lunes, 27 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (XV y último)





HOY YA SON ROSAS


Fueron verdes ayer y, en la maleza,
crecieron apuntando hacia la altura…
En páramos helados, con bravura,
mis espinas sintieron la tristeza.

Mas, entre pena un día, la riqueza
encontraron abierta a mi andadura,
cuando el viento del Norte, mano dura,
pretendía vencer mi fortaleza.

Hoy, es Invierno y me orla un níveo velo
que inclina mis espinas vigorosas.
No por eso, perdí de vista el cielo

mientras viví… Las horas más penosas
con alegría fueron mi consuelo.
Y hoy, que he muerto, mis púas son ya rosas.



 Luis Madrigal













viernes, 24 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (XIV)




XIV

SIN TU SONRISA TRISTE


Sin tu sonrisa triste,
Alguien se apiada de mi nostalgia,
cambiando el amor que no puedes darme por el suyo
y me dice por ti: "Te quiero".
Me besa con tus labios
y me acaricia con tus propias manos,
poniendo en tu palabra
el indescifrable misterio de la vida,
cada segundo de ella,
de la tuya y de la mía,
de las nuestras.



Luis Madrigal







jueves, 23 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (XIII)




A PUNTO DE INICIAR LA MARCHA:

UNA DÉCIMA, DESDE MI VENTANA



Pasa el tiempo... En la alameda
que veo desde mi ventana,
duermen las hojas... Mañana
serán verdes y de seda,
como en la misma arboleda
hoy son nada... Tan fogoso,
en estío vigoroso,
el mes de Julio las quema,
sin que tan sólo una yema
conserve su tallo hermoso.



Luis Madrigal




 

miércoles, 22 de febrero de 2012

ESTAMOS DE LUTO





Están de luto, en primer lugar, los argentinos, pero también lo estamos los españoles y quisiera, estoy seguro de que también, todos los hispánicos. Según, el diario bonaerense "Clarín", es el tercer accidente ferroviario más grave que sufre la Argentinas en toda su historia. En el año 1970, en Tigre, 200 muertos; en 1978, en Santa Fe, 55. En este de Buenos Aires, ya se han contabilizado, parece ser 48, además de 600 heridos. Me conmueve sinceramente el dolor de los seres que más querían a los fallecidos, que llorarán angustiosamente, buscándolos en los Hospitales. He visto ligeramente, también en "Clarín" la lista de los heridos internados. Es muy de sentir en todo caso, sea cual fuere la identidad de las víctimas. He visto algunos apellidos italianos. Para un español como yo (Italia es la Hija mayor de la Madre Roma, y además también fue España en su momento) esto es más de sentir. Pero la mayoría de los apellidos que he visto, eran españoles. Lloro por ellos. Por todos, desde luego y le pido a Dios esta amarga noche que consuele y conforte espiritualmente a los que, mucho más que yo, lloran a sus seres queridos. Hermanos argentinos: Este humilde español os acompaña desde la otra orilla del Mar, en esta hora dolorosa. Luis Madrigal.-






