, muy en especial a ese genio de la Informática, mi buen amigo Carlos Garrido Novoa, que ha prometido multiplicar por varios miles el número de mis lectores, en virtud de no se que artilugios. Pero, eso también, querido Carlos, de pagar, nada, ni un céntimo de euro (€ = +-$). En cierta ocasión conocí a un pobre hombre al que llegué e oír decir que "pagaría por ser Jefe". Verdaderamente, hay gente idiota. Pues algo así me parece a mí pagar a esas Empresas tan "imaginativas" para que los demás lean lo que uno escribe para uno mismo, o para pasar el rato jugando a esto de los Blog. Porque, para leer, lo que se dice para leer, nada como los libros. He dicho. Luis Madrigal.-





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martes, 1 de diciembre de 2009

UNA DÉCIMA DE GERARDO DIEGO


Mi nueva y reciente amiga, y corresponsal de Blog, "Capuchino de Silos", cuyo nombre real y Ciudad en la que vive he conseguido saber por ella misma, publicaba en su delicioso Blog ("Capuchino" es Licenciada en Bellas Artes y musicóloga, o música, enamorada de Brahms, ademas de poetisa y pintora), un poema de Gerardo Diego, que yo quise comentar, y lo hice, entre otras cosas, enviándole a ella la famosisima Décima, titulada "Piedad", del mismo Gerardo Diego, por si no la conocía o no la tenía a mano. Y he aquí, que por causa de esos diablillos informáticos, que tanto incomodan, me dice que ha desaparecido el poema de su Blog. No voy a revelar los datos que conozco de "Capuchino de Silos" (¡que pseudónimo más bonito, verdad!) puesto que no tengo el menor derecho a ello. Tanpoco diré la maravillosa Ciudad española en la que tiene, muy en general, la suerte de residir, aunque haya de pagar en estos momentos un heróico precio por ello, pero sí, en su honor, y para general conocimiento de los amantes de la poesía, sobre todo de la Poesía sacra, reproduzco aquí nuevamente ese maravilloso poema:

PIEDAD

He aquí helados, cristalinos
sobre el virginal regazo
muertos ya para el abrazo
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
¡Qué soledad sin colores!
¡Oh, Madre mía, no llores!
¡Cómo lloraba María!
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.


Gerardo Diego


Podría publicar en la cabecera de esta entrada infinidad de imágenes de la Virgen Dolorosa, pero he querido elegir, una vez más, a mi Virgen, a la de todos los leoneses, Nuestra Señora del Camino, patrona del Viejo Reino de León y de la Bimilenaria Imperial Ciudad que fue y es su Capital. También es una Dolorosa, de autor y época totalmente desconocidos.



lunes, 30 de noviembre de 2009

POR FIN, EL FRÍO


La verdad es que aquí, en Madrid, pero también muy en general en toda España, hemos tenido la suerte (o la desgracia) de atravesar los meses de Octubre y Noviembre, que dentro de unos minutos va a concluir, en medio de un clima, no ya otoñal sino veraniego. Los atuendos de manga corta, los días soleados y hasta calurosos, han sido habituales hasta ayer Domingo, 29 de Noviembre, precisamente el día en que se cumplían 585 años de la muerte de Pedro Martínez de Luna, Benedicto XIII de Avignon, quien a mi humilde juicio fue verdadero Papa de la Iglesia de Dios, pese a serlo de Avignon y pese a ser depuesto por el Concilio de Constanza, en 1417. Cada 29 de Noviembre es para mí recordatorio fijo, por ser el del nacimiento de mi padre, pero también el de la muerte de aquel gran hombre, tan injustamente tratado, cuya figura he tenido siempre como la más representativa de los grandes perdedores, tal vez por serlo yo mismo, aunque no grande, sino simplemente, en lo que a mí se refiere, un pequeño perdedor. El caso es que, quién sabe si tal vez por aquella injusta destitución de Constanza, cayó ayer el tremendo aguacero, con fuerte descenso de las temperaturas, que obligó a descolgar con urgencia de los armarios abrigos y gabardinas, además de los paraguas. Y así, con frío, se inció el día de hoy, último de Noviembre, festividad de San Andrés, el hermano de Pedro, que tampoco fue Papa, por ser el hermano menor e irse a predicar al Evangelio a Grecia, en lugar de hacerlo en Roma. Menudo argumento, proporcionó Andrés a los ortodoxos griegos, reforzado posteriormente por Focio y Miguel Celulario. Bien, el caso es que parecen haberse ido ya hasta otro año los apacibles días de Noviembre, en los que yo mismo, escribí este ya tardío pero entonces justificado Soneto, que el viento frío de hoy me hace añorar:

UN CÁLIDO NOVIEMBRE

Se acomoda el Otoño, placentero,
en su cobijo cálido y sonriente.
No quiere que el Invierno, tan hiriente,
rasgue la piel, como si fuera Enero.

De la nieve y la lluvia mensajero,
quiere rendir tributo al sol ardiente
como si fuera Julio, y deja ausente
el hielo de la cumbre... Tan ligero

hace correr las horas, que en Verano
discurren lentas y su luz prodigan.
Unas y otras, cogidas de la mano,

volverán a brillar, cuando persigan,
día tras día, un nuevo meridiano
que haga salir el sol y al sol bendigan.



Luis Madrigal



En memoria de los Otoños madrileños, llenos de luz y de sol, me complace ofrecer una canción que yo solía oír
de niño a mi hermana, en León, y que remueve ahora mis recuerdos. Perdonen, perdonad todos, amigos, que me remonte a 1800, en pleno reinado de Don Alfonso XII, el Pacificador, a Don Julián Gayarre, el gran tenor navarro y, sobre todo, a la luz de gas, pero es que, a veces, la historia se repite, en todo tiempo y en todos los lugares.



domingo, 29 de noviembre de 2009

Y UN SONETO MIRANDO AL MAR



TRAS HABERTE BUSCADO

He ido hasta el Mar y he visto su extrañeza...
Como en mi alma, brilla algún reflejo,
mas el azul de su gigante espejo
es ahora gris, colmado de tristeza.

Junto a sus mansas olas, la certeza,
de que mi ser caduco se ha hecho viejo,
he sentido sin ti... Y tu consejo
de convertir en fuerza mi flaqueza.

¿Es este Mar el mismo que soñabas
cruzar un día, desde el otro, hermano?
¿Es la playa de arena que esperabas

para pisar, cogida de mi mano
y reavivar el sueño que anhelabas...?
¡Ese sueño, murió aquel verano...!



Luis Madrigal



sábado, 28 de noviembre de 2009

TRES CUARTETOS INFORMALES A UNA SÓLA GOLONDRINA



I


Golondrina que vienes,
dile al Verano
que no se vaya pronto
y vuelva temprano.


II

Golondrina que vas,
dile al Invierno
que se quede dormido,
sin despertar.


III

Golondrina que anidas
bajo mi alero,
no le digas a nadie
mi desconsuelo.


Luis Madrigal




viernes, 27 de noviembre de 2009

HIJOS DE PERRA



Como no tengo el mal gusto de tener en mi casa una bandera inglesa, quiero decir una bandera de Reino Unido de la Gran... Bretaña e Irlanda del Norte, me he comprado una toalla de baño, de esas que se venden a los turistas para la playa, y casi tan grande como la que ondea en Buckingham Palace. Normalmente, he venido utilizandola para secarme después de la ducha, arrastrándo dicho trapo, aunque suavemente, y con cierto cuidado, por todas las partes de mi anatomía, a fin de no causarme el menor daño. Después la venía tirando al suelo para secarme sobre ella los pies y, por último, los zapatos. En realidad ya estaba harto de repetir esta operación desde hace días -concretamente desde que el diario "El Mundo", de Madrid, publicó la información que arriba precede. Además, como dicha bandera-toalla era tan grande de tamaño, al fin decidí trozearla, hacerla pedazos, y distribuirlos entre los empleados de una emprea de limpiezas, con la única condición de que los usen en los inodoros, exclusivamente. Eso sí, tuve la precaución de reservarme uno de los trozos para mi propio uso, con el fin de practicar en mi jardín el tiro al blanco, aunque sólo sea con una humilde escopeta de aire comprimido... Pero, ya, ya... el trozo del asqueroso trapo de referencia, ya bastante sucio de por sí, ha terminado como un colador. Se lo he contado a todos los ingleses que conozco y veo por la calle. También les he dicho que son unos hijos de perra (que también se escribe con "p"), además de piratas y chulos de mierda. Luis Madrigal.-


Nota importante: Los soldados de la fotografía de arriba son portugueses, tratando de apresar a otros piratas que, seguramente aprendieron su oficio de los ingleses, los cuales siempre lo han practicadado muy bien. Les ofrezco una hermosas canción en lengua inglesa. Que la disfruten.











miércoles, 25 de noviembre de 2009

TRAS LA HUELLA DE MI QUERIDO AMIGO "ALPHONSO CARBAJAL"



SÓLO LA NADA...

El sol ya se ocultó. Sólo la nada,
en que la noche abraza mi tristeza,
angustia el existir... ¡Cuánta aspereza
transpasa mi sentir como una espada.

No sé ya bien, si alba desconsolada
podrá sembrar en mí la fortaleza
de caminar en pie, con entereza,
cuando al día, otra sombra desolada,

arrebate su luz... Ya nada espero;
nada pido, ni doy. Ya nada tengo.
Sin peso, de equipaje voy ligero

y, en mi vivir, no sé si voy o vengo.
Sí sé muy bien que ayer no fui el primero
y el alma, de dolor, repleta tengo.


Luis Madrigal











martes, 24 de noviembre de 2009

MIENTRAS VOY "DES-SIENDO" (Memoria viva de un pasado muerto)



I

Entre los meses de Septiembre y Octubre del año 1940, pronunció Don José Ortega y Gasset, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cinco lecciones sobre lo que él llamó "la razón histórica". He releido varias veces esas lecciones y siempre me ha parecido que la quinta de ellas (V), relativa a la cuestión de "qué es lo real", es la que puede explicar con especial profundidad aquello que efectiva y esencialmente lo es. Naturalmente, en lo que al ser humano atañe y se refiere. Y esta explicación, rigurosamente orteguiana y, como tal, inserta coherentemente en su sistema de pensamiento, podría sintetizarse en que, esencialmente, el hombre es el ser del "haber sido".

Pese a que pueda parecer un "trabalenguas", o algo enrevesado, la cuestión es muy sencilla: Cuando observamos lo que nos rodea, podemos ver dos cosas: La piedra -que "está ahí"- pero que también puede ser desplazada a otro lugar. Por tanto, no sólo está la piedra, sino también el movimiento. Y ambos, piedra y movimiento, son igualmente reales. Ahora bien, el cambio, el movimiento, es fácil de observar pero muy difícil de pensar. Por tanto -continúa Ortega- si digo: "esto, es", al pensar algo con movimiento, con posibilidad de cambio, me estoy contradiciendo, puesto que tengo que decir que "A", es al mismo tiempo "no A". En consecuencia, tengo que deshacer el primer pensamiento, borrarlo, des-pensarlo, tenerlo como no pensado. Y esto, es sumamente difícil, porque cada cosa, cada situación -cada sentimiento, me permito añadir yo- es variación, pero (vuelvo a Ortega) "su variación no varía". El ejemplo que propone el brillantísimo y gran maestro, sin duda es exacto: "El astro se mueve, pero su movimiento es uniforme". Esta ley invariable de las variaciones; ese ser estable que tiene lo inestable; ese ser idéntico que parece descubrirse detrás de lo contradictorio, ese ser, es la physis, la substancia o naturaleza de una cosa. Pero, la esencia física no es un conocimiento de la propia realidad. La teoría del conocer, la inteligencia, lo que pensamos, no es nunca la realidad, porque lo que pensamos es lógico y la realidad es ilógica. Por otra parte, cuando se trata de realidades que no son corpóreas, el ver será incorpóreo, no sensorial.

Es preciso, pues, conocer utilizando el mecanismo que los viejos lógicos llamaban el "modo ponendo tollens" (o el modo que "quito poniendo"), el modo que, al mismo tiempo que enunciamos algo, retiramos lo enunciado. En aquella ocasión, Ortega se encontraba hablando, como ya he dicho, en Buenos Aires y, literalmente, dijo aquello de que "como homenaje a esta Ciudad", había decidido denominar a su teoría del conocimiento, a su teoría noseológica, como la del "hasta por ahí no más", puesto que esta expresión, este castizo argentinismo, le parecía la manera perfecta de expresar el "modo ponendo tollens", que quito poniendo, que pongo quitando, para conocer la realidad. Pretendía construir así una Ontología no eleática -puesto que lo real es lo no idéntico, esto es, puro acontecer, movilidad, flujo- del mismo modo que Einstein había creado una Física no arquimédica ni euclidiana.

La realidad radical, es la vida, que nos es dada, pero no hecha y que, por tanto, es quehacer y antes programa, toda vez que, previamente a hacer algo, es preciso proyectar, programar, aquello que se va a hacer. Sin embargo, al mismo tiempo, la vida no sólo "es", sino también "des-es"; está pasando y aconteciendo en un flujo continuo. Cada hombre, es hoy lo que es, precisamente porque ayer fue otra cosa. En consecuencia, la vida es pasar y, por tanto, "des-ser". Si Heidegger había dicho que el hombre es "pastor del ser", Ortega rectifica ligeramente la órbita, o la perspectiva, afirmando que es un "peregrino del ser", algo o alguien que va siendo y des-siendo. Eso es vivir, eso es la vida. Y por ello, el ser humano no tiene naturaleza, lo que tiene es historia, que no es otra cosa sino movilidad y cambio. Por lo tanto, la razón pura, eleática, naturalista, jamás podrá entender al hombre. El hombre de hoy, lo es porque ayer fue otra cosa. Y esta razón narrativa, es "la razón histórica".


