EL QUE MURIÓ, RESUCITÓ PARA TODOS
Dejó vacío el Sepulcro y, a su lado,
Brilló la luz del sol como una alhaja
y un Ángel exclamó: ¡Ha resucitado!
No le busquéis aquí, ya ha abandonado
el mundo en que vivió, y ya aventaja
para vivir por siempre, acompañado
de quienes, como Él, mueran a la vida
para
-muertos- vivir eternamente,
si en otros ponen bálsamo en la
herida;
los llevan en su pecho dulcemente,
para aliviar su alma dolorida
y siempre -en todo-
el corazón ardiente.
Luis Madrigal