sábado, 21 de mayo de 2011

VOLAR, SIEMPRE VOLAR...




EXTRAVIÓ SU RUMBO



Batían soñolientas en la playa
olas plateadas sobre suelo de oro...
Vagaba una gaviota, que había errado
el rumbo de su vuelo y el decoro
de aprender a volar... El alimento,
entre algas con estruendo perseguía,
sin sospechar, de tanta algarabía,
que había despreciado el gran tesoro
de besar en lo alto el firmamento.



Luis Madrigal








A Juan Salvador Gaviota
y a cuantos se esfuerzan en aprender a volar,
aunque no coman nunca