UN ALTO EN EL CAMINO: HOY, ES MIÉRCOLES DE CENIZA




PERO, MÁS QUE PONÉRSELA, HAY QUE QUITÁRSELA


Hoy, se ha iniciado en todo el mundo católico el Miércoles de Ceniza, Festividad que preside el inicio de la Cuaresma. Cuarenta días “entrenando”, para poder correr en el estadio de la vida. Todos corren, todos corremos, dice San Pablo, pero tan sólo algunos alcanzan la victoria. Quizá la victoria no es tanto, esa, tan proclamada, del cielo, donde habitan los bienaventurados, sino incluso, o más bien, la victoria en este mísero muladar en el que nos arrastramos. Y hoy es día llamado a iniciar un nuevo camino, una nueva carrera; de comenzar el entrenamiento, para lograr vencer. No tanto de “los enemigos del alma”, como tanto se repitió. El enemigo, está dentro. Hay que disparar, como ya se hizo una vez en la Historia, sobre nosotros mismos. Hoy, nos cubrimos de ceniza, exteriormente, pero la verdadera ceniza es la que tenemos dentro, que no nos permite ver el fondo de nuestro propio ser y poco a poco nos va matando. He podido saber que en la Patagonia argentina, desde hace ya algún tiempo, llueve ceniza, procedente de un volcán de la vecina y hermana nación de Chile. Esa ceniza oculta la visión, incluso mueren los animales, según tengo entendido. Lo mismo sucede con nosotros. Estamos llenos de cenizas, procedentes de nuestra soberbia, de nuestro odio, de nuestra falta de generosidad. Tan sólo cuando logremos limpiarnos de ellas, podremos vernos vivos y resplandecientes. También, todavía se encuentra en vigor “la ley del ayuno”. ¡No deja de tener esto gracia, cuando algunos -muchos-  pasan hambre! Esa ley, también afecta a la “abstinencia”, a la abstinencia de carne, y tampoco deja de ser curioso el espectáculo, cuando otros  -pocos-  siguen tomando langosta en salsa americana, precedida de unos percebes, como aperitivo. Siendo pescado, no se infringe ley alguna. El que al parecer resulta infractor es el que toma en el andamio un bocadillo de mortadela. He ido esta mañana a que me fuese impuesta la ceniza sobre mi frente, pero, en ese mismo momento, le he pedido a Dios que me quite, con mi esfuerzo, la que acumulo dentro de mí. Y me he propuesto ayunar, desde luego, pero sólamente de todo cuanto malo se encuentra dentro y fuera. De eso, trataré de no probar bocado. Que Dios me ayude. Luis Madrigal.-









martes, 21 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (XII)




XII


SIN TI,
NO HABRÁ MÁS PRIMAVERAS



Me pregunto, entre hielo, si la Primavera
discurrirá por mí otra vez...
O si, sin ti, seguiré sólo siendo Invierno,
como un fantasma vivo
que deja su huella entre la nieve y el frío
dormidos aún en la Montaña,
siempre mágica y misteriosa...
Te busco, sin que lo sepas,
arrumbado y aterido,
por si alguna vez llegas hasta mí
para prestarme tu aliento y tu calor.
Mas... yo no iré.
Estoy aquí. Respiro. Pero soy casi un vegetal
que desprende el agua,
mientras su savia se seca
y sus membranas se leñifican
hasta hacerlo hermano del fuego,
que le abrazará entre crepitantes estallidos
para convertirlo en ceniza...
Mis gritos, como lamentos o voces hirientes,
sin tono y sin color,
se expandirán al aire,
para apagarse, tras una ligera estela de humo,
pero nunca volveré a reír.



Luis Madrigal





lunes, 20 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (XI)




XI
 
NO QUIERO QUE ME OLVIDES



Quiero borrar tus huellas y no puedo,
no alcanzo a adormecer quieta mi frente,
ni hallo la paz serena  -de ti ausente-
y mi recuerdo sólo es un remedo.

Lo intento cada hora con denuedo,
mas la voz del olvido grita ardiente...
Cuanto miro, al pasar, veo doliente
y al valor que me prestas vence el miedo.

Quisiera darte hoy el mundo entero,
y nada he de poder, si nada pides.
Ya sé muy bien tu anhelo verdadero:

Entre granos de trigo, hojas de vides...
Y pido a Dios, con eco lastimero,
si un día yo te olvido, no me olvides.



Luis Madrigal









domingo, 19 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (X)




X

 SI SUPIERAS...



No puedo pronunciar tu nombre... Eso, me hiere.
¿Se me olvidó, tal vez, cómo te llamas?
¿Era...? No sé... No sé cuál es tu nombre,
mas no olvido tu rostro y... su mirada.
Sigo soñando, día y noche... Nada pido ni espero...
Si supieras  -si pudieras saber-
lo que ahora siento, cuando tú ya no estás,
tu corazón tendría que partirse...
Un día, junto a Él... Otro, en mi alma.
Volarías el Mar, y llegarías
sobre una nube azul, junto a mi almohada.
Una rosa dorada, allá en tu orilla,
y su reflejo de oro sobre el agua,
dejarías flotar,
y que las olas
-tal vez también el viento, con el alba-
acercasen tranquila hasta mis playas.
Junto a mí, sólo un segundo la tendría...
Sólo un segundo  -¡sólo!-  me bastara.



