DESDE LA TIERRA AGRIETADA,
OCRE Y RESECA
Vierte lento sus lágrimas el Cielo
sobre la Tierra, sin furor ni prisa.
Acoge el suelo, con cálida sonrisa,
la vida que recibe, cual anhelo.
Mil días esperando el suave vuelo...
Mil días sollozando, tan sumisa,
por la lluvia, que se hizo tan remisa,
entre clamores en busca de consuelo.
¡Alegraos con fe y con alegría
-Ciprés de Silos, Olmo del Duero-
prados y campos de España¡. A porfía,
con vuestras hojas, al fondo del estero,
cantad que, entre sus fangos, manaría
nuevo cauce de agua verdadero
Luis Madrigal