martes, 31 de diciembre de 2013

NO ES POSIBLE "CORTAR" EL TIEMPO



               Ni puede cortarse con un cuchillo, como materialmente se hace con las cosas susceptibles de tal, ni tampoco de ninguna de las maneras convencionales, más o menos arbitrariamente, como se dividen, o tratan de separarse, las épocas o etapas históricas, en el arte o la literatura, e incluso los mismos períodos propiamente históricos, u objeto sistemático de la Historia. El tiempo, es un misterio, en la medida en que no se puede entender ni explicar, ya lo hemos dicho muchas veces y, alguna de ellas, inluso en este mismo humilde Blog. No es cosa de repetirlas. Pero llamaba hoy mismo mi atención, con especial fuerza, esta idea, al reparar en lo difícil, por no decir imposible, que asimismo resulta recordar al cabo de los años, sobre todo cuando son ya muchos, lo sucedido en uno u otro de los que ya pasaron. Ciertamente, hay fechas "cruciales" y, lejos de cualquier significación etimólogica o lingüística del término, éstas se recuerdan siempre, casi permanentemente, sin duda porque están llenas de cruces, de sufrimientos fuera de lo corriente, de los sinsabores ordinarios de la vida. Por contra, es mucho más difícil recordar los días luminosos y y especialmente alegres, repletos de acontecimientos brillantes, aunque nunca ninguno de ellos hubiera podido ser glorioso.

                    En cambio, todavía me sorprende a mí la manía con que las gentes, buenas y malas, vulgares y hasta también notables, se desean en un día como hoy que el tramo siguiente del tiempo, convencionalmente dividido en días, meses, años y siglos, pueda ser, en el mejor de los casos,  tan bueno como el que pasó o, en el peor de ellos, no tan malo. En cualquier caso, la inmensa mayoría se desea recíprocamente "la felicidad". No quisiera yo, y no quiero ni lo hago, "presumir" de originalidad, pero sinceramente no puedo incluirme entre la que me parece inmensa masa participante en esta especie de "aquelarre". Estoy profundamente convencido de que el paso de un año a otro, como el de cada día al siguiente, y lo mismo puede decirse de los lustros, las décadas o los siglos, tiene exactamente la misa esencial importancia. Ninguna. Sólo lo que comienza cuando al fin el tiempo se acaba y comienza la Meta-Historia (naturalmente, la personal de cada ser humano), reviste verdadera importancia. Una importancia definitivamente eterna, y que es la misma que tiene cada día de la existencia, porque "existir", no puede ser otra cosa sino estar en el tiempo para ser. Y eso... no se ventila ni resuelve en una noche. Ni entre champagne y fuegos artificiales, ni tan siquiera entre el silencio de un monasterio.

                        Sin embargo, sería yo un perfecto imbécil si, por las razones alegadas, dejase de expresar a todo el mundo  -y dentro de él a la media docena escasa de personas que puedan acercarse a este humilde Blog-  mis mejores deseos: ¡Feliz Nuevo Año 2014... de la era cristiana!. Por decir algo, en o que se refiere a lo de cristiana. Un fuerte abrazo, amigos.


Luis Madrigal