sábado, 31 de enero de 2015

LAS ILUSIONES CAÍDAS



NADA HUBO TAN DULCE


Tan verde como el trigo, cuando es verde
y rubio cuando en Julio alza su grano,
así mis esperanzas en tu mano
eran, al caer la tarde que se pierde.

Nada hubo tan dulce que recuerde;
con tanto corazón abierto y puro,
ni nada tan penoso, en el oscuro
rincón que en plena noche me remuerde.

Bien supe y sé que toda ilusión cae
en el olvido amargo, al ser humana,
como nunca se queda lo que trae

el viento que traspasa la ventana,
ni nada puede ser si se sustrae.
Ni pudo ser ayer, ni ser mañana.


Luis Madrigal




viernes, 23 de enero de 2015

EN LAS HORAS MÁS DURAS



LLEGA LA FORTALEZA

Ese pavor de espanto que te inunda
y llena el alma entera a toda hora.
Ese temblor inmóvil que devora
hasta lo hondo la paz en barahúnda.

Esa voz sin sonido, tan profunda;
ese llanto sin lágrimas que llora;
esa súplica, que del cielo implora,
casi fin fe, esclava y vagabunda.

Es hora de valor y reciedumbre,
hasta ahogar el suplicio en dique seco.
Apagar con un témpano la lumbre.

Subir con nuevas alas a la cumbre,
para escuchar en paz un nuevo eco
y trocar en encanto pesadumbre.


Luis Madrigal




EL CANTO DEL LAMA
(Jean Michel Reusser)

Deseos para el Despertar

jueves, 22 de enero de 2015

VIVAN SERÁN MAÑANA



LAS ROSAS MUERTAS


¡Oh, verde tallo, herido por el hielo
en mi pobre jardín…! En él caído
entre silencio y frío, y que aun dormido
esperas despertar, azul el cielo.

A él volar tus rosas, si el deshielo
les presta su calor y el colorido,
el tinte  -y el olor-  tan encendido
que muestra en su fragancia el terciopelo.

Ya no serán entonces hojas yertas
las que adornen capullos, entre espinas.
Tan verdes como el trigo y tan despiertas

serán tus yemas, en las horas ciertas,
cuando al alero se alcen golondrinas
y vivas sean... las que hoy son muertas.


Luis Madrigal






martes, 20 de enero de 2015

EN PLENO INVIERNO



NADA


Se levantó. Miró al cristal. Llovía.
Un tenue velo hería la ventana.
Anunciaba  -al nacer la fría mañana-
que un día desapacible volvería.

En el reloj, ya casi mediodía
había transcurrido con desgana,
sin hacer, ni vivir, y sin la sana
pasión que da la fuerza y la energía.

¿A dónde ir? ¿Qué hacer? Si nada había
dentro del alma, tibia, destemplada.
Ni nada que saber, que ya sabía

que no hay amor sin alma enamorada,
ni es posible vivir sin alegría,
ni nada es la verdad, ni nada es nada.


Luis Madrigal




lunes, 19 de enero de 2015

AL PASO DE LAS HORAS



SE FUE DE MÍ LA NIEVE

Aquellos blancos copos que caían
del cielo añil, brillando sobre el muro
cubierto de cemento gris y duro,
que a mi alma de niño sonreían.

Pensaba yo que siempre a mí vendrían
con su blando caer, de blanco puro,
sin advertir que ayer fue mi futuro
y no vuelan ya el aire que veían.

Tampoco al que me encierra y me cobija,
León fuera de mí y yo tan lejos.
Tan sólo me bastara una rendija

para mirar atrás y, entre reflejos,
verlos blancos brillar, sin que me aflija
enronquecer gritando tiempos viejos.


Luis Madrigal





viernes, 16 de enero de 2015

¿QUÉ FUE DE TI... QUÉ TE HICIERON?




¿Vives aún en silencio, viejo amigo,
León de mi alma niña,
que en las tardes de Enero, cuando nieva,
el fuego entre tus hielos yo encontraba?
¿Todavía no has muerto
y por tus viejas calles,
de más de dos mil años empedradas,
nadie grita que Tú fundaste España?

