miércoles, 22 de abril de 2015

TRAS EL TIEMPO QUE HUYE





A UNA MIRADA SIN VER

Guardaba la mirada para verte
etérea y alta, a lomos de una nube
que no mancilla el cielo y que te sube
más alto y más arriba que la suerte.

Mirada celestial, suspiro inerte
de cuantos, tras el tiempo, inerte hube,
que el tiempo que pasó jamás detuve,
ni nada pude ver, ni nada serte.

Hoy de nuevo, sin ver, aquí suspiro,
desde lejos te veo, sin que despierte.
Unas veces, te pienso. Otras, deliro.

Sin ver, ni oír, no dejo de quererte,
que sin poderte ver siempre te miro
y siempre te veré… Hasta la muerte.


Luis Madrigal