La sensible política seguida por GOOGLE, de celebrar o recordar los acontecimientos de una época, de un fenómeno, un logro social, científico, cultural o artístico, presente o pasado, también a veces de un anhelo futuro, y hasta de un día concreto en el que haya nacido o muerto alguno de esos seres humanos singulares -como es el caso al que ya me estoy refiriendo- me ha hecho advertir esta mañana, al acercar el puntero a la imagen que preside la cabecera de este gran Buscador, que hoy, exactamente hoy, se cumple el 165 Aniversario del Nacimiento de una gran artista, la excepcional pintora norteamericana Mary Cassatt. Desde luego, no recuerdo si ha sido exactamente hoy cuando ha aparecido en la portada de GOOGLE el plástico recordatorio. Tal vez haya estado algún día más, aunque más bien creo recordar que no, que ha sido hoy cuando ha hecho su aparición, como tenía que ser. Porque lo que sí es exacto es que Mary Cassatt, nació en Allegheny, Pennsylvania, el 22 de Mayo de 1844, por cuyo aritmético motivo, es exactamente hoy cuando se cumple esa efemérides. De otro modo, no podría tratarse del 165 "cumpleaños" de esta gran mujer, a quien yo admiro más y más en la medida que voy conociendo muchos de los episodios de su vida, personal y artística. Fundamentalmente, me cae muy bien por tres motivos, alguno de los cuales, o los tres, podrán parecer fútiles, pero es así. En primer término, porque -yo nací en España en 1936- me identifico con ella por el momento convulso en el que también vino al mundo. La admiro más aún, como es lógico, por su espíritu de "rebeldía artística", frente a las convenciones formales homologadas de su tiempo, que ella supo superar, en diversos momentos y fases de la evolución de su pintura. Pero, por lo que más la admiro es porque, habiendo nacido en el seno de una familia cuantiosamente acomodada económicamente -era hija de un banquero- no quiso continuar en esa actividad, tan necesaria, pero tan injustamente en manos privadas, como, por ejemplo, actualmente en España, hace doña Patricia Botín, a la que tanto le gusta el dinero y sobre todo ganarlo, para que otros hayan de sufrir estrecheces y penalidades. Esto es, como dijo en la Habana el Papa Juan Pablo II, para hacer que "unos cada vez sean más ricos, a costa de que otros sean cada vez más pobres". Por el contrario, Mary Cassatt, no se dedicó a la "ingeniería financiera" para fabricar dinero, sino a imaginar y crear arte. Cierto también que lo hizo, en cierto modo, de forma más o menos diletante, sobre todo después de haber conoció a Edgar Degas, que también era hijo de banqueros, y entre los dos, se permitieron regalar cuadros "a todo tren", puesto que no los pintaban para venderlos y ganar dinero, sino para divertirse, dentro de su fidelidad al arte y al modo personal de concebir la pintura que ambos tenían. Mary Cassatt, incluso solía no terminarlos, dejándolos inconclusos, como Leonardo, sin duda no por pereza, sino por puro "diletantismo", y a veces, donando sus propias creaciones o el producto de sus ventas a los Museos.
Cuando tenía 17 años, Mary Cassatt, como ya he dicho hija de un multimillonario Banquero, comenzó a estudiar Pintura en la Academia de Bellas Artes de Philadelphia, una de las dos ciudades más importantes de su Estado, en unión de Pittsburg, pero no la capital del mismo. No sé por qué razón, en los Estados Unidos, por lo general, las Capitales de los distintos Estados no son las ciudades más importantes, sino acaso pequeños núcleos de población, o de muy inferior entidad poblacional. Mary Cassatt, ya había nacido en otro año especialmente conflictivo, el de los motines de Philadelphia, pero el de su ingreso en la Academia de Bellas Artes, no fue inferior en conflictos, por ser el del comienzo de la Guerra de Secesión, la Guerra Civil de los Estados Unidos, cuyo sangriento enfrentamiento se extendió hasta 1865. Pennsylvania, unas de las 13 Colonias emancipadas de Inglaterra, es uno de los 24 Estados que, en aquel conflicto bélico, permenecieron fieles a la Unión frente a la Confederación, y finalizada aquella cruenta Guerra, como todas las guerras, Mary Cassatt viaja a Europa, un año más tarde, en 1866, donde permance cuatro años, recorriendo Museos, hasta 1870, en que la Guerra Franco-Prusiana (la que sostuvo el Segundo Imperio Francés de Napoleón III, contra la Federación Alemana de Bismarck) le obliga a regresar a los Estados Unidos. Su padre desaprueba su conducta y le niega toda clase de ayuda, radicalmente disconforme con su vocación. La fuerzas e impulsos de la materia siempre han estado contra las del espíritu. Sin embargo, el Arzobispo de Pittsburg encarga a Mary Cassatt realizar la copia de algunas pinturas en Italia, con lo que vuelve a Europa, y posteriormente se instala definitivamente en París, donde morirá, ek 14 de Junio de 1926, en el Château de Beaufresne. Había venido para poder desarrollar la pintura que ella sentía y "veía" y, ya en 1872, su estilo se ha transformado, abriéndose a un rápida madurez. Su maestro, en tal sentido, no fue Edgar Degas, como alguna vez se ha escrito, sino Camille Pissarro, cuya influencia y consejos llevan a Cassatt al Salón de París, con una de sus pinturas, en ese mismo año 1872.
