miércoles, 20 de febrero de 2013

PARADOJA EXISTENCIAL




                   ¿ESTOY VIVO, SIN SABERLO?


Siento que no me siento, y estoy vivo…
¡Que extraña sensación, de no ser nada,
cicatriz de destierro que no cierra!
Como la cosa, no tiene mirada
ni percibe el sonido…
Ni un suspiro ha llegado jamás hasta su pecho…
¡No lo tiene…! Sólo átomos en danza inacabada.
Como cosa, me arrastro o me sostengo, sin que nadie esté en mí
ni yo esté en nada…
¿He de buscar acaso fuera…?
¿Repatriar rojos glóbulos
de quiénes fueron “yo”, cuando no era?
¿Inyectar, con denuedo y embeleso,
a soplos del escaso calor de mi aliento, en mis venas su sangre?
¿Tomar sus huesos polvorientos
Para  -ya ellos otra vez conmigo-
caminar sin cansancio por las calles?
¡Que solo yo, Dios mío…!¿También ellos,
cuando suena en la ermita una campana?
Quizá todos, perdidos en el tiempo,
que nada trae de ayer, de cuanto se llevó a un enigmático bosque,
sujetando en brazos sarmentosos la risa de la mañana,
que al caer de la tarde se ha transformado en llanto…
¡Qué solos nos hemos quedado todos…!
¡Qué tristeza más honda aniquila la radical soledad,
muda ante la palabra, que ayer era un armónico hechizo
de melodías, capaces de alentar el amor y la dicha!


                   Luis Madrigal