lunes, 28 de julio de 2014

EL DEVENIR DEL TIEMPO



AYER, ES UN FUTURO

Otra vez se desliza el pensamiento
hacia oscuros rincones, donde habita
la nada, que es la sombra, y que concita
entre nausea y temblor el sentimiento.

Un segundo  -no más-  el polvoriento
reguero de zozobra la fe escita…
La luz del cielo es el punto de cita
y la negra visión huye al momento.

Quiere creer que “ayer” es un futuro;
que han de volver los días que pasaron,
con la luz y el color del ser más puro.

Espera tener ya lo que esperaron
quienes temieron ver un seno oscuro,
para por siempre amar a quien amaron.


Luis Madrigal




Fotografía de Sam Howzit 

sábado, 26 de julio de 2014

LAS HUELLAS DEL RECUERDO



CUANDO EL SUEÑO SE VA


Cuando el sueño se va,
llega la calma.
El aire, siempre apaga el fuego,
aunque lo avive y alce transparente
si el viento sopla al Sur,
el sol poniente.
Lo que antes fueron llamas,
hoy cenizas
que extienden su gris velo
a su rescoldo, son.
Cruje el alma al andar
por el camino lento
que al músculo doblega.
La verdad, es consciente
y se acomoda
entre duras aristas
y guijarros cortantes…
Entre trémulos suspiros
que vuelan hacia nadie.


Luis Madrigal





Fotografía de Smirno Valelish
 

jueves, 24 de julio de 2014

SENSACIONES DEL ESPÍRITU



UNA HUELLA DE HUMO


Al despertar el día, duerme
la noche, que pasó esperando al alba
y que condensa sueños, que vivieron
sin vivir fuera, allá, dentro del alma.
El sol, golpea suave los cristales,
que velaron sin ver llegar el aura
de una imagen que brilla
y que se agita, convulsa y trémula,
allá en lo más lejano, en lontananza.

Quiero ver su cabello, como el oro,
de su cuello colgar una guirnalda;
de sus labios, rubíes encendidos,
escuchar con sosiego una palabra.
Quiero yo estar en mí y, sin olvido
tomar también la onda de luz clara
que en partícula torna y, al mirarme,
en carne y sangre espíritu proclama.

Anhelo, una y mil noches, sólo un sueño
que vea cual cristal, en la otra orilla
del Mar, de plata añil, que olas levanta,
encendida de luz una silueta
que siempre veo en mí y que se aparta
de mi vista al cruzar, y sin ver nunca,
como huella de humo, sin mirada.


Luis Madrigal






Fotografía de David Ambridge
 

miércoles, 23 de julio de 2014

EL TIEMPO QUE PASÓ



HABRÁN BROTADO LAS LILAS


I

Ya habrán brotado las lilas…
Junto al seto, florecidas
habrán estado sin mí. Y su aroma
perfumando a las estrellas,
cuando en la noche asomaron
desde el cielo, sobre ellas.


II

He de buscar su fragancia,
desde lejos escondida,
para encontrar de la herida
bálsamo, que cure el alma
y, entre sórdida estampida,
en la noche encontrar calma.


Luis Madrigal





Fotografía de Mercè MA 
 

martes, 22 de julio de 2014

TRES ESTROFAS SÁFICAS



VENDRÁ EL ALBA


Viejo camino de la selva oscura,
que destellos de luz das a mi alma,
deja que escuche en paz el dulce eco
del ser, que canta.

Mi corazón no puede más, y teme
no más color, al despuntar la aurora,
que el de ser por siempre, tras mil horas,
tan negra sombra.

Mas  -al ponerse-  al fin brillará el sol.
Huirán opacas brumas, apostadas
en lo más hondo y, entre luces de oro,
veo ya el Alba.


Luis Madrigal






Arriba, luces en la noche boreal.
(Fotografía de Daniel Leifheit)

lunes, 21 de julio de 2014

SEXTA SERIE DE SEGUIDILLAS



DESDE LA ALTURA

I

Cuando alcanzo lo alto,
pienso en el valle,
tan lleno de suspiros
que lleva el aire.

II

Salto de nube en nube
sin más impulso
que el que, presto, me mueve
el pensar puro.

III

Pensar, no es ser, sin más.
Intento liso.
Mas, sin andar el tiempo,
no haré camino.

IV

Sentir, es mucho más.
Es trasladarse,
entre cielos y nubes,
sobre los aires.

V

Buscar el amor lejos,
en la distancia,
es presencia continua
dentro del alma.


