FLOR DE MONTIJO
Dulce eco al oír, flor de
Montijo,
del extremo Solar, donde
el balido
su metálico son, por el
latido
del noble corazón, cambia
prolijo.
No temas más por mí, que
ya corrijo
el dislate del verso, tan
sentido
como errante al sonar.
Mas, no me aflijo
merced tan sólo a ti. Y
sin ruptura
de medida y de voz, que en
Poesía
es objeto vital, hoy mi escritura
viste gracias a ti nueva armadura.
Nueva y distinta. Y la alegría
de tu bella intención, tan
noble y pura.
Luis Madrigal
A la delicada poetisa extremeña,
mi querida amiga Francis Quintana Vega,
cuya sutileza al oír permitió la corrección del segundo
serventesio
en el soneto de mi entrada anterior "Late otra luna tras el Mar"