lunes, 25 de mayo de 2020

NO PUEDE HABER LIBERTAD PARA LOS ENEMIGOS DE LA LIBERTAD



PROHIBICIÓN LEGAL DE LOS PARTIDOS COMUNISTAS








La ya "famosa" expresión "la libertad es incluso para los enemigos de la libertad", tan estúpidamente romántica como peligrosa, debería ser objeto de un inminente y fulminante cambio de orientación y de sentido. Esto es, de afirmación, tendría que convertirse en negación: “No hay libertad para los enemigos de la libertad”. Para el inmenso bien de la salud pública, física, psíquica, espiritual, económica, religiosa y social de todos los pueblos, y de la generalidad de sus ciudadanos. No hay falsedad más engañosa, como tal defraudadora, y además especialmente liberticida y sangrienta que la que proclama el marxismo-leninismo, llamado posteriormente comunismo. Esto es tan evidente como que, países que lo sufrieron en su día, del mismo modo atroz que todos los que lo han sufrido, han prohibido legalmente la constitución, existencia o continuidad en sus ámbitos territoriales, de esta clase antihumana de partidos, más propios de perros rabiosos, los partidos comunistas, se llamen como se llamen. No basta con que el lobo se haga llamar Caperucita Roja, aunque el color venga a cuento. Es el caso de Ucrania, que fue parte de la misma URSS y, al menos en cuanto a los símbolos, de Indonesia, Estados Unidos, Moldavia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Georgia. En cierto modo, también de Alemania y Francia. La propia resolución de la Unión Europea (UE), obligatoria para sus Estados miembro, es la de proclamar, la barbarie tanto del nacionalsocialismo alemán, de Hitler, como del propio comunismo, de Marx-Engels, y después de Lenin, Stalin, Mao Tse Tung, Pol Pot, Ho Chi MInh; el psicópata asesino del Che Guevara –a quién Jimenez Losantos llama “El Buitre Fénix”, que ensangrentó aquella "Casita" de La Cabaña, expresamente construida para fusilar a los seguidores de Batista, y donde, de paso, ametrallaba a placer a quienes no aceptaban su miserable camino de miseria y de muerte, en unión de sus amigos  -ambos los dos-  los Castro, y posteriormente de todos los demás ya bien conocidos, en Nicaragura y Venezuela.

No es posible que la libertad le sea brindada, a los que tratan de eliminarla de raíz, de regalársela para que la usen como mero instrumento de sus inicuos y criminales propósitos, a fin de conseguir su último objetivo. Esto, es sencillamente estúpido. Tan infantil y absurdo como encargar a una manada de lobos de guardar a las ovejas. Cualquier circunstancia, de cualquier carácter, puede ser usada por ellos, por los enemigos de la libertad, como "objetivo". Ahora, tan sólo hace unos días, en España, hemos podido saber que un tal Pedro Sánchez, figura intelectualmente indecorosa y hasta harapienta, se ha referido, en uno de sus torpes alegatos  -parece ser que "se le ha escapado", lo cual es mucho peor-  al "objetivo de la Pandemia". Así, pues, la extensión y letales consecuencias de este maldito virus, precisamente procedente de un Estado comunista, la República Popular de China, tiene un "objetivo". Y como sintácticamente ello es por completo alógico, lo que, muy bien pudiera querer decir  -porque los mentirosos sistemáticos, tienen a veces el problema de decir lo que verdaderamente piensan-  que la cuasi eterna confinación, llámese arresto domiciliario, o auténtica prisión, de más de cuarenta y siete millones de personas, desde ya hace casi tres meses, con el resultado de más de 30.000 españoles muertos, es "el objetivo", no del virus, lógicamente, sino del Gobierno tripartito socialista-comunista-separatista. Y ese objetivo, no estaría excesivamente lejos de la ruptura de la Nación española, para imponer el Estado totalitario comunista, en todas sus "regiones". Es decir, la sustitución del Congreso de los Diputados por el Soviet de la Unión y de los parlamentos autonómicos por los respectivos Soviets de las Nacionalidades. ¡Alerta, irmão Portugal, que isso também pode ir com você! ¡Alerta, Hermano Portugal, que esto también puede ir con vosotros!

Por esto, algunos países han prohibido legalmente la existencia de partidos comunistas. Y, a la larga, o más bien a la corta, los que aún no lo han hecho, lo harán. Y ese es también el espíritu, y hasta en parte la letra, de la Unión Europea, de cuya recomendación el Gobierno español hace oídos sordos.

La razón esencial de tal recomendación y prohibición, es muy elemental: Es muy difícil hacerlo, aunque no imposible, por parte, en sí mismo, de aquellas naciones que, por desgracia, aún lo sufren, mientras lo están sufriendo, porque la maquinaria comunista, de mentira, engaño, amenaza, represión y crimen, así lo impone. Pero no es demasiado difícil, sino hasta sumamente sencillo, poder lograrlo en aquellos otros países que no se encuentran ante tal amenaza, más o menos inminentemente. En España  -y por desgracia esto ya ha podido hacerse en el pasado-  una mayoría parlamentaria suficiente de verdaderos demócratas, bastaría para promulgar una Ley Orgánica, que modificase la Constitución Española en ese sentido: "Se prohiben los partidos comunistas de cualquier género o especie, cualesqueira fuesen sus denominaciones, siglas o símbolos". Párrafo segundo: "La más inminente sospecha o ligero indicio de pensamiento o actitud en el sentido indicado, dará lugar a la prohibición del partido político del que proceda la manifestación, expresión o pronunciamiento de tal carácter, con inmediata disolución del mismo, incautación de su patrimonio e instalaciones, e instrucción del consiguiente proceso judicial, bajo la acusación de alta traición y, si procediere, el encarcelamiento de sus dirigentes y secuaces, para el cumplimiento de la pena de prisión perpetua no revisable" Párrafo Tercero: “La Ley regulará las Bases y el procedimiento para la detención, puesta a disposición judicial, enjuiciamiento y condena de este tipo de crímenes y de criminales.” 


¿Para cuándo, pues, la ilegalización de tal tipo de partidos “políticos” comunistas, en España?


Luis Madrigal Tascón