jueves, 9 de abril de 2015

PASO EN VELA LA NOCHE




BUSCANDO UNA GUIRNALDA


Los árboles dormidos sobre un lecho de hielo
despiertan lentamente, el sol en lo más alto.
Suspiran por sus yemas en las cuajadas flores
que esperan ver sin freno trepar por las ventanas.
Yo sueño y no despierto ni aunque llegue la noche,
sembrando en lontananza anhelos que no vuelven
y escapan de mi pecho para morir silentes
frente a un Lago lejano surcado por balandros
sobre olas de plata, con un destino inerte,
que vuelan como el viento y queman como el fuego.
¿Dónde, su singladura, habrá de conducirlos
que mi alma dormida pueda alcanzar su vuelo?
Al menos, que en la noche, cuando brilla la luna,
prolongue mi mirada hasta un patio florido,
con árboles que hablan y lloran su destino,
buscando una guirnalda de acanto y adalides
con un ramo de flores que llaman “no me olvides”.


Luis Madrigal