lunes, 2 de mayo de 2011

LA PENÚLTIMA DE ESTE MAYO


"La Rendición de Bailén"
(José María Casado del Alisal)


Y no es Fiesta pequeña, ni mucho menos, sino tan grande y heroica como los que hicieron tronar los cañones del madrileño Parque de Artillería de Monteleón. Es una fiesta grande para España y para los que todavía se sientan españoles porque es el testimonio de todo un pueblo que sabe morir, frente a los poderosos, frente al entonces ejército más poderoso del mundo, el de aquel genial enano-gigante corso (los franceses casi nunca tiene nada propio, ni siquiera futbolistas) tan genial como ambicioso, que primero tuvo que conocer la gallardía del pueblo de Madrid, mujeres y hombres, con palos y horcas, con cualquier utensilio capaz de derribar soldados franceses, algunos de ellos egipcios del arma de caballería, encuadrados en el ejército de Napoleón tras la expedición que comandó el corso al país del Nilo en 1798, los "mamelucos”. El mismo poderoso Ejército, que al mando nada menos que del Mariscal Pierre Antoine Dupont, fue derrotado en Bailén, por primera vez en su aplastante trayectoria militar. Y lo fue allí, en Bailén, con la aguerrida cooperación en el campo de batalla de algún entonces español del otro lado del Mar, que a la sazón tan sólo ostentaba el grado militar de Teniente Coronel del Ejército de España, el glorioso General José Francisco de San Martín, argentino de Yapeyú, hoy Provincia de Corrientes, Libertador de la Argentina y de parte de toda la América del Sur. ¿Y qué podía hacer aquel pecho tan noble y tan valiente, sino rebelarse frente a aquellos oscuros y torpes borbones que traicionaban a España? El padre, aquel estúpido, llamado Carlos IV, se dedicaba a confeccionar botas de cuero, primorosas eso sí, que regalaba a todos los Embajadores en la Corte, y que después se reían de él al regresar a sus respectivos países. El hijo, aquel miserable, que se llamó Fernando VII, es el más grande traidor a España, de toda la historia. Sin duda es una desdicha tener que traer causa de aquellos siniestros personajes. En cambio, es un alto honor, para un pobre español como yo, poder gritar a todos nuestros hermanos de América: ¡Viva el glorioso General San Martín, héroe de Bailén, donde se batió junto al General Castaños! Y vivan los pueblos de Madrid, de Zaragoza, de Gerona… ¡Vivan Daoiz y Velarde! ¡Viva Manuela Malasaña…! Catalanes: ¡Viva Agustina Raimunda María Saragossa i Domènech, que era catalana, nacida en Barcelona, en 1786, en el barrio de La Ribera, en la calle de Sombrerers, hija de catalanes, Francesc Ramon Saragossa i Labastida y Raimunda Domènech i Gasull, bautizada el 6 de marzo de 1786 en la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona, contigua a la calle donde nació, casada con un catalán, Joan Roca i Vilaseca, el 17 de abril de 1803! Y tanto ella como su marido participaron desde el principio en la Guerra de la Independencia Española, defendiendo a España, porque eran españoles sin dejar por ello de ser catalanes, tomando parte en la Batalla del Bruch y, tras las derivaciones de la Guerra, en el Sitio de Zaragoza.! ¡Viva asimismo el glorioso y heroico General Palafox, que pese a su aparente apellido catalán, era de Zaragoza! ¡Viva España…! Luis Madrigal.-






"La Carga de los Mamelucos"
(Goya)



Manuela Malasaña 
El General Francisco Javier Castaños



Agustina Raimunda María Saragossa i Domènech
 
 
 
El General José de Palafox
Duque de Zaragoza
 
 
 
 
El General Juan Francisco de San Martín 
Libertador de América
Medalla de Oro de Héroe de Bailén
 
 
Al Teniente Coronel San Martín
 
 
Hermanos argentinos:
 
"... España templó su espada
y él os dió la Libertad" 
 
 
 
 
Sir Arthur Wellesley 
Duque de Wellington
Duque de Ciudad Rodrigo
Grande de España
(Goya)