sábado, 30 de octubre de 2010

APOTEOSIS PATÉTICA EN DOS ACTOS




I


YA NO SOY YO...


Ya no soy yo... ¿Alguna vez lo he sido?
¿He sido alguien para quien quería?
No lo puedo saber... ¿O lo sabía,
cuando hice mi ser un ser transido?

De espera y ansiedad, un eco herido
para absorver dolor, nunca alegría,
que devuelve al pasar melancolía
como estrella sin mar, mar sin sonido.

Ni grito de huracán o ave macagua
mi ánimo conturba, y mi palabra
no sale ya del cuerpo, como fragua

sin fuego en que abrasar mi voz macabra,
ni yunque que golpee antes que el agua
el hierro seco con que nada labra.




II



GRITO AL OSCURO SENO DE LA NADA


Si el alma se desgarra y el sentido
se duerme en el silencio dulcemente;
si la mente se espanta y es consciente
de lo que es imposible... se ha dormido

la vida entera, sin ningún latido,
como el polvo que lleva la corriente
se hace nada y, más que un ser durmiente,
es tan sólo simiente que no ha sido.

Grita al oscuro limbo de la nada
que la acoja en su seno y, al Poniente,
descanse junto al Sol, en la alborada

de un nuevo Amanecer, para que ardiente
suspire nuevamente enamorada
aunque el amor lejano esté silente.




Luis Madrigal







En la imagen de arriba, "Agonía de Cervantes", del pintor español
Eduardo Cano de la Peña  (Madrid, 1823 - Sevilla, 1897)