miércoles, 26 de junio de 2019

NUNCA VUELVAS
A DECIR NUNCA



Dijiste una vez: ¡Nunca...! Hoy es olvido
de mis verdes prados, de tu nieve fría...
Dijiste que era siempre la alegría
lo que habría llegar, más que lo ido.

Nada ya sé de ti, del tiempo huido
que dejó de fluir, al fin, un día.
 La sombra del no ser, cruel tendía
un negro velo sobre el Mar perdido.

Si nunca yo te vi, ni pude verte,
al fin se cierra el ciclo de la nada.
Tampoco más te oiré, porque tenerte

juego fue de ficción... Imaginada
locura sin razón, pasión inerte,
ojo sin nada ver... y sin mirada


Luis Madrigal







lunes, 24 de junio de 2019



EL HUMANO VIVIR, RECLAMA EL CIELO

Ya no más, dice al cabo el pleno día,
ni más duda, ni dolor, ni cieno...
Tan sólo bien, que sólo lo que es bueno
frente al mal, que no cesa, viviría.

Nunca el bien, junto al alma dolería,
ni sembraría el odio, que es veneno,
ni el rayo anunciaría nunca al trueno,
ni el fuego que destruye quemaría.

Este es el fin... Y andar a él camino,
es quehacer y tarea. Y es anhelo
de justicia, de paz y del destino

del hombre que se arrastra por el suelo...
Para volar, cantar y alzar el trino
que al humano vivir reclama el cielo.


Luis Madrigal











domingo, 23 de junio de 2019



EN SUELO ÁSPERO Y DURO

Cae el sueño sutil sobre los ojos
que nada ven, ni el día abre la puerta
al recio paso... Ni a la apagada fuerza,
y al yo que anda, sin ansias y sin techo,
para poder volar, sólo el suelo se ofrece. Calla el viento.
El suelo duro, áspero e hiriente,
está lleno de canchos de dientes afilados
que sostienen los pies descalzos con que inciden
sobre el camino incierto...
El que conduce, tal vez, a la esperanza.
Quizá, a ninguna parte
perdida y escondida entre la niebla.


Luis Madrigal






sábado, 22 de junio de 2019



YA NO HAY VERANO



A todos los Aristoi, ya muertos
y a los pocos que sobreviven en la más densa sombra



Camino entre colores de verano,
sin color y sin sangre, sin camino.
Sin la fuerza que lleva hasta el destino
de una verde pradera junto a un llano.

Ya no tengo, si acaso, más de humano
que la sombra que arrastro, tan cansino,
de la nada que aplasta peregrino,
aun de mi ser divino tan cercano.

Volaron, como pájaros, las flores
de aquellos días azules, tan lejanos,
donde, no están  -¡que viven!-  los mejores.

Al rojo atardecer, alzo mis manos
suplicando a lo Alto los valores
que, entre rosas, hollaron mil enanos.


Luis Madrigal


Madrid, 22 de Junio de 2019