Luis Madrigal




sábado, 18 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (IX)





IX


¡SI YA NOS HEMOS DICHO ADIÓS...!



Si ya nos hemos dicho adiós...
¿por qué, al salir el sol, cada mañana,
busco tu luz y tu palabra,
tu dulzura y tu canto...?

Si ya nos hemos dicho adiós...
¿para qué, al ponerse la tarde,
intento recordar otras tardes
en las que tú alentabas mi camino y mi ser?

Si ya nos hemos dicho adiós...
¿cómo podré andar el camino,
que siempre, a mi paso, dispone sus afilados dientes
para que sangren mis pies y llore mi espíritu acongojado,
sin que tu impulso y tu ánimo fortalezcan la pisada?

Si ya nos hemos dicho adiós...
¿de qué me sirve tu bella imagen
-con tus ojos llenos de tristeza-
grabada a fuego en la retina de mi alma?
¿Tan sólo para contemplarte, como se venera a una diosa,
lejana y distante de los pobres mortales?
Mientras  -para salvar el recuerdo eterno-
la exhumo de su lecho de muerte
y la ofrezco a mis sentidos, vivificante,
y así pueda permanecer inmortal...

Si ya nos hemos dicho adiós...
¿cuándo podré encontrarte, real, viva y fecunda,
para que, cual nuevo y vano Prometeo,
no tenga que robar el fuego a tus dioses...?

Y, algo más: ¿Por qué, un día ya lejano, siendo tan ayer,
dijiste que nunca habría despedidas entre nosotros...?

¡Si ya nos hemos dicho adiós!




Luis Madrigal










viernes, 17 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (VIII)




VIII


DESCALZO SOBRE EL HIELO



¿Dónde estás...? ¿Por qué no vienes
hasta la sombra fría que me empaña?
Trae un rayo de sol y, en tu mirada,
el dulce amor que alegre mis mañanas.
Dame hoy tu risa y tu palabra,
sin ocultarla entre adoquines duros
que al caminar hieran mis plantas.
Que soy muy débil ya... y no puedo
remontar calle tan dura y empedrada.
¡Dámela ya, sin misterios ni cautelas,
dame la miel  más pura, que no engaña,
sin brizna de dolor ni de amargura,
ni un pesar, ni un suspiro ni una lágrima.
¡Que es duro caminar descalzo, sobre el hielo frío,
soñando sin soñar!
Mirando siempre al Mar y al cielo,
en busca de una estrella que brillaba,
azul sobre mi alma...
Y ver que se ocultó, que ya no brilla.
¡Que Dios se la llevó
...para tejer el Alba!



Luis Madrigal





jueves, 16 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (VII)




VII

VIVO DE TU RECUERDO



Igual que el sol, al despuntar el día,
baña de luz la sombra,
sosiega los temores y alza el impulso...
Lo mismo que la luna
ilumina en la noche el camino
y en el recodo del río los álamos cantan,
mientras el palpitar de las estrellas
serena el instinto...
Así como, en el mar, al cesar la galerna,
las velas se levantan serenas
y calla el estruendo de las olas embravecidas,
tu sereno recuerdo me sosiega
y, al divisar tu rostro,
entre la bruma del tiempo y el espacio,
una lágrima, feliz y compasiva,
llena mi alma de tu dulce armonía...
Y de tu palabra cierta y amorosa.



Luis Madrigal




 

miércoles, 15 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (VI)



VI

NO ENCUENTRO FORTALEZA
NI CONSUELO



No encuentro fortaleza ni consuelo
en esta hora amarga que me asola...
Ni la paz, que al final halla la ola,
cuando descansa mansa sobre el suelo.

 Ya ahora nada busco, nada anhelo
y cada hora cruza el éter sola,
tan sola como yo... Nunca tremola
el suspiro de amor que sube al cielo.

Golpeará la lluvia los cristales;
se acostará la nieve en los tejados
y al fin se irán los fríos invernales.

Volverán los claves colorados
en los días de luz primaverales,
mas... hallarán mis sueños ya apagados.




