No se atreva nadie a escribir su epitafio, porque Dios tiene un criterio de medir y una medida distinta a la humana para juzgar la conducta de sus hijos, los hombres. Una infancia tan dura y pobre, sin duda falta de los elementales criterios de conocimiento y discernimiento respecto a los factores y valores que condicionan la vida de las personas, unidos, más o menos de golpe y porrazo, a un triunfo ensordecedor por parte del las peores masas, las más atrofiadas y canallas, del intelecto y del espíritu, hasta divinizar a un ser mortal, pudieron sin duda ser la causa de gráves errores y desviaciones, que tan sólo y únicamente a Dios corresponde juzgar, habidas todas las circunstancias.
Sin embargo, ninguno de nosotros, seres humanos del siglo XXI, debe atreverse a proclamarse mejor que él, pese a toda clase de apariencias, puesto que todos somos imperfectos, egoístas y a veces crueles. Dios, nos juzgará a todos.
Por tanto, tan sólo podemos hoy, aquí, elevar al Cielo nuestra más humilde y sincera oración para que el Señor le acoja en su misericordioso seno.
Mil gracias por el gol marcado con la camiseta del FC Barcelona, sobre la salida del portero adversario, en Belgrado, al Estrella Roja, que aplaudió todo el Estadio de la Capital de la entonces Yugoslavia. Y que Dios te perdone por todo aquello que haya menester, conforme a su Justicia y su Misericordia. No a la nuestra.
Que el Señor le otorgue el descanso eterno
y brille para él la luz perpetua
LuisMadrigal
Para concluir, que nadie se pierda, al menos por mi culpa, aquel gol de Belgrado, aunque tenga que ser en imágenes borrosas
A mi buen amigo el filósofo judeo-cristiano Antonio Escudero Ríos
Entre otras muchas -demasiadas-nuevas tendencias, diagnósticos o presagios de futuro, proposiciones
colectivas, e incluso lamentables hechos consumados, que ahora mismo tristemente
comienzan a resultar de rabiosa actualidad, una de ellas es la de "vivir
ya en la distopía". Quiero adivinar que en tal formulación caben,
perfecta y armónicamente unidos, la peste del Covid19, las llamadas “redes
sociales” (las más depravadas y de más baja extracción) y, cómo no, la
situación política de España y los energúmenos que la habitan y pretenden destruirla.
Por tal motivo, tal vez, el Diccionario RAE se queda
corto al definir esta expresión -distopía- como la "representación
ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la
alienación humana". Nada menos que eso. En consecuencia, nuestro
futuro colectivo es el de ser pasto de la alienación, que justamente consiste
en ser objeto de instrumentalización; en no ser persona sino cosa, simple instrumento.
Esto es, que alguien, otro distinto a mí, me va a utilizar (parece que ya me
está utilizando) como mero medio para obtener su fin, o sus fines. Por ello,
naturalmente, las características de tal fenómeno universal han de ser
lógicamente negativas. Es más, superlativamente perversas, hasta alcanzar el
verdadero satanismo.
La distopía,
en tal sentido, viene a ser, de un modo necesario y vital -no sólo gramaticalmente-el término antónimo al de utopía, que siempre es un ideal, cuando no trata de despojársele
de su valor intrínseco, como alegaré más adelante. En consecuencia, más allá aún
del orden y el fin
iusnaturalistas, más allá incluso del mismo bien, la utopía puede
identificarse y concretarse en el orden y perfección absolutos de todas las
cosas, que, en el pensamiento más humilde y sublime, comienza y termina en la
idea y la verdad de Dios. Porque, además de la vida y el camino, sólo Él es la verdad.
Se ha dicho y repite constantemente que esa Verdad es el amor, pero quizá sea
preciso en la ocasión añadir y puntualizar, a su vez, que sólamente el amor "es
el bien, sólo el bien y todo el bien". Eso decía una figura humana
nada sospechosa de egoísmo y sentido material de las cosas, un idealista
supremo que llamaba hermanos a los lobos y a las estrellas, Giovanni di Pietro
Bernardone "il Poverello d´Assisi”, llamado “Francesco” por la procedencia francesa de su madre, de
origen provenzal. Él, y otros muchos miles, sin duda millones en la
historia de la humanidad, han tomado esta senda de la utopía, idealizándolo,
sublimándolo y divinizándolo todo. Por eso se ha dicho que el cristianismo es
una utopía, sin reparar ni detenerse a pensar un sólo segundo en que una
utopía no es un ideal irrealizable, sino un ideal que nunca se realiza.
