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ROSA QUE NO PUDISTE SER
Si la noche del alma es el invierno,
y en el invierno, crudo, azota el frío;
si el anhelo y el ansia se fue al río,
larga noche, entre hielo, es un infierno.
¡Quisiera ver aquel capullo tierno
dentro de su rosal, que ayer fue mío,
y se abría a la luz con todo el brío
que siempre envía el cielo, no el averno.
Rosa sin ser, de aquel bello capullo,
que no pudiste alzarte a un ramo altivo;
tu tallo endurecido, hoy es mi orgullo
y de una hoguera no serás cautivo,
sino siempre querido, entre un murmullo
de amor y compasión, cual verde olivo.
Luis Madrigal
Si la noche del alma es el invierno,
y en el invierno, crudo, azota el frío;
si el anhelo y el ansia se fue al río,
larga noche, entre hielo, es un infierno.
¡Quisiera ver aquel capullo tierno
dentro de su rosal, que ayer fue mío,
y se abría a la luz con todo el brío
que siempre envía el cielo, no el averno.
Rosa sin ser, de aquel bello capullo,
que no pudiste alzarte a un ramo altivo;
tu tallo endurecido, hoy es mi orgullo
y de una hoguera no serás cautivo,
sino siempre querido, entre un murmullo
de amor y compasión, cual verde olivo.
Luis Madrigal