Luis Madrigal







Arriba, cielo de Bolivia
fotografía de ARNAUD Z

viernes, 18 de julio de 2014

El PROTOTIPO DEL MÁS GRANDE AMOR



NORMA

Desde siempre, Romeo y Julieta han sido considerados como el símbolo supremo del amor sentimental entre un hombre y una mujer. Y puede que así sea. Pero caben otras dimensiones y matices. Una de ellas, es la de Norma, la sacerdotisa virgen, la gran Druidesa de la diosa celta Irminsul, en la opera de Vincenzo Bellini. Virgen sólo en teoría, porque, con quebranto de su sagrado voto de castidad y sin que nadie lo sepa, tiene ya dos hijos con el procónsul romano Pollione, durante la ocupación por parte de Roma de la Galia. Todos los latinistas, hasta los más elementales, saben que “Gallia est omnis divisa in partes tres”. Y no dice el libreto de Felice Romani en cual de esas tres partes se encuentra la aldea o el poblado en el que Norma ejerce su misión sacerdotal y su padre  -Oroveso-  la suya, que causa la impresión de ostentar, además de la jefatura de los druidas, la “Jefatura del Estado”. Ciertamente se observa cierta endogamia entre las funciones políticas y las religiosas. Pero la que manda, con potestad propia y no vicaria, en esta última dimensión, es Norma. Y ello es de capital importancia en el desarrollo de la trama teatral. Volviendo a César  -que subsidiariamente ha de prestarnos la más autorizada ayuda-  prosigue el brillante general y sobrio escritor su descripción, diciéndonos que de esas tres partes, una la habitan los belgas, otra los aquitanos, y “tertiam qui ipsorum lengua Celtae, nostra Galli appellantur”. Esto es, la tercera parte es el solar propio, y en consecuencia las costumbres y la religión, de los que en su propia lengua se llaman celtas y a los que nosotros llamamos galos. ¿Cuáles eran esas costumbres, equivalentes a los mores maiorum de los romanos y, sobre todo, cuál era la religión de los que a sí mismos se llamaban celtas, por mucho que Roma los llamase galos? Porque, según la propia situación que César nos ofrece, no toda la Galia estaba habitada por los galos, sino dividida en tres partes. Los galos ocupaban sólo una, mientras que las otras dos estaban habitadas por los belgas y los aquitanos. ¿De dónde puede haberse sacado el libretista, Felice Romani el asunto de las sacerdotisas vírgenes, el corte del sagrado acebo y demás pronunciamientos, pese a ser éstos escasos?

En realidad, hay que considerar que el argumento central de la ópera “Norma”, se situa en la Galia, pero no está tomado de las costumbres ni religión de los galos, ya sean o no propiamente esto  -galos- o ya sean celtas, sino de la tragedia “L´Infanticidio”, del escritor francés Alexandre Soumet, el poeta florido de Napoleón Bonaparte, lo que le valió ser nombrado Auditor del Consejo de Estado de Francia. Es como para dudar del lirismo de sus versos, si se tienen en cuanta las actuales razones que mueven la designación para asumir los cargos políticos, y que no creo muy diferentes en la época del pequeño corso. No es necesario, por tanto, entrar en más análisis del “De Bello Gallico”, ni en el famoso párrafo de César “Honorum Ominum fortissimi sunt Belgae”, tan controvertido por los historiadores actuales; ni si los belgas estaban o no atrasados en aquel momento, o si eran propiamente galos, más bien germánicos o incluso formaban parte de un tercer grupo, ni por todo ello tampoco de cual de ellos pudiesen ser los rasgos religiosos propios del pueblo en el que Norma ejerce su sacerdocio. La cuestión, no es esta, por lo ya dicho. Tal cuestión radica en Soumet y no en Julio César. Porque, según Romani lo cuenta en su trama, el amor de Norma por Pollione y el de éste por ella, pese a las incertidumbres intermedias, en las que entra en juego la leyenda tomada de Soumet, culmina siendo, más que el amor de un hombre por una mujer y el de una mujer por un hombre, la manifestación más pura de todo amor. Un amor excelso, que supera toda idea de sexo y de sexualidad, para alcanzar la más alta cota del amor más noble, el amor que se rige y preside siempre por la idea de generosidad y sacrificio en aras del otro; de que aquel a quien se ama no pueda sufrir nunca, o pueda gozar siempre. Aunque ello conduzca irremisiblemente a la muerte. Y esto es lo que, al final, de la trama, hacen Norma y Pollione.

Cierto que, antes, tanto Norma como Pollione, han pensado y proyectado hacer otras cosas mucho menos honorables. No todo es sublime en “Norma”. Esta, ha desaconsejado la guerra contra los romanos, en principio, tan sólo porque ello arrastraría a ella a Pollione y, con ello, posiblemente a la muerte del Procónsul de Roma, y del amor que siente por el padre de sus hijos. Incluso, cuando su auxiliar Adalgisa, también sacerdotisa y como ella ligada por los votos, le confiesa que ha violado los mismos, Norma se muestra comprensiva y dispuesta a encubrirla, pensando en su propia situación. Pero cuando descubre que el instrumento de tal violación ha sido el propio Pollione, los celos y la ira invaden su espíritu. Norma, ya no quiere la paz, sino la guerra a muerte para vengarse de Adalgisa y que ésta perezca en la hoguera, pena con la que se castiga la sacrílega conducta. Mucho más aún. Ante el desamparo de sus hijos, está dispuesta a matarlos antes de darse muerte a sí misma. Esto, desde luego, no es amor. Simplemente, celos, ira y deseo de venganza. Por su parte, Pollione dice haber sido llamado a Roma, y propone a Adalgisa fugarse con él. Adalgisa, descubre el secreto de Norma y ésta se compadece de sus hijos y pide a aquélla que los proteja, tras su muerte, a cambio de su silencio. Es el momento sublime del aria, de suma ternura,  ´Teneri, teneri figli´.  Al final, ante la pregunta de quién ha sido la sacerdotisa que ha quebrantado sus votos, Norma confiesa ante todos los druidas. “Soy yo, preparad la hoguera”. Confiesa ser la madre de los dos pequeños y ruega a su padre, Oroveso, que los proteja y los guarde. Esto conmueve el alma de Pollione, que nuevamente se enamora de Norma, ante semejante grandeza, y comparte la hoguera con ella.

 Siempre oí decir a algunos de los entendidos en la materia que la mejor “Casta Diva” -la famosa cavatina de “Norma”-  del siglo XX, había sido la de María Callas. Y a otros, la de Monserrat Caballé. No podría yo afirmar lo contrario. Y desde luego, dispongo del video de estas dos famosas soprano, la griega y la catalana, correspondientes a la famosa cavatina. Pero, sinceramente a mí me parece mucho más guapa la rusa, nacionalizada austriaca, Anna Yúryevna Netrebko, y por ello es esta la que voy a insertar. Bueno, para que puedan establecerse comparaciones, ofreceré las tres versiones, aunque hay muchas más. Que lo disfruten, y lo disfrutéis todos, amigos. Pero, sobre todo, pensemos que el amor más sublime ha de ser siempre, más que el causado por la belleza, el que inspira la verdad.

Luis Madrigal








jueves, 17 de julio de 2014

QUINTA SERIE DE SEGUIDILLAS



MISTERIO CIERTO

I

Cuando miro tan lejos,
no veo nada.
Pero, estás. Caminando
hacia una playa.

II

A buscar caracolas
sobre la arena,
por si, entre ellas, descubres
una botella.

III

Que en su seno dormido,
tras largo tiempo,
te revele un misterio
a gritos cierto.

IV

Sin mensaje ni olas
-tú bien lo sabes-
vuela mi sentimiento
sobre los aires.

V

¡Si los aires, son buenos,
qué buenos aires!
Como lo son las Sierras
que mi alma atraen.

VI

Danzaré con tus Hadas
a un mundo incierto,
pero con la esperanza
de ser envuelto.


Luis Madrigal








miércoles, 16 de julio de 2014

ESE LEÓN RAMPANTE



LEÓN ES ANTES QUE


A girones el viento va secando
pedazos de la carne, hecha girones.
No es uno, sino cien, cien mil leones
los que a un sordo Castillo van cercando.

A sus almenas, Uno va trepando
para rugir rampante. Corazones
que el fuego hace latir, y mil razones
de la Historia que vive, van cruzando

en el eterno espectro, el meridiano
que pasa por el cielo azul cobalto
y besa en él su aliento soberano.

Sobre góticas piedras de basalto,
se terminó el Invierno. Ya es Verano.
Y el Cielo sentenció volar más alto.


Luis Madrigal


A León,
mi patria humillada y cautiva



lunes, 14 de julio de 2014

UN INCREIBLE ARCANO METAFÍSICO



LLEGAR ANTES DE PARTIR


El sol ha traspasado los cristales,
que lo reciben claros y brillantes.
La luna alegra, blanca, los instantes
que de la noche escapan… ¡Tantos males

que el hiemal inflingió…! Los abisales
barrancos se hacen llanos y anhelantes:
Quieren llegar así  -sin partir antes-
a las más altas cumbres celestiales.