II

Así, pues, se es y se des-es. Desde luego, la vida, fundamentalmente, podría decirse primígenamente, consiste -creo yo con toda humildad, por mi propia cuenta- del modo más positivo y edificante, en ser, pero necesariamente también ha de fijar su contenido, por unas razones u otras, en des-ser lo que se ha sido, según ha quedado sentado anteriormente. No es esto lo mismo, por mucho que lo parezca, que "no ser". Esto último, constituye una posición y una actitud nihilista, frustrante y aniquiladora; incapacitante, inhabilitante y radicalmente vacía -la antítesis del ser- que encierra todo lo que dejo de ser, para "ser nada". ¡Nada...! ¿Puede esto caber, y ser comprendido, en cabeza alguna?. En este "no ser", cabe incluir también (como ya otras veces he dicho en este mismo humilde Blog) el olvido, que convierte, o disuelve, en nada lo que se ha sido y, cuando es absoluto, produce el mismo efecto que el no haber sido nunca. Tanto el no-ser como el olvido, son la nada, si capaces fuesemos de encerrar en nuestro entendimiento este horrible concepto, radical y absolutamente vacío de todo ser. Nada. Sería -y por desgracia es, demasiadas veces- como no nacer, como no haber nacido, y equivaldría a arrastrarse por las calles como un "bulto" antropomórfico, que, por haber renunciado a ser, tampoco puede existir. Ni tan siquiera llega a alcanzar la naturaleza y condición de "cosa", porque las cosas ni son ni existen. Simplemente, "están ahí", ocupando la posición y entidad sin vida del "dasein" heideggueriano.

El no-ser, creo yo, se produce casi siempre de un modo "automático" y, por tanto, imperceptible, sin que quien lo abraza, o más bien lo sufre, al ser invadido por tan absoluto vacío, pueda experimentar sensación dolorosa alguna, sino quizá, muy por el contrario, hasta se sienta alegre y contento de arrastrar su vida animal, vegetalizada, opaca, insípida, monótona, monocorde y monocolor. Creo que fue también Ortega, no estoy seguro, quién dijo que "el imbecil es feliz sobre la tierra". Y decía también -esto seguro- una de mis hermanas, a quien recuerdo diariamente, que circulaban sueltos por ahí algunas, o muchas, personas que no podían ser otra cosa sino "madera bautizada". Quizá el dicho podría resultar hasta blasfemo o sacrílego, pero puede que tampoco sea así, puesto que es principio teológico, firme e inconmovible, el de que la gracia de Dios, que se recibe en el sacramento del bautismo, descansa y se apoya sobre la naturaleza, a la que no puede anular, ni sustituir, ni ignorar, ni suplantar y, en consecuencia, desde este punto de vista dogmático, resulta admisible pensar que hasta "la madera" puede recibir la gracia de Dios, del mismo modo que Él puede hacer "hasta de las piedras, hijos de Abrahám". En esta perspectiva, cabe también aceptar que hasta algunos santos, humanamente, han sido "retrasados mentales", como yo mismo oí decir una vez de un tal "San Dositeo", el cual era tan torpe y tan desastroso en todas sus acciones que el Padre Superior del Convento -parece ser se trataba de un religioso mendicante- le prohibió hacer absolutamente nada sin su previo y paternal consentimiento. Enfermó San Dositeo, en ausencioa de su Superior, y enfermó tan grave y rápidamente que los médicos no podían explicarse el por qué no se moría. Cuando regresó el Padre Superior, y fue conducido a la celda del moribundo, éste exclamó: "Reverendo Padre, me da su paternal permiso para morirme?. El Superior movió afirmativamente la cabeza, y San Dositeo expiró. Este "no ser", el de "San Dositeo", no sirve como ejemplo, puesto que es el no-ser más grande y absoluto que un humano puede alcanzar, el de "no ser" para que sea Otro, el único que Es. Es el de San Pablo cuando decía. "Ya no soy yo quién vive, sino Cristo quién vive en mí". Naturalmente, esto no lo dijo Ortega, aunque yo creo que lo pensó, y si no que se lo hubiesen preguntado al Padre agustino Félix García, con el que se confesó aquella gran lumbrera antes de morir.

