TRES SONETOS A JESÚS SACRAMENTADO
EN LA EUCARISTÍA
I
BENDÍCENOS,
SEÑOR
Bendícenos,
Señor, y hazte presente
en ese
pan que alienta la mañana
y que, en
la noche oscura, cual campana,
despierta
la alegría permanente.
Con tu Luz,
la Verdad en nuestra mente
brille a
la luz del sol. Y soberana,
habite en
nuestro pecho la besana
y -aquel fuego que ardió- hoy siga ardiente.
Envíanos
tu Viento, y al que espera,
-tan
pobre, triste, solo, quizá hambriento-
hallar
nuestra palabra, dondequiera
pueda
encontrarse, aun sucio y harapiento,
llevarle
tu consuelo y tu bandera,
librarle
de un solar duro y sangriento.
II
TU CUERPO Y SANGRE NOS DEJASTE
Esa brizna de
pan, amable y cierta,
que oculta los
arcanos de la Esencia,
a esta ruina, sin
ser, que es mi existencia,
alienta y
fortalece, aunque esté muerta.
De tu costado,
aún la herida abierta,
el fruto de la
vid -en apariencia-
a borbotones
brota, y la creencia
de ser tu cuerpo
y sangre en mí despierta.
Cuando me acerco
a Ti, casi temblando,
cargado de
quebranto y resquemores,
de mi osadía vil
siempre me espanto.
Mas, óyeme: Si me
has amado tanto,
no me dejes así,
entre dolores,
por este oscuro Valle suspirando.
por este oscuro Valle suspirando.
III
SI TÚ VIVES EN MÍ, MORIR NO
IMPORTA
Que tu Cuerpo, Señor, esté tan vivo
en un trozo de pan… Que yazca oculto
en oscuro rincón y que, insepulto,
dentro de mí, puedas estar cautivo,
es Misterio que, a mi vivir esquivo,
hace temblar cuando mi vida ausculto
y suspirar, sabiendo que te insulto
cuando ese Pan, indigno, yo recibo.
Mas, temo por mi vida, si no vienes,
que débil soy, Señor, que estoy
muriendo,
exhausto y malherido, en mil
vaivenes.
Que ya ni puedo oír, con tanto estruendo,
ni me importa morir, entre desdenes,
si dentro de mi pecho estás viviendo.
Luis Madrigal
En la imagen superior
el cuadro "LA SAGRADA CENA"
del pintor español Vicente Juan Macip,
llamado Juan de Juanes
(Fuente la Higuera, Valencia, 1523 - Bocairente, Valencia, 1579)