MADRE DEL
ETERNO AMOR
Nunca te llamé Dolores,
aunque el dolor a Ti ha sido
y eternamente ha venido
como el perfume a las flores.
Mas, por Amor has buscado,
en el borde del Camino,
entre las piedras, dolor.
En el dolor, a Ti clamo
y desde entonces te llamo
la Virgen del Dulce Amor.
Luis Madrigal