Nunca puede hacerse efectivo, en el tiempo y en el espacio, que son las
coordenadas de la materia, de la Física de Einstein, o tal vez haya que decir
de la mecánica cuántica de Max Plank, quién ya intuyó científicamente, tras
haber dedicado toda su vida al estudio de las entidades materiales, que no es
el espíritu sino la materia la que “no existe". Es decir, frente al
absoluto del ser, de la esencia, se alza amenazante la impotencia de la nada,
aparentemente omnipotente, cuando la materia, no es la cosa más grande sino la
más insignificantemente pequeña, hasta incluso, científicamente, no existir.
Sin altanería alguna, por parte de un total ignorante
como yo, no necesito entender tan complejas teorías, para sentir, dentro de mí,
la perfección ontológica de mi ser y hasta la óntica de mi existir,
como realidad absoluta y eterna fuera de tales coordenadas. Por eso, nadie
puede hacer objeto a nadie de mero instrumento. Ni lo podrán conseguir nunca
todos los poderes del mundo juntos. Porque los poderes del Infierno, aun
estrechamente unidos, jamás podrán prevalecer.
Ha habido, y quieren resucitar, pese a haberlas tenido
por muertas, algunas otras pretendidas utopías. La más falsa, cruel y
sanguinaria, ha sido, o es, la del marxismo-leninismo. Para ellos, también la
inhumana finalidad de su teoría es una pretendida "utopía", pero tan
falsa -una contradictio in terminis-como su misma doctrina, porque ya hemos dicho que una utopía
necesariamente ha de ser espiritual e idealista, y por ello resulta
intrínsecamente incompatible con todo materialismo, especialmente con el
materialismo histórico del llamado comunismo.
¡Qué bien les ha venido a estos malvados la peste del
Covid19, que, racionalmente, procede de ellos mismos, de la República Popular
China, ese extraño e híbrido engendro comunista-capitalista, donde
objetivamente surgió y desde el que se extendió a todo el mundo, en medio del
silencio y la oscuridad y al amparo de las metralletas. Porque, parece
evidentemente notorio, que, entre otros materialismos, hedonismos, erotismos,
ansias desalmadas de dar rienda suelta a todos los más bajos instintos
corporales y, según dicen, muy especialmente al de la soberbia de dominar y
someter a todo el mundo -desde los más
soberbios a los más humildes- se
encuentra también el maldito comunismo, ateo y criminal, al servicio de la “nueva normalidad”, la “postmodernidad”, la “post-verdad” y otros perversos inventos.
En suma, de la guerra cultural contra Occidente y contra el Humanismo
cristiano. Este viejo espíritu maligno, es que el alienta o coopera de modo muy
especial para implantar y perpetuar la pervivencia de la distopía.
¡Seres humanos
todos del universo mundo…uníos! Contra
la falsedad del mal, la miseria y la pobreza absoluta de todos. No os dejéis
alienar. Por el amor de Dios.
A mi buen amigo Antonio Escudero
Ríos, Caballero Andante, como yo mismo
Naturalmente, mi petición tan sólo podrá ser atendida por
los ciudadanos estadounidenses. Pero es una lástima. Deberíamos poder votar
todos cuantos en el mundo amamos la verdadera libertad. A esta última, sólo es
capaz de conducir la Verdad, porque sólo "la Verdad, os hará libres".
El gran problema es que, como queda escrito, esa Verdad, se escribe con
mayúscula y, con toda certeza, no se accede a ella por medio de la
inteligencia, de la razón humana y, menos aún, a través de los instintos, o si
se prefiere de los sentidos corporales, esas ventanas, conductos o vehículos,
que transfieren a todo ser vivo las verdades materiales, temporales y finitas
más reales, más verdaderas, para la existencia. La libertad es el don más
valioso, después del inmenso bien de la vida, o puede que incluso antes que la
misma vida. Por la libertad, amigo Sancho, merece la pena morir alguna vez,
decía Don Quijote, ese gran paladín de la libertad, del bien y de la justicia.
Y, por ello, únicamente puede lograrse por medio de la Verdad absoluta, pero
también es necesario proteger las verdades relativas, las postuladaspor la moral natural más clásica, la ética
aristotélica. Y del mismo modo, es urgente rechazar por todos los medios las
mentiras más absolutas, máxime cuando ya han sido reiteradamente experimentadas
en el transcurso de la Historia.
Una persona tan insignificante como yo mismo, no pude
pedir el voto a más de trescientos millones de votantes, o los que sean y
tengan derecho a votar.Además, tengo
entendido que el sufragio allí no es directo, sino a través de compromisarios,
que son quienes eligen al Presidente. Excesivamente complicado. Ni siquiera
podría pedírselo a los norteamericanos de mi misma sangre española, ya vivan en
California, en la Florida o en alguno de los otros muchos lugares de ese
inmenso país, en los que se habla español. Yo, no soy nada ni nadie. Tan sólo
una substancia individual-dicen que de
naturaleza racional-aunque a veces yo
mismo lo dude de mí mismo. Por eso, ya únicamente por eso, debería, retirar mi
humilde al propio tiempo que disparatada petición.
Sin embargo, soy español y vivo en España, donde la
sinrazón, la incoherencia y muy especialmente la ignorancia de las masas
rebeldes, como diagnosticó sin el menor error nuestro Ortega y Gasset, nos han
llevado, o traído más bien, a un orden político, que no es un orden, sino un
caos. Una barbarie, al tiempo que una enorme estupidez, carente del menor
sentido, en el que un agregado -ni
tan siquiera parecen un "grupo"- de semi-analfabetos
social-comunistas, separatistas, mujeronas y “rapazacas”, impresentables todos
ellos, al amparo de los errores y divisiones de los que en principio no lo parecían
tanto, están consiguiendo convertir a la sociedad española en un erial de fango
y de estiércol. Del de Satanás, como diría un ateo converso, Giovanni Papini.
Y lo peor no es sólo eso, sino que, ni el
materialismo, el marxismo-leninismo y el ateísmo militante y nihilista, descansan
un segundo, sino que avanzan progresiva y metódicamente, al igual que lo han
hecho, durante ya casi cincuenta años, tras la derrota militar sufrida en 1939.
Y si los Estados Unidos caen, hermanos hispanos de América -"es un decir"- parafraseando al gran
poeta comunista peruano César Vallejo, porque lo cortés no debe quitar lo
valiente, no podría yo decir lo que podrá pasar mañana en todos los órdenes,
sin excluir el económico y por ello, la ruina y la pobreza material más
absoluta.
Porque no es posible olvidar que el materialismo
histórico, el positivismo y sobre todos ellos el marxismo-leninismo comunista y
criminal, que se creía muerto, aún está vivo. Su pavoroso y malvado vientre,
todavía es fecundo y sus deformes criaturas abortivas cada vez son más
frecuentes.
Por ello, nuestra gran esperanza, hoy por hoy-ya casi mañana mismo-resulta ser únicamente que, en los Estados Unidos
de América, sea elegido Presidente, Mr. Trump, porque él es la esperanza para
el mundo libre. Y si el Líder del mundo libre, se corrompe y disuelve, en manos
de los lobos que, desde hace ya al menos casi una década, acechan a los
inocentes corderos -como puede corromperse y disolverse la sal- ¿con qué se salará la libertad del mundo?Nada tengo contra el partido demócrata de los
EE. UU., el partido de John F. Kennedy, pero tengo que decir honestamente, no
sólo lo que ya he dicho, sino además que la figura y talante del candidato
oponente, objetivamente resulta demasiado débil, además de ruin y miserable,
considerando, a tenor de las últimas propias declaraciones, su propósito de ser
“el Presidente más progresista de la
historia de los Estados Unidos”, en fraternal comunión con los asesinos de
Cuba, hermanos Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y demás hijos del Diablo.
Nos la jugamos todos en esta ocasión, como ahora tanto
se dice. Si pierde Mr. Trump-cuyos
ademanes, el haber retirado la página en español de la Casa Blanca y cercar a
nuestros hermanos de Méjico, no son ni mucho menos de mi agrado-perderá la libertad. En el mundo, desde
luego. Y muy particularmente en nuestra querida España. Hispanos de los EE. UU.
y estadounidenses todos: Os lo ