Como generalmente no suelo leer los periódicos, ni prestar excesiva atención a lo que se difunde por esa maquinaria especializada en amasar dinero, que llaman “la prensa” y, últimamente -las gentes más insignificantes y horteras- “los medios”, no me había enterado, y parece ser, a estas alturas, lo sabe casi toda la Humanidad, que el próximo día 21 de Diciembre del ya rabiosamente próximo año 2012, se producirá el ya demasiadas veces anunciado “fin del mundo”. Por un momento, he estado a punto de anular toda cita con todo tipo de médicos, así como echar en saco roto todos cuantos problemas tristemente me atañen. Un poco más de un año y todos los males de este mundo, que son muchos, se habrán terminado y al fin podré gozar, espero, de la felicidad eterna. Aunque tampoco cabe hacerse demasiadas esperanzas, porque, ya los milenaristas, con ocasión de ir a cumplirse el año 1000 de nuestra era, pusieron a la gente en una sobrecogedora angustia, ante el fin del “millenium”, que también se profetizó lo sería del mundo, y todo se quedó en un enorme chasco, porque no pasó nada y el mundo continuó, hasta ahora otros 1.010 años más, para provocar dos guerras mundiales terroríficas, amén de otras no menos cruentas, e infinidad de calamidades y de dolor, de injusticia, insolidaridad y opresión. Y sobre todo, de estupidez. En suma, que la Humanidad siguió sufriendo.
Mucho después, el insigne fundador de los Testigos de Jehová, (esa secta demasiado parecida a otras católicas, apostólicas y romanas, relativamente “canonizadas” o no), por haber frecuentado durante algún tiempo a los Adventistas del Séptimo Día, y debido a su peculiar manera de leer la Biblia y a su afición a los cálculos númericos, relativos a la cuestión de la que tratamos y a la vuelta de Cristo a la tierra, se inventó toda una teoría, separándose de los adventistas, haciéndose llamar “pastor” y viajando por todos los EE.UU. y Canadá hasta pronunciar unos 30.000 discursos, para anunciar a bombo y platillo, en el año 1911, que tres años más tarde, en 1914, se produciría el fin “del tiempo de los Gentiles”. Este señor, se llamaba Charles-Taze Russell y había nacido en Pittsburg (Pensilvania) en 1852. No he investigado cual era su oficio o profesión, ni a qué se dedicaba, pero seguramente vendería aspiradoras o máquinas de tostar café, al más puro estilo americano. Como “la prensa” de hoy, o “los medios”, también otuvo un enorme provecho económico, al fundar primero el periódico “La Atalaya de Sión”, e inventar después lo que se llamó “apostolado del timbre”, consistente en tocar éste -el timbre o el picaporte- “de puerta en puerta”, para vender “la Atalaya” y de paso sacar los cuartos a las pobres gentes más incultas y de mentalidad timorata y enfermiza. El negocio debió causar los correspondientes enfrentamientos por el “vile metale”, “la pasta”, porque el Director de la Imprenta que había fundado Russell, Joseph Franklin Ruttherford, se puso al frente del movimiento y, para mayor conmoción universal, en 1920, Rutherford anunció, para 1925, la vuelta de los Patriarcas Abraham, Isaac y Jacob y les hizo construir en San Diego (California) una bellísima mansión, “La Casa de los Príncipes”, donde este caballero pasó los últimos días hasta su muerte, en 1942, pero, que se sepa, ninguno de los esperados puso su patriarcal pie en tan confortable morada. Los Patriarcas bíblicos fueron todos muy austeros.
Ahora, últimamente, y según he podido comprobar desde hace más de dos o tres años, se recurre a otras técnicas para anunciar el fin del mundo, de una manera menos bíblica, si hemos de referirnos a los Mayas, o a Nostradamus, por no decir totalmente laica y científica, si nos referimos a la NASA. Porque todos ellos han dicho sus cosas, como tendré el gusto de ofrecer, de manera gráfica, en esta misma entrada. Resulta que los Mayas, que por cierto desaparecieron, sin que nadie sepa por qué (desde luego a estas gente no les mataron los malvados españoles de la Conquista de América, ni tampoco el Séptimo de Caballería, que operaba algo más al Norte, ni tan siquiera el General argentino Julio Roca que lo hacía mucho más al Sur, en la Patagonia, con los indios tehuelche, asimilados después por los mapuches procedentes de Chile. De los Maya, nadie podrá decir que fueron masacrados. Simplemente desaparecieron, se extinguieron, muy probablemente de hambre, pese a ser tan listos, salvo que fuesen víctimas de sus propias predicciones proféticas, lo cual equivaldría a ser más bien tontos..
