
Lo celebro mucho. No es que me alegre del mal ajeno, que eso estaría muy mal, sino que estoy muy contento de que la Argentina pueda iniciar un verdadero proceso hacia el bienestar, la verdadera justicia y, sobre todo, el interés de sus políticos por los sufridos ciudadanos argentinos. Por algunos de ellos. Y en este sentido lo que parece el hundimiento y progresiva desaparición de la escena política de los señores Kirchner, me parece una excelente noticia. Ella, según opinión de quien me merece el mayor respeto, y que ha sufrido, y sufre, allí mismo, la desafortunada gestión de los interfectos, entiende que doña Cristina debería recluirse en alguna casa de resposo. No sé si será o no un eufemismo, para no decir que el lugar más indicado podría ser algún manicomio. No lo sé. Posiblemente, no. No he indagado más. A mi lo que, ella y él, me causan la impresión (perdón de nuevo, hermanos argentinos) es de ser una pareja de mediocres, por no decir de verdaderos inútiles. Claro, que de eso, tenemos en España legión, actualmente más que nunca en los últimos 30 años... Por eso, puedo conocer a los de la misma especie... desde lejos. Exactamente a más de 10.000 kilómetros. ¡Enhorabuena, Argentina! Mil felicitaciones a la querida nación hermana. Luis Madrigal.-