NO SE COMPREN UN "PINCHO"
Quiero decir un modem de "pincho", de esos que se insertan en los ordenadores -computadoras, para nuestros amigos de América- portátiles, o bien, según la últimas moda, de los llamados "netbook", o como se escriba en el idioma comanche. Yo fui uno de esos ingenuos infelices que se lo creyeron, y así me han ido las cosas. Para estos días de verano que ahora corren en España, como sabía que habría de estar perdido en un tupido bosque, no se me ocurrió otra cosa, a fin de no perder el contacto "con nadie", puesto que casi nadie debe leer lo que escribo, según yo calculo, sino la de adquirir un "pincho". Muy bonito exteriormente y con recomendación expresa de funcionamiento eficaz, me encontrase allá donde fuere. Algún honesto "aguafiestas", ya me había persuadido de las enormes dificultades que habría de encontrar, pero, al principio, y pese a la extremada complejidad de la instalación del programa correspondiente, pensé que el "aguafiestas", esta vez, había ejercido su penoso oficio del modo más gratuito, porque aquello funcionaba. Posteriormente, ya en pleno bosque, hasta logré, con ciertos esfuerzos, eso también, publicar en este humilde Blog algunas entradas, no más según creo recordar que un par de ellas. Pero, hace ya unos cuantos días, el maravilloso invento... terminó de ofrecer sus maravillas, y no sólo eso sino que produjo una grave alteración en el funcionamiento del sistema, hasta tal punto que éste -Windows 7- no podía abrise y, como mal menor, ofrecía la única posibilidad de recuperación a expensas de borrar las últimas configuraciones, o instalaciones, entre las que figuraba la que tanto trabajo había supuesto introducir la del famoso "pincho". Y, hala, todo a la basura. De conexión a Internet a través del maldito "pincho", ni la más remota posibilidad. Me había quedado incomunicado para el resto de mi estancia en el Bosque, sin ninguna alegre y venturosa posibilidad de que, por aquí, apareciese Caperucita, ese ser tan delicado y bondadoso, y muchas o algunas de que, en cualquier momento, tuviese que vérmelas, cara a fauces, con el asesino lobo feroz. Por este motivo, queridos amigos no lectores, he estado ausente de sus no lecturas durante todos estos días. Lo de menos -y perdonen, porque no quiero faltar al respeto a nadie- es que nadie haya podido leer nada, sino que yo no he podido escribirlo, y eso, para mí, es no ya como no comer, que casi carece de importancia, sino como no respirar, sin lo cual nadie puede vivir. Ya he dicho muchas veces, a diversas personas que sostienen lo contrario, que, si bien, y muy relativamente, nadie escribe para guardar lo escrito en un cajón, mucho más importante es escribir, tampoco exactamente para leerlo uno mismo, sino esencialmente para poder experimentar el placer de escribirlo. Sea bueno o sea malo lo que se escribe, literariamente hablando. Eso, queda para los críticos, pero no para quienes escriben. En resumidas cuentas, si ustedes quieren escribir, pueden hacerlo disponiendo tan sólo de un lapicero -tampoco hace falta una pluma estilográfica, o el más sofisticado bolígrafo- y de un humilde papel, y hasta sin nada, porque también se puede "escribir" mentalmente. Y esto, sobre todo esto, es lo que vale y lo que hace que nadie pueda encontrarse solo en un Bosque, aunque falle el "pincho". Desde luego, todo falla, o todo puede fallar, pero esto del "pincho" tengo yo la impresión de que falla siempre. Sobre todo si es de la Empresa o marca "Vodafone". No adquieran ustedes, queridos amigos no lectores, nunca, un "pincho", pero si lo hacen que en ningún caso sea nunca un "pincho" Vodafone Mobile Broadband, HSPA USB Stick, Model K3765-Z. No, no lo hagan. Se arrepentirían mucho de haberlo hecho. Luis Madrigal.-