Perseguía la luna
las copas de los árboles
en la alameda que se
alza
a la orilla del Río.
Se quejaban sus rayos
de romper la penumbra
cuando, a la media
noche,
todo ojo dormía.
No despertéis al sueño,
clamaba la alta luna.
Baste con vuestro brillo
sin que nadie lo vea.
Que la verdad es siempre
perla que late oculta,
aunque grandes fulgores
siempre mentira sean.
Luis
Madrigal
Franz Schubert
Sinfonía nº 5. Allegro
Royal Concertgebouw Orquestra