Tengo la impresión que en una cultura de tal carácter, al igual que la egipcia o la babilónico-asiria, y algunas otras, por muy listos que fuesen no podían contar con los conocimientos y la tecnología sólamente amasados por el el hombre a través del transcurso de los siglos. Quizá mucho menos aún me fío de Nostradamus, que era un simple francés, en realidad su verdadero nombre era el de Michel de Nôtre-Dame, y además medieval, cuyas célebres cuartetas sólamente han sido fidedignas después de ser un tanto libremente interpretadas por la fantasía humana, pero ninguna de ellas antes de que sucedieran los acontecimientos presuntivamente verificados por la pretendida profecía. Asi es que, tampoco me fío un pelo de Michel de Nôtre-Dame. ¿Cómo puede uno confiar en un judío afrancesado que vivía en una casa como esta?:
Por mucho que se haya escrito, incluso en inglés:
En cuanto a la Nasa, lo único que cabe aceptar es la teoría astronómica del alineamiento galáctico, cuyo fenómeno, más que debido al sol, lo es al tránsito de Venus. Y, ciertamente, el 6 de Junio de 2012, será el último tránsito de Venus de este siglo, ya que los siguientes serán en los años 2017 y 2125. Este alineamiento, según los astrónomos bastante raro, solamente se ha podido ver en seis ocasiones, desde la invención del telescopio. En 1631, 1639, 1761, 1769, 1874 y 1882
Se denomina “tránsito de Venus” el movimiento que se produce cuando, desde la tierra, se ve pasar a Venus al frente del Sol. Y, parece ser que los Mayas eran expertos en seguir este movimiento, al usar los ciclos de Venus para hacer guerras y coronar reyes, resultando mucho más difícil de explicar y de aceptar los famosos datos de su calendario y más el hecho de sus predicciones escritas, aún aceptando que el sistema de escritura jeroglífica utilizado por la civilización maya precolombina en Mesoamérica sea el único sistema de escritura descifrable, a través de sus logogramas complementados por juegos de glifos silábicos. En términos más actualmente científicos, el día 21 de Diciembre del año 2012, se producirá, como todos los 21 de Diciembre, el solsticio de invierno, el día más corto del año en el hemisferio Norte. Esta fecha, causó pánico en la antigüedad, por temor a que el Sol se fuera a extinguir y no volviese a salir. Posteriormente, al comprobar que no era así, ello causó gran alegría y regocijo, porque los días siguientes se hacen cada vez más largos, hasta llegar a la primavera, fecha en la que otras culturas posteriores celebraban grandes fiestas: Las Saturnalia, el culto al Sol invicto, de los romanos, y la propia Navidad cristiana. Pero, en esta ocasión, ese día, 21 de Diciembre de 2012, se producirá el alineamiento galáctico, esto es, el alineamiento del Sol con el Ecuador galáctico, el centro de la Galaxia, la Vía Láctea, lo que se debe a la precesión de los equinoccios, y será entonces cuando el Hemisferio Norte se verá justo al Norte de la Vía Láctea, y el Hemisferio Sur, al Sur de la misma. Asimismo, se esperan astronómicamente otros dos fenómenos más: En primer término, un “pico de flujo magnético solar”, relacionado con las máculas, o “manchas” del Sol, que producirá tormentas solares. Pero, este tipo de actividad solar intensa ya se observó en el año 1958, con auroras vistas en Méjico, y admiten los científicos de la Astrofísica, que en esta ocasión, pueden producirse interrupciones de GPS, teléfonos celulares y transmisiones de satélites, pero nada más. En segundo lugar, se espera también que, en 2012, el polo magnético solar cambie de dirección, pero esto no ha ocurrido anteriormente una sóla vez, sino que sucede exactamente cada 11 años.
Por todo ello, más que pánico, siento una enorme desilusión, porque “el fin de la Historia”, para que pueda dar comienzo la Metahistoria, cuyo Vértice es Cristo Jesús, es el acontecimiento más esperado por los cristianos. Los Evangelios contienen numerosas referencias sobre esta presencia de Jesús, en su regreso al mundo (Mt. 16:27, 24:26-28 y 24:37-41; Lc., 17:22-37, y Jn. 14:13. Y que privilegio sería para mí, y para tantos otros hermanos en la fe, contemplar la Parusía, la Segunda venida del Señor a la Tierra, sentado en su trono, lleno de Majestad, la verdadera Koinonía. Porque, en griego, koiné es forma del participio presente del verbo pareimi. Y el significado principal, antes que los secundarios advenimiento, acercamiento, retorno, es el de presencia, pero presencia, no ya espiritual, o eucarística, sino física. Esto es, si el mundo se acaba el 21 de Diciembre de 2010, son muy altas mis posibilidades de poder ver, antes, al Señor físicamente y de poder decirle: Señor, llévanos contigo para siempre, pese a nuestras limitaciones y miserias, porque Tú eres la Misericordia infinita y sólo Tú tienes palabra de vida eterna. Luis Madrigal.-
No quiero privar a nadie, por si no lo conoce, de los documentos gráficos anunciados anteriormente. Vean, vean: