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Era un árbol que hablaba, y que sentía
el continuo cantar de aquel molino.
El molino, sabiendo que su trino
embelesaba al árbol, le decía:
"Batalla" -así el árbol atendía-
no te dejes vencer por tu destino...
En busca de agua fresca peregrino,
extiende tu raíz en lejanía.
¡No puedo, "Gracias" -respondía al molino-
el agua ni allá lejos dejó huella...
me abandonó a mi calcinado sino...
No volveré a ver a aquella estrella,
ni la hierba que crezca, ni el camino...
¡Ya no quiero vivir, si no está ella!
Luis Madrigal
Arriba, diseño de nuestra querida colega de Blog, la poetisa y pintora Alicia María Abatilli, de Córdoba, Argentina, cuando vivía en Arroyó Barú (Entre Ríos)
Música de la Sinfonía Nº 44 de Mozart. Andante