Tengo que olvidarme del "olvido", sobre el que he venido insistiendo últimamente, para tratar nuevos temas. No se puede ser tan pesado e insistente en una misma idea. Asi es que tendré que ir buscando otras, de las muchas que rondan por mi cabeza. A veces, "se empujan una a otras, por ver quién sale primero", dice una vieja canción leonesa. Pero, hoy, voy a terminar de raíz con "el olvido", del que todos hemos de ser objeto alguna vez. Pero, eso sí, voy a hacerlo con otro soneto porque, según me parece, no cabe otra forma más poética. Y, en esta ocasión, voy a dedicármelo a mí mismo, ya que, muy probablemente, ya no soy nada sino tan sólo cenizas, un mero residuo de mis propios sueños. Como casi todos los humanos:
A MIS PROPIAS CENIZAS
Tan sólo soy cenizas olvidadas,
fruto de un fuego espinoso y tardío.
Seré ceniza -polvo- y mi albedrío
nada será, sino ascuas abrasadas.
En vano soporté tantas jornadas
de sed y de calor aquel estío
para acabar muriendo, tan valdío,
mi fuego en pleno hielo... Y las amadas
horas -que yo soñé serían llenas-
vacías han de ser... De desconsuelo,
con lágrimas, suspiros y otras penas.
Soy pájaro caído en pleno vuelo,
tierra vuelta a la tierra. Y mis cadenas
me impiden remontarme sobre el cielo.
Nunca ya más podré esperar la suerte,
perdido en el olvido... que es la muerte.
Luis Madrigal
A MIS PROPIAS CENIZAS
Tan sólo soy cenizas olvidadas,
fruto de un fuego espinoso y tardío.
Seré ceniza -polvo- y mi albedrío
nada será, sino ascuas abrasadas.
En vano soporté tantas jornadas
de sed y de calor aquel estío
para acabar muriendo, tan valdío,
mi fuego en pleno hielo... Y las amadas
horas -que yo soñé serían llenas-
vacías han de ser... De desconsuelo,
con lágrimas, suspiros y otras penas.
Soy pájaro caído en pleno vuelo,
tierra vuelta a la tierra. Y mis cadenas
me impiden remontarme sobre el cielo.
Nunca ya más podré esperar la suerte,
perdido en el olvido... que es la muerte.
Luis Madrigal