Luis Madrigal










martes, 14 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (V)



V

 NIEVA AL MORIR EL SOL


Está muriendo el sol y, blanco el suelo,
los árboles son quietos y reciben
la caricia del aire, en el que escriben
lágrimas de cristal, que caen del cielo.

Yo, los miro sin ver... Yo, miro el vuelo
que ha de llegar al Mar, en el que inscriben
el agua de su ser, con que conciben
el fruto de la flor bajo su velo.

La verde fronda, pronto en sementera,
quiero ver sin mirar. Y, en la distancia,
-ayer no fue-  desde la tierra ibera,

el patio en que crecía... Aquella Estancia.
Tal vez, el frío, aumenta mi ceguera,
mas, al oler, percibo su fragancia.



Luis Madrigal








lunes, 13 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (III y IV)




III

NO OIRÁS MÁS MI CANCIÓN


Me debato entre tensos impulsos
que me piden alzar la voz
para que tú la escuches... Mas, no puedo.
Sé que tus oídos se han sellado,
como los de Ulises a aquellas sirenas...
Por eso, ya no te canto,
o escondo, entre las olas,
sus notas y sus tonos...
No, no la oirás, no oirás más mi canción
que, cuando suspira, se pierde
entre los árboles de un bosque sin faunos
y casi sin hierbas, ni flores silvestres.
Ellas, dejaron de abrir al sol sus cálices,
sedientas de vida,
para morir hoy en la tierra,
entre las hojas húmedas
que, ya mohosas y pútridas, murieron ayer.






IV

TE ARRULLARÁ MI SOMBRA


Cuando ya no me oigas ni me sientas,
te arrullará mi sombra,
que no pudo cobijarte nunca, mas se extiende
tras el inmenso Mar...
Me verás en los sueños de tus veranos,
sobre tus verdes prados, sobre tu lago,
y, en tu llanto por mí, tus lágrimas
salpicarán el aire, para llenarlo de mi recuerdo.
 De tus rosales, cortarás una rosa
de pétalos rojos, como mi propia sangre,
para que aliente en tus noches de plenilunio.
Y cada Otoño, unas gotas de lluvia
renovarán su aroma.
Así podrás gustar  -al menos en tus sueños-
el sabor de mi aliento.




Luis Madrigal






sábado, 11 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (II)



II

SERÉ SÓLO VACÍO Y NADA


Este peso tan hondo, esta tortura
en la que me esclavizo y me doblego...
Este cuadro sin luz, este aguacero
que cala hasta mis huesos...
¡Esta obsesión febril, esta locura...!
No podrán pervivir un siglo entero,
ni oprimir mi latido, hasta cortar el aire...
¡No...! No durarán más que la sombra
que eclipsa mi razón y hiere mi alma...
Hasta que, un día, desde el cielo,
venga a mi pisada la luz que alumbra el paso
y, el vacío, pueda correr un velo,
tan tupido y opaco,
que nada ya subsista en la memoria,
ni nada puedan ver mis ojos, oír mi oído,
y holgado quepa  -en honda fosa-  el desconsuelo.
Aún ha de espesar luz tan nublada;
enmudecer mi lengua, ahogar mi llanto...
En nuevo limbo, mi música y mi canto, procedentes de ayer,
nada serán conmigo.
Y nada seré yo, porque  -vacío-
no es posible sufrir... ni sentir nada.


Luis Madrigal




jueves, 9 de febrero de 2012

¿MIS ÚLTIMOS POEMAS? (I)



I

SE ALEJA LA ALEGRÍA


Era un dulce calor, que frío era;
un palpitar sin pulso, que clamaba...
Era un rosal sin rosas, que buscaba
abeja sin libar, sin miel ni cera.

Era, en un campo yermo, la mancera
que nunca hundía su reja, nada araba;
era una barca de ilusión, que estaba
varada en tierra, sin que al mar se hiciera.

No lo supe hasta el fin... Yo bien creía
que calor, palpitar, rosal y abeja
-todo-  era vivo, para mí... Y quería

que nunca muerto fuera y que, sin queja,
a mi lecho vacío, la alegría,
trajera por el Mar... Pero se aleja.




Luis Madrigal