lunes, 18 de marzo de 2013

UN ESCUDO Y UN LEMA



EL ESCUDO
El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, explicó en conferencia de prensa que el escudo del Papa Francisco es esencialmente el mismo de cuando era Arzobispo y que su lema es "Miserando atque eligendo", que puede traducirse como "Lo miró con misericordia y lo eligió" o "Amándolo lo eligió".  En los trazos esenciales el Papa Francisco ha decidido conservar el mismo emblema que mantuvo desde su consagración episcopal, particularmente caracterizado por la sencillez.
El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia iguales a aquellos elegidos por su predecesor Benedixto XVI: La mitra colocada al centro y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con el de la plata, unidas (en la parte baja de la imagen) por un lazo rojo. En alto, aparece el emblema de la Compañía de Jesús a la que pertenece: Un sol radiante al centro con letras rojas y la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base.
En la parte inferior se ve la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal cuya fiesta se celebra este 19 de marzo, día de la inauguración de su pontificado. Sin duda esto es así, por tratarse de un Papa hispano, y en la tradición iconográfica hispánica San José aparece representado con un ramo de flor de nardo en la mano. Al colocar en su escudo estas imágenes, el nuevo Papa ha querido expresar su propia y particular devoción hacia la Virgen Santísima y San José.
EL LEMA
El lema del Santo Padre Francisco, está tomado de las Homilías de San Beda el Venerable, el monje benedictino en el Monasterio de Saint Peter (Sunderland) , quien en su Hom. 21; CCL 122, 149-151,  comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe: "Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me", que evoca el siguiente pasaje: "Jesús vio a un hombre, llamado Mateo, sentado ante la mesa de cobro de los impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’. Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo, (miserando atque eligendo), y le dijo Sígueme, ‘Sígueme’, que quiere decir: ‘Imítame’. Le dijo "Sígueme", más que con sus pasos, con su modo de obrar. Porque, quien dice que está siempre en Cristo debe andar de continuo como él anduvo".
La homilía de San Beda el Venerable, presbítero, es un homenaje a la misericordia divina y aparece reproducida en la Liturgia de las Horas en la fiesta de San Mateo que además reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa, porque en la Festividad de San Mateo del año 1953, el joven Jorge Mario Bergoglio experimentó -a la edad de 17 años- de un modo totalmentepersonal, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después y tras una confesión, se sintió tocado en el corazón y advirtió que sobre sí mismo descendía la misericordia de Dios, quien con mirada de tierno amor, lo llamaba a la vida religiosa en la Compañía de Jesús, fundada por el español San Ignacio de Loyola.
Una vez Obispo, Mons. Bergoglio, en recuerdo de ese momento, tan profundo en su vida, decidió elegir como lema la expresión de San Beda "miserando atque eligendo" que ha querido reproducir también su propio escudo pontificio.
Nadie puede saber lo que el tiempo futuro depara, pero tengo la impresión de que este Papa, en principio presenta todos los signos que debería mostrar habitualmente todo cristiano. Mucho más, el líder espiritual de todos ellos. Sin duda nos sobra Teología y nos faltan la humildad, el amor y el verdadero sentido y alcance de la pobreza. A muchos de nosotros. El Papa tan sólo es una persona y los católicos  -bautizados- cerca de 2.000 millones en el  mundo. Suficiente número para cambiarlo, de la noche a la mañana, si todos fuésemos como él parece ser.



Luis Madrigal