Llegaron ya, sin prisa, desde el suelo
los suspiros dormidos, que despiertan
esperanza y amor, en pleno vuelo.

Todos los fríos, al calor se templan
cuando los ojos ven la luz del cielo
y el color de su Techo al fin contemplan.


Luis Madrigal


 

domingo, 13 de julio de 2014

¿QUIÉN GANARÁ?














QUERER, SABER Y PODER

En estos últimos días, ya inminentes al próximo partido final de la Copa del Mundo de Fútbol, que se juega hoy mismo, han podido escuchare a través de la Radio, verdaderas necedades, propias de quienes las dicen, que son los de siempre. Y, también como siempre, confunden el tornillo martín con la rueda catalina, la velocidad con el tocino y… ya no voy a decir más, porque se pueden citar ejemplos indecorosos de confusión. El hecho es que confunden, se confunden y andan confundidos entre sí y entre contradicción y contradicción. Confunden lo que va a pasar con lo que desean que pase, e incluso con los méritos efectuados con anterioridad por uno u otro de los contendientes. ¿Quién  -cual de los dos equipos-  ganará tan crucial partido? Esta primera cuestión, a lo sumo, puede aventurarse, suponerse, pero, por fundada pueda ser la suposición, no puede saberse, por la sencilla razón de que el hecho sobre el que se interroga, pertenece al futuro, a lo que aún no ha sucedido. Es un hecho incierto, y lo incierto es esencialmente aquello que no solamente no es verdadero  -por lo que puede ser falso, que es la posición lógica radicalmente contraria-  sino que, además, por la misma razón, es inconstante; cabe albergar dentro de sí algún u otro cierto movimiento, por cuyo motivo tampoco puede ser seguro ni fijo. La piedra siempre sería la piedra, de no existir el movimiento. Por todo ello, lo que puede pasar  -y todo lo que puede pasar, a veces, pasa- es absoluta y radicalmente desconocido, imposible de ser sabido y absolutamente ignorado. Y tal raciocinio, puede ser aplicado, en su integridad, al resultado de cualquier partido de fútbol  -lo jueguen quiénes lo jueguen- incluido por tanto el de la final de la Copa del Mundo, que hoy Domingo, día 13 de Julio, disputarán los equipos nacionales de Alemania y Argentina.

Nadie, absolutamente nadie, puede saber quién ganará, proclamándose, en su caso, respectivamente, Campeón del Mundo, por cuarta vez Alemania; por tercera, Argentina. El que lo afirma con la mayor seriedad, y hasta con todos los argumentos lógicos posibles y aun aceptables, es un perfecto imbécil, porque, aunque acierte, jamás podrá demostrar la menor relación de causalidad entre lo que predijo y lo que sucedió, dentro de un orden estrictamente lógico.

Tampoco es posible, sino analógicamente casi lo mismo, saber quien va a ganar por razón de cómo ha jugado anteriormente los partidos en que ha participado, ni por razón de los resultados que ha obtenido en tales encuentros. Y la razón es también casi idéntica a la ya argüida. También el juego que, uno y otro equipos, desarrollarán, el modo en el que jugarán y, en general, todo lo que aún no ha sucedido, pertenece por la misma razón al futuro, y no al pasado, que nunca existe, y con ello a todo lo que de  aquél resulta predicable.

Lo único, rigurosamente lo único, que sí se puede saber  -lo sabrá cada cual-  es cuál de los dos equipos se desea que gane. Eso sí. Aunque, también en cuanto a esto, a la voluntad personal, al deseo de que venza uno u otro equipo, caben oscilaciones, tibiezas, dudas, en suma, indiferencia. Sin duda, a muchas personas les dará lo mismo que alcance la victoria cualquiera de los dos equipos. Esto es todo lo que se puede saber. Nada más.

