¿YA NUNCA
VOLVERÉ A OÍR TU VOZ?
Una palabra, sólo una palabra
que llegue a mis oídos… O a mis ojos,
una leve caricia… A mis despojos,
el manto de la luna, que en mi labra
la ausencia de tu voz… Mueca macabra
que me acecha, destruye mis arrojos,
convierte dulces flores en matojos
e impide que los párpados entreabra.
Recuerdo bien lo que un día dijiste,
que nunca nos diríamos “adiós”.
Recuerda lo que siempre me pediste,
dejase la tristeza allá en mi voz
y nunca pareciese mi voz triste…
¿Acaso ya jamás sabré de vos?
Luis Madrigal