ES JESÚS DE NAZARET
El pasado Día 25 de Enero de este mismo año, en este mismo Blog, publicaba yo una breve reflexión sobre la resistencia a la voluntad de Dios. El prototipo de esa resistencia era entonces Jonás. Y lo seguirá siendo siempre, en unión de otros muchos miles o millones de “Jonases” que por este mundo andan haciendo lo que pueden -lo que podemos- aunque no precisamente la voluntad de Dios. Jonás, encarna ese prototipo porque, pese a la denominación de “profeta” que literalmente le otorga el Libro de su nombre (como ya dije, un libro puramente didáctico), no lo es, no es un verdadero profeta, sino un falso profeta, puesto que se dedica a hacer lo contrario a lo que Dios le pide. Y hoy en día, en que tantos “profetas” han irrumpido en el mundo, tal vez con la pretensión de ser un contrapunto a esta sociedad hedonista y atea, es muy conveniente detenerse reflexivamente a considerar si lo que dicen, o lo que predican, por muy avalado parezca estar, puede ser asimismo verdadero. Hay “profetas” que hablan tan bien, y por ello arrastran tras de sí a tantas masas, que hasta pueden parecer verdaderos, pero que sin embargo presentan todos los síntomas de ser falsos. Otros, incluso arrastran a las masas, precisamente porque hablan bastante mal, o su mensaje se cifra en rotundas simplezas e infantiles imágenes, y sin embargo tal vez puedan ser verdaderos profetas. ¡Quién sabe…!
Ya el Deuteronomio, la Segunda Ley, había advertido al respecto: "Les daré un profeta y pondré mis palabras en su boca". Ese profeta, lo elegirá Yahvé , de entre tus hermanos, los hombres, con su misma naturaleza, pero un profeta como yo, como el propio Yahvé, que dirá todo lo que yo le mande.(Dt 18, 15-18). De entre los cuatro evangelistas, San Mateo es el que mejor presenta el advenimiento del Mesías, del enviado de Dios; Lucas, proclama con especial énfasis la misericordia de Dios; Juan, el águila de Patmos, se remonta en su vuelo hasta la altura más radical, al encontrar el “logos”, el “ens realisimum”, la realidad suprema que durante tres siglos buscaron los filósofos presocráticos, en Dios, el principio de todo y de todas las cosas. Pero, es San Marcos, el evangelista que pone especial empeño en afirmar que Jesús de Nazaret es Dios. Por eso, no es de extrañar que pueda encontrarse una conexión tan estrecha entre el ya citado pasaje del Deuteronomio y los versículos 21 y 22, del capítulo 1, de San Marcos: "No enseñaba como los escribas, sino con autoridad."
Todas las tensiones de la hora presente entre verdaderos o falsos profetas, han de distenderse tan sólo en virtud de esto. Si quien habla, o predica, o propone (a veces verdaderas aberraciones, simple fruto de construcciones humanas, o simples mecanismos formales, no exentos de falta de juicio o de capacidad de discernimiento), además de esto, es capaz de eso otro, de “hablar con autoridad”, lo que ha de equivaler nada menos que a lograr que hasta los espíritus inmundos le obedezcan. Pero de eso, o para eso, estoy totalmente seguro de que únicamente uno es el verdadero y auténtico consubstancial eterno Profeta, Jesús de Nazaret, el enviado del Padre, nacido entre nosotros, de nuestra misma naturaleza, e igual en casi todo a nosotros los hombres. Pero Él ya está desde siempre, o desde hace mucho, y por eso sólo a Él merece la pena seguir. Luis Madrigal.-