Pero, muy en general, este tipo de "anti-esencia" puede comprobarse en la vida, extra muros de todo lugar contemplativo. Y en este especifico sentido, que es el caso mayoritario, sucede lo contrario de lo ocurrido con aquel humilde fraile -que "no moría, vivo"- sino que se "vive muerto" permanentemente. Eso sí, sin permiso de nadie. El des-ser, en cambio, de alguna manera, o de muchas, está vinculado de modo más reflexivo y consciente a la inteligencia y voluntad humanas. Y en este sentido, cabe apreciar un matiz voluntario, o electivo (quiero des-ser lo que he sido) o, por el contrario y lastimosamente, necesario o forzoso (no quiero des-ser nada de lo que he sido, pero me veo obligado, forzado, a hacerlo). Cuando dejo de ser lo que he sido porque quiero, porque ya no encuentro razón o aliciente alguno para ello, apenas tampoco si me doy cuenta de lo que dejo o voy dejando de ser y, por supuesto, tampoco experimento el más mínimo dolor, sino acaso al contrario, un gran alivio. Pero, cuando forzosamente necesito dejar de ser lo que de algún modo fui, por débil o incipiente hubiera sido ello -aun cuando tan sólo pudiera tratarse de un mera ilusión o de un proyecto irrealizable- como también advierte Ortega en otro pasaje de su pensamiento, entonces, "me dilacero, me escindo en dos": El que fui, porque quise ser y el que ya no soy porque no puedo, ni depende de mí seguir siendo, pese a que me colmaría de alegría y de dicha poder hacerlo. Y esto, es sumamente doloroso, y quizá por ello decía Heidegger que la vida (más que programa y quehacer, como piensa Ortega) es "angustia". Ciertamenmte, lo es, pero -replicaba el propio Ortega- además de angustia, es empresa; siempre es tarea, porque, para que yo sufra, es preciso que siga viviendo. Si abandono la vida, la angustia deja de ser. Mas, si continuo viviendo, es porque acepto esa dolorosa tarea, la de dejar de ser lo que he sido, cuando esto se me impone, sin olvidarme por eso de ello, sino contemplando el vacío y el sufrimiento. Si se quiere, me parece a mí, es una forma de ser, des-siendo.

Lo que, en síntesis, al fin sucede es que, entre tanto, es necesario pararse, reposar un cierto tiempo; fortalecer mediante una higiénica gimnasia mental ese músculo inmisericorde que es el cerebro, dentro del cual se encuentra el pensamiento, y la imaginación, "la loca de la casa", que tanto puede hacer sufrir. Pero comienza la modernísima Bioneurología a plantearse la gran noticia de que no así el alma, que sería extra-cerebral. Es una gran noticia, mucho más grande que la conquista de los planetas y las galaxias, no sólo -lo cual ya es eternamente inmenso- por abrir directamente el camino hacia Dios, sino porque, si bien en el cerebro se alojan todos los recuerdos, los cuales pueden ser dolorosos, ante el programa frustrado (de lo que no pudo convertirse en quehacer), en el alma tan sólo reside el amor, y este siempre es benigno, porque nada reclama para sí, sino todo para el ser querido, para aquellos a quienes entregamos un día nuestro amor. Ello, a su vez, es indispensable mientras voy des-siendo lo que fui, con el auxilio instrumental, y hasta tosco si se quiere, de ciertos "trucos" a los que recurro; de algunas pobres "industrias humanas", en las que me ejercito; de habilidades terapeúticas, capaces de permitirme seguir viviendo, mientras voy des-siendo, de forma que, tras la hecatombe de la desilusión y el apasionamiento, muerto y sepultado, pueda quedar en pie algo de mí.

Personalmente -no me estoy refiriendo a ningún juego diletante- yo he permanecido por completo ausente de este humilde Blog -en el que, más que con nadie, trato de hablar conmigo mismo- durante exactamente quince días completos y algunas horas más. Sin duda, no son muchos para des-ser lo que he sido durante casi dos años, cuando aquella celestial melodía, llena de ángelicos matices, se inflamó al cruzar el inmenso Mar y depositó sobre mis cenizas un nuevo aliento de vida. Pero, tal vez, sí son suficientes para encontrar el reposo -el repos- que buscaba Descartes, cuando escribió el "Tratado de las pasiones", porque ese reposo cartesiano es y consiste en el desapasionamiento metódico, que conduce nada menos que a la divina morada en la que todos "nos movemos, vivimos y somos", y que encuentra en la afirmación de San Pablo el más sublime y transoceánico sentido. Luis Madrigal.-