Un día, tras la ventana de una galería de arte, tuvo ocasión de contemplar la obra al pastel de Degas y descubrió con cierta sorpresa y gran alegría que "no estaba sola". Ella misma lo contó en una carta a un amigo: "Solía aplastar ni nariz contra las ventanas para absorver todo lo que podía su arte... Cambió mi vida, desde entonces pude ver el arte del mismo modo que siempre quise verlo." Hasta que dos años más tarde, en 1874, conoce personalmente a Edgar Degas, que la invita a exponer sus pinturas con los impresionistas, pero su propio estilo y sentido de la pintura continuó su evolución natural y, sin dejar estar unida en la amistad a Degas y a otra pintora impresionista ilustre, Berthe Morisot, cuñada de Edouard Manet -se había casado con su hermano Eugène- Mary Cassatt fue separándose del impresionismo y aproximándose más y más, como se ha escrito "a una honesta y simple copia de la realidad". No dejó de dar muestra viva de su profundo humanismo y sensibilidad cuando, ante la enfermedad de su madre y de su hermana, abandonó la Pintura, con el exclusivo fin de poder cuidarlas y hacerse cargo de ellas, y tan sólo retornó a la actividad artística, una vez muerta su hermana y curada su madre. Este gesto, a mi juicio, resulta altamente indicativo del por qué Mary Cassatt (se considera que en más de la tercera parte de sus pinturas) llevó a sus cuadros escenas intimistas y tiernas, llenas de simbolismo materno-filial, en las que la figura de la madre, tan esencial a todo hombre, rebosa de cariño hacia esas tiernas criaturas que son los niños. Mary Cassatt, para mi gusto, es la pintora por excelencia de las "Maternidades", como aquel frailecillo que se llamó Guido Di Pietro Da Mugello, y al que todo el mundo llama "Fra Angelico", es el pintor de las "Anunciaciones", que por cierto, pintaba de rodillas. Y esas maternidades, recuerdan las tres frases a mi juicio más contundentes que ha podido escribirse sobre la madre: "El niño reconoce a su madre por la sonrisa" (Virgilo); "El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás perdón" (Honoré de Balzac) y "No nos pongamos tristes por haberla perdido, demos gracias por haberla tenido" (San Agustín).
Por esa sensible delicadeza, y por esa ternura, tal vez yo, que soy un "manazas" para esto de la pintura y del arte, pero que me empeño e insisto en practicarlo, con más afán que éxito, pero siempre con una enorme e íntima satisfación, ya que no puedo "copiar" de la realidad, como hacía Mary Cassatt, me he entusiasmado copiándole a ella misma. ¿Para qué, verdad, existiendo el original? Ciertamente. Pero ser un humilde copista, como yo, no excluye a nadie del Reino del Arte. Un cordial saludo a todos los pintores humildes, aunque copien. Sobre todo a los que copian bien, y no como yo. Al menos, ninguno, ni unos ni otros, vamos a vomitar nuestras vísceras más animales y bajas por los campos de futbol... O de otras cosas mucho peores.
Como todo lo que he dicho es muy cierto, o a mí me lo parece, les dejo y os dejo, arriba, dos pinturas bien distintas. Una, sin acabar del todo (fíjense, fijaos, en el brazo izquierdo de la madre) y, la de más abajo, cuando se estaba iniciando. Esta última, no sólo está sin acabar, porque aún cuando se acabe, desde luego, no será lo mismo. No hay que insistir en las explicaciones: La primera se titula "Madre e Hijo", como podrá observarse, la segunda se llama. "Copiando a Mary Cassatt". Desde luego, copiando mal, pero sin insultar al árbitro... ni a nadie. Luis Madrigal.-
Cuando tenía 17 años, Mary Cassatt, como ya he dicho hija de un multimillonario Banquero, comenzó a estudiar Pintura en la Academia de Bellas Artes de Philadelphia, una de las dos ciudades más importantes de su Estado, en unión de Pittsburg, pero no la capital del mismo. No sé por qué razón, en los Estados Unidos, por lo general, las Capitales de los distintos Estados no son las ciudades más importantes, sino acaso pequeños núcleos de población, o de muy inferior entidad poblacional. Mary Cassatt, ya había nacido en otro año especialmente conflictivo, el de los motines de Philadelphia, pero el de su ingreso en la Academia de Bellas Artes, no fue inferior en conflictos, por ser el del comienzo de la Guerra de Secesión, la Guerra Civil de los Estados Unidos, cuyo sangriento enfrentamiento se extendió hasta 1865. Pennsylvania, unas de las 13 Colonias emancipadas de Inglaterra, es uno de los 24 Estados que, en aquel conflicto bélico, permenecieron fieles a la Unión frente a la Confederación, y finalizada aquella cruenta Guerra, como todas las guerras, Mary Cassatt viaja a Europa, un año más tarde, en 1866, donde permance cuatro años, recorriendo Museos, hasta 1870, en que la Guerra Franco-Prusiana (la que sostuvo el Segundo Imperio Francés de Napoleón III, contra la Federación Alemana de Bismarck) le obliga a regresar a los Estados Unidos. Su padre desaprueba su conducta y le niega toda clase de ayuda, radicalmente disconforme con su vocación. La fuerzas e impulsos de la materia siempre han estado contra las del espíritu. Sin embargo, el Arzobispo de Pittsburg encarga a Mary Cassatt realizar la copia de algunas pinturas en Italia, con lo que vuelve a Europa, y posteriormente se instala definitivamente en París, donde morirá, ek 14 de Junio de 1926, en el Château de Beaufresne. Había venido para poder desarrollar la pintura que ella sentía y "veía" y, ya en 1872, su estilo se ha transformado, abriéndose a un rápida madurez. Su maestro, en tal sentido, no fue Edgar Degas, como alguna vez se ha escrito, sino Camille Pissarro, cuya influencia y consejos llevan a Cassatt al Salón de París, con una de sus pinturas, en ese mismo año 1872.
Un día, tras la ventana de una galería de arte, tuvo ocasión de contemplar la obra al pastel de Degas y descubrió con cierta sorpresa y gran alegría que "no estaba sola". Ella misma lo contó en una carta a un amigo: "Solía aplastar ni nariz contra las ventanas para absorver todo lo que podía su arte... Cambió mi vida, desde entonces pude ver el arte del mismo modo que siempre quise verlo." Hasta que dos años más tarde, en 1874, conoce personalmente a Edgar Degas, que la invita a exponer sus pinturas con los impresionistas, pero su propio estilo y sentido de la pintura continuó su evolución natural y, sin dejar estar unida en la amistad a Degas y a otra pintora impresionista ilustre, Berthe Morisot, cuñada de Edouard Manet -se había casado con su hermano Eugène- Mary Cassatt fue separándose del impresionismo y aproximándose más y más, como se ha escrito "a una honesta y simple copia de la realidad". No dejó de dar muestra viva de su profundo humanismo y sensibilidad cuando, ante la enfermedad de su madre y de su hermana, abandonó la Pintura, con el exclusivo fin de poder cuidarlas y hacerse cargo de ellas, y tan sólo retornó a la actividad artística, una vez muerta su hermana y curada su madre. Este gesto, a mi juicio, resulta altamente indicativo del por qué Mary Cassatt (se considera que en más de la tercera parte de sus pinturas) llevó a sus cuadros escenas intimistas y tiernas, llenas de simbolismo materno-filial, en las que la figura de la madre, tan esencial a todo hombre, rebosa de cariño hacia esas tiernas criaturas que son los niños. Mary Cassatt, para mi gusto, es la pintora por excelencia de las "Maternidades", como aquel frailecillo que se llamó Guido Di Pietro Da Mugello, y al que todo el mundo llama "Fra Angelico", es el pintor de las "Anunciaciones", que por cierto, pintaba de rodillas. Y esas maternidades, recuerdan las tres frases a mi juicio más contundentes que ha podido escribirse sobre la madre: "El niño reconoce a su madre por la sonrisa" (Virgilo); "El corazón de una madre es un abismo profundo en cuyo fondo siempre encontrarás perdón" (Honoré de Balzac) y "No nos pongamos tristes por haberla perdido, demos gracias por haberla tenido" (San Agustín).
Por esa sensible delicadeza, y por esa ternura, tal vez yo, que soy un "manazas" para esto de la pintura y del arte, pero que me empeño e insisto en practicarlo, con más afán que éxito, pero siempre con una enorme e íntima satisfación, ya que no puedo "copiar" de la realidad, como hacía Mary Cassatt, me he entusiasmado copiándole a ella misma. ¿Para qué, verdad, existiendo el original? Ciertamente. Pero ser un humilde copista, como yo, no excluye a nadie del Reino del Arte. Un cordial saludo a todos los pintores humildes, aunque copien. Sobre todo a los que copian bien, y no como yo. Al menos, ninguno, ni unos ni otros, vamos a vomitar nuestras vísceras más animales y bajas por los campos de futbol... O de otras cosas mucho peores.
Como todo lo que he dicho es muy cierto, o a mí me lo parece, les dejo y os dejo, arriba, dos pinturas bien distintas. Una, sin acabar del todo (fíjense, fijaos, en el brazo izquierdo de la madre) y, la de más abajo, cuando se estaba iniciando. Esta última, no sólo está sin acabar, porque aún cuando se acabe, desde luego, no será lo mismo. No hay que insistir en las explicaciones: La primera se titula "Madre e Hijo", como podrá observarse, la segunda se llama. "Copiando a Mary Cassatt". Desde luego, copiando mal, pero sin insultar al árbitro... ni a nadie. Luis Madrigal.-