Creo estar seguro de que fue aquel gran jugador de fútbol, y gran entrenador, Ladislao Kubala, quien dijo que para vencer, en estas pugnas futbolísticas, resultaban esenciales tres elementos: Querer, porque sin tal deseo, más bien firme que leve, nunca se puede ganar, ni conseguir nada; Saber, porque, quien no sabe, ya sea jugar bien al fútbol ya a cualquier otra cosa, es evidente, no puede practicarla con éxito alguno. Y, por último, poder, que sin duda encierra el factor más complicado, y por tanto más dudoso y en consecuencia dubitativo. No todos los días son iguales, en infinidad de detalles y factores susceptibles de resultar concurrentes e influyentes en el poder y, por lo tanto, no siempre se puede. Hay días que no se puede “poder”, sirva la redundancia, pese a querer hasta el fondo del alma y saber mucho más que el adversario. Suele decirse con cierta habitualidad: “No tuvo hoy su día”. Por eso ni aquel gran hombre -internacional sucesivamente con tres naciones, Checoslovaquia, Hungría y España-  puede sacarnos de esta incertidumbre.

Al respecto, recuerdo muy bien, y soy mucho más proclive a la aplicación de su contenido semántico, aquellos tres verbos de mis primeros días de latinista: Volo, querer; Nolo, no querer, y Malo, preferir. Estoy persuadido de que con tales contenidos es con lo único que podemos jugar nosotros, los que no jugamos en el campo, o en la cancha, como dicen los argentinos. Los que tan sólo lo vemos, presenciamos el juego y los acontecimientos e incidencias varios que en él pueden concurrir y llevar o arrastrar a un resultado determinado. Frente a la incógnita, tan sólo cabe eso: Volo, nolo o malo. Querer exclusivamente que gane uno de los dos equipos contendientes; no querer que gane ni uno ni otro o, bien, por útimo, preferir la victoria de alguno de ellos. Todas las posiciones parecen lo mismo, y debieran por ello ser reducidas a una única. Sin embargo, tampoco es así, sino mucho más complicado. He oído decir por la Radio, a alguno de esos bocazas que la utilizan para hablar de fútbol, que él quiere que gane el que mejor ha jugado al fútbol hasta ahora en este Torneo mundial, y que ese equipo es el de Alemania. Este criterio, es muy razonable y respetable. Pero tales personas, no son capaces de transcender la barrera del sentimiento “por razón del gusto”, podríamos decir, o de la más depurada técnica, o de la estrategia empleada, o de la fuerza y el empuje, etc., etc., para penetrar en el ámbito emocional de otros factores sin duda mucho más sentimentalmente hondos. El Fútbol sólo es el fútbol, en cualquier caso, desde luego, y no cabe atribuirle la esencia de ninguna categoría aristotélica, pero al mismo tiempo no se puede negar que -en sí mismo-   propiciar puntapiés a una pelota puede hacerse con cierta belleza y elegancia. Sin embargo, con total seguridad, bien puede decire también que tal destreza representa sin duda un mérito, de valor infinitamente menos atractivo y hondo, en orden a los sentimientos que suscitan otras ideas y factores sin duda categóricamente mucho más concluyentes.

Debo confesar por mi parte encontrarme atrapado en un laberinto, considerando todos los factores. Soy europeo porque soy español, y aunque no entiendo demasiado de fútbol, debo admitir que por lo visto hasta ahora, Alemania ha jugado mucho mejor que los demás equipos nacionales participantes y ha obtenido resultados excelentes, alguno de ellos espectacular. También dicen los entendidos que el equipo alemán ha adoptado y empleado el mismo estilo de juego que estos últimos años fue capaz de utilizar el equipo de España, y ello me alegra notablemente. Posiblemente, si gana Alemania, no me sentiré demasiado mal. Ya dije el otro día que, recíprocamente, los alemanes fueron españoles y los españoles alemanes durante casi tres siglos. Por elección propia, soy germanófilo desde casi mi primera juventud. Pero mis antepasados, desde hace más de cinco siglos, no fueron españoles para ser europeos, sino para ser hispánicos. España es más hispánica que europea. Extendió las Columnas de Hércules al otro lado del inmenso Mar y, con ellas, su lengua, su religión y su cultura. Los argentinos, nuestros hermanos, tendrán los defectos que se quiera  -tampoco más que nosotros los españoles-  pero hablan nuestra misma lengua y en ella nos entendemos todos los que hablamos en español. Es posible que gane, Alemania. Mi humilde felicitación en tal caso, por anticipado, a los alemanes, pero mi alma está con la Argentina y con los argentinos, porque por mis venas sin duda corre la misma sangre del espíritu que por las suyas. No quiero que pierda Alemania, pero prefiero que gane Argentina. Discúlpeseme ya mi pobre Latín, después de tanto tiempo, pero debo ser fiel a mi sentimiento y a nuestra Lengua Madre: Nolo praeterire Germania, sed malo Argentina acquirere. Que Dios, reparta suertes.

Luis Madrigal.