Luis Madrigal




jueves, 15 de enero de 2015

(II) CANCIÓN DE INVIERNO A LO LEJOS



ROSAS DE LUZ

Al otro lado del mundo, donde las rosas nacen  a su tiempo, el hielo tan sólo es ya un recuerdo. Bajo su cielo azul, algunas, las blancas como la nieve, perfuman el aire, inundándolo de los más etéreos y cautivadores aromas. Otras, rojas, pero llenas de luz, se enmarañan entre los barrotes de hierro que cercan los jardines y las estancias, mostrando sus párpados abiertos y tersos, salpicados de unas gotas de rocío, al propio tiempo que sus más tiernos capullos. No muy lejos de una gran urbe, junto a un Lago  rodeado de crestas y altozanos, se deslizan balandros que, como alas de mariposa, se mueven armoniosamente a impulso del suave viento que baja de las cumbres, en cuyas laderas, hace ya algún tiempo, danzaron las hadas y, seguramente, hoy entonan su canto silencioso e imperceptible. Pero, en las noches de luna plateada, alguna marimba  -tal vez una guitarra acompañada de un bandeón de viejo fuelle-  desgranan notas y acordes de amor, que suben al cielo al mismo tiempo que una misteriosa corriente las empuja hasta cruzar el inmenso Mar y llegar a mí, para perderse lentamente entre la bruma de este Enero madrileño junto a una lágrima.

Luis Madrigal


miércoles, 14 de enero de 2015

(I) CANCIÓN DE INVIERNO A BREVE DISTANCIA



PARECEN FLORES

Se ha helado el estanque de mí jardín y, sobre su pulida y refulgente superficie, han nacido flores blancas, que parecen rosas de Abril  -como las que brillan junto al seto-  surgidas fuera de su tiempo y de su espacio. El tiempo y el espacio, que según se ha dicho o intuido son una misma cosa, se configuran siempre, en todo caso, como las coordenadas en las que todos los seres humanos que existen bajo ellas tienen que fabricar su vida, hacerla, construirla desde la nada, desde ese cero absoluto, desde esa “tabula rasa in qua nihil est scriptum”. La vida, dice Ortega, nos es dada, pero no hecha. Y solamente yo, únicamente yo, tengo y puedo hacer mi vida. Es imposible que la haga otro por mí, ni que yo pueda hacer la suya. A lo sumo  -y ello a veces resulta muy doloroso y hasta trágico-  otro puede influir poderosamente sobre mí, incluso sin él quererlo, al acometer esta tarea. O tal vez sea yo quien influya sobre él, pero ninguno de los dos -aunque sí condicionarlas- podemos recíprocamente determinar nuestras respectivas vidas. No hay ningún determinismo social, ni tampoco es posible el darwinismo de ese carácter, como pensaba “el bueno de Heriberto”, según sostenía también Ortega, refiriéndose en expresión castiza a Herbert Spencer, el filósofo positivista inglés.

Sin embargo, pienso yo, lo que sí puede ocurrir es que, en el transcurso de la existencia, las flores nazcan a destiempo y fuera de lugar en nuestra vida y, no sólo esto, que puede reducirse a mero o simple casualismo, sino lo verdaderamente doloroso, que para siempre permanezcan tan lejos de nuestro anhelo.

Luis Madrigal



martes, 13 de enero de 2015

EXISTENCIA SIN VIDA



VIVIRÉ AL FIN, SI SÓLO EXISTO

“Ya no soy yo quien vive,
Sino Cristo quien vive en mí”
(San Pablo, a los Gálatas, 2, 20)


En donde nada hay, nada se tiene,
ni nada puede ser donde no es nada,
ningún morador cabe sin morada
y sólo llega un día lo que adviene.

Nadie se cae si otro le sostiene,
ni, sin daño que hiera, alma dañada.
O, sin el dulce amor, enamorada,
ni dicha o alegría que le apene.

Así, algún día veré lo nunca visto
si dejo de vivir, ser yo el que siente
y vivo ya sin mí, entre lo que avisto.

Seré al fin más, sin más, si lo resisto
y dejo de ser yo, contra corriente.
No soy. Dios es en mí. Yo, sólo existo.


Luis Madrigal



lunes, 12 de enero de 2015

OH SACRUM CONVIVIUM



BUSCABA EL ALMA EL CIELO

Buscaba el alma el cielo, ayer sombría,
para encontrar la luz en noche oscura
y, un crepúsculo rojo, la hermosura
dejó al caer la tarde, en tibia umbría.

Se fue entre luces la melancolía
y de todo suspiro la amargura.
Se esponjó el corazón de la frescura
que, en tierra calcinada, era  sequía.

Sólo en el cielo habita lo celeste
y de lo humano ha sido siempre el centro,
ya el viento sople al sur ya sople al este.

Mas, en todo lugar cabe el encuentro
y hay que buscarlo, cueste lo que cueste.
Es más fácil en mí… Dios está dentro.


Luis Madrigal




miércoles, 7 de enero de 2015

"YA SE VAN LOS REYES MAGOS"



SE FUERON YA...

“Y avisados en sueños que no volvieran a Herodes,
se retiraron a su país por otro camino”

Se fueron dejando tras de sí infinidad de ilusiones puramente humanas, es decir, paganas; se fueron sin decir adiós, al revés de cuando llegaron, que fueron recibidos por todos los Alcaldes, o casi todos, de todos los Ayuntamientos de España y, a su vez, uno de ellos, generalmente Melchor, que es el de mayor edad, pronunció un discurso, diciendo a todos los niños que debían ser “buenos”. Pasó la noche, dicen que inmensamente feliz y, pasó el día entero, el día de Reyes. El día de La Epifanía, que no significa otra cosa, sino manifestación, revelación. El que se manifiesta, el que se revela a toda las Naciones es el mismo Niño nacido en Belén, para decir a todos los semitas, judíos o árabes  -puesto que ambos lo son-  a todo el Oriente y a todo el Occidente, que, en Él, sólo en Él, está la salvación, la vida eterna, esa que prevalece, o más bien continúa, después de la muerte. En realidad, no hay dos vidas, esta y “la otra”, como suele decirse, sino una sola vida y yo quiero imaginarme se cruza la frontera, la de la muerte, que pone fin a todo sufrimiento, a la Vida de total y absoluta felicidad, como se traspone el umbral, dentro de la propia casa, de una habitación a otra. Para ello, para que se produzca tal prodigio, de bienaventuranza total, no es preciso más que querer a los otros, a los demás, a los que me rodean, como si se tratase de yo mismo. Tan sólo eso  -¡tan sólo!-  es necesario. Todo lo demás, es un simple medio para que pueda brotar el amor.

Se fueron los Reyes Magos. Y ahora qué. Ellos cumplieron ya con su cometido. No sabemos si eran o no “Reyes”, ni siquiera si eran tres, ocho o doce, desde luego “magos” sí, es decir astrónomos, gente que estudiaba las estrellas para leer en ellas la Verdad. Y ante la Verdad se inclinaron. Pero ellos, ya se han ido. Ahora sólo quedamos nosotros y estamos tal vez muy solos y muy aturdidos. Como a Antonio Machado la mar, el ruido nos “asorda” y quizá como él también tenemos “la garganta ronca de gritar sobre los mares”, tratando de encontrar esa Verdad, el Camino para seguirla y alcanzar la Vida para siempre, eternamente. Unos la rechazan en nombre de las ecuaciones; otros, porque no quieren complicarse la existencia, cómoda y feliz hasta "echar panza" y dormir la siesta todos los días. Los más porque no somos capaces, debido a nuestro egoísmo. Además de difícil, es muy duro encontrar la Verdad y, por ello, incluso a los que decimos querer buscarla nos sucede también lo mismo que le sucedida a Don Antonio, que la buscaba por todas partes “sin encontrarla jamás”, pese a que él la encontraba siempre “sólo por irla a buscar”. Pero, hemos de seguir buscando, hasta encontrarla de una vez por todas, cara a cara y para siempre. Y, en este propósito, nos ayuda sobremanera el propio pasaje bíblico de San Mateo, que narra lo acontecido con aquellos “Magos”. Ellos, llegaron por un sitio, siguiendo el rastro de la estrella, pero se fueron por otro distinto.

Sin duda en eso debe consistir la solución. En cambiar de camino. En emprender uno distinto. Otro nuevo. Mejor. He encontrado infinidad de villancicos relativos al hecho de que "ya vienen" los Reyes Magos, pero ninguno a que ya se han ido. ¡Qué lastima!. En su defecto, publicaré el tan conocido y, a falta del que me gustaría, de existir, por partida doble, o en doble versión.

Luis Madrigal




Arriba, pintura al fresco (separado de la pared) de
Bernardino Luini
(Dumenza, 1480 - Milán, 1532)
(Louvre, París)

lunes, 5 de enero de 2015

EL ESPÍRITU DE JESÚS DE NAZARET



ENSUCIARSE LAS MANOS
 En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas
llegan antes que vosotros al Reino de Dios”

(Mt 21, 31)
Ha sido frecuente decir siempre, desde tiempo inmemorial, que “los extremos se tocan”, y ello tal vez, sin demasiado rigor, por el título dado a aquella obra escrita nada menos que por un espiritista, es decir por un teósofo, el español Joaquín Trincado Mateo (Cintruénigo, Navarra, 1866), que la publicó justamente con ocasión de la I Guerra Mundial, entre 1914 y 1929. El espiritismo -íntimamente emparentado con la Teosofía- es una doctrina surgida en Francia a mediados del siglo XIX, a impulso del asimismo pedagogo y escritor francés Allan Kardec, según la cual los espíritus, o seres sin cuerpo material, pueden entrar en contacto con los seres humanos. La esencia, podría decirse, del espiritismo es, pues, la comunicabilidad espiritual, o “mediumnidad”, llamada así por ser indispensable que el espíritu encarnado pueda comunicarse con los espíritus desencarnados (generalmente personas ya fallecidas), a través de un “médium” que necesariamente ha de poseer un cuerpo material, por lo que únicamente los espíritus encarnados pueden ser mediums.
Contra lo que pudiera parecer, incluso por lo que muchas personas piensan, el espiritismo no es un movimiento ateo, sin que por ello se encuentre conectado a ninguna religión concreta. La primera afirmación o premisa esencial de tal filosofía es precisamente la de la existencia y unicidad de Dios, como primera causa inteligente, postulando que Dios es eterno y por tanto perfecto hasta el infinito. La segunda afirmación es la de la igualdad espiritual, de tal modo que Dios es el creador de todos los espíritus, creándolos por igual simples e ignorantes, sin privilegiar a ninguno. Es más, hasta puede decirse que la doctrina espiritista toma partido por la religión cristiana, al considerar a Jesús de Nazaret, si bien en su naturaleza humana, el mayor modelo a seguir, por su legado moral. Su desnaturalización divina le hace ser a Jesús merecedor de su evolución únicamente por su propio esfuerzo, condición ésta que todo espíritu necesita para progresar.
Sin embargo la cuestión relativa a que las manos  -nuestras manos-  puedan encontrarse limpias o sucias, más que al espiritismo, y en lo que atañe a la expresión tópica de referencia  -“los extremos se tocan”- sin duda guarda mucha más íntima relación con la pieza teatral del existencialista francés Jean Paul Sastre, que, en el año 1948, y en el Théâtre Antoine de París, estrenó “Las manos sucias”, drama en siete actos que explora las discrepancias entre el “deber ser” y el “ser” y, sobre todo, la ambigüedad moral dentro del compromiso político hasta llegar al enfrentamiento entre la praxis de la eficacia y el riesgo de poner en peligro los propios ideales. Es decir, hay que “ensuciarse las manos” para poder alcanzar el ideal que se persigue. Y, en este punto, es en el que cobra todo su significado la expresión de referencia, porque si se substituye la idea de compromiso político por la de vocación apostólica, puede comprobarse una vez más que el comunismo, materialista y ateo, presidido en aquel caso por la más negra corriente existencialista, la del existencialismo francés, es un “extremo” que viene a “tocarse” con el del más limpio y sublime ideal cristiano, el de llevar a los solos la compañía; a los hambrientos, el pan; a los que lloran, el consuelo y la morada a los sin techo, que vagan por las calles bajo el sol y bajo las estrellas. Y no sólo a todos estos, sino también a los ladrones, sin prescindir por ello de la justicia que se les debe aplicar, y a las prostitutas, esas pobres mujeres que en no pocas ocasiones han terminado arrastrándose, fruto de un simple error, para poder subsistir.
Y tal vez porque los extremos se tocan, en su homilía durante la Misa en la Casa de Santa Marta el día 6 del pasado Noviembre, el Papa Francisco afirmó tajantemente y sin rodeo alguno, que “el verdadero cristiano arriesga su vida y su fama, sin tener miedo a ensuciarse las manos”, para ir al encuentro de todos aquellos cuya vida pueda hallarse al margen de Dios. Porque, recordó el Papa, que sólo los escribas y los fariseos se escandalizan porque Jesús “acoge a los pecadores y come con ellos”. Ellos, se quedan “a mitad de camino”, dijo el Santo Padre, no como Dios, que siempre “sale al campo”. A campo abierto, pese al escándalo de los fariseos. Y, concluyó el Papa, “cuánta perversión hay en el corazón de aquellos que se creen justos” y que, para seguir pareciéndolo, “no quieren ensuciarse las manos con los pecadores”.
Es posible que los “extremos” se toquen, que vengan a coincidir en algún punto crucial, pero siempre me he preguntado, ¿para qué una doctrina tan cruenta, aterrorizadora  y miserable como el comunismo, pudiendo ser cristiano? Eso sí, hay que ensuciarse las manos. Y, si es preciso, morir en vida.

Luis Madrigal.

Al Padre Matías Martínez Ayerra,
en el día de su inhumación

y a toda la Congregación de los
Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María
(Sede de Mallorca)