lunes, 5 de octubre de 2009

PUNTO FINAL AL "OLVIDO", CON OTRO SONETO


Tengo que olvidarme del "olvido", sobre el que he venido insistiendo últimamente, para tratar nuevos temas. No se puede ser tan pesado e insistente en una misma idea. Asi es que tendré que ir buscando otras, de las muchas que rondan por mi cabeza. A veces, "se empujan una a otras, por ver quién sale primero", dice una vieja canción leonesa. Pero, hoy, voy a terminar de raíz con "el olvido", del que todos hemos de ser objeto alguna vez. Pero, eso sí, voy a hacerlo con otro soneto porque, según me parece, no cabe otra forma más poética. Y, en esta ocasión, voy a dedicármelo a mí mismo, ya que, muy probablemente, ya no soy nada sino tan sólo cenizas, un mero residuo de mis propios sueños. Como casi todos los humanos:


A MIS PROPIAS CENIZAS

Tan sólo soy cenizas olvidadas,
fruto de un fuego espinoso y tardío.
Seré ceniza -polvo- y mi albedrío
nada será, sino ascuas abrasadas.

En vano soporté tantas jornadas
de sed y de calor aquel estío
para acabar muriendo, tan valdío,
mi fuego en pleno hielo... Y las amadas

horas -que yo soñé serían llenas-
vacías han de ser... De desconsuelo,
con lágrimas, suspiros y otras penas.

Soy pájaro caído en pleno vuelo,
tierra vuelta a la tierra. Y mis cadenas
me impiden remontarme sobre el cielo.

Nunca ya más podré esperar la suerte,
perdido en el olvido... que es la muerte.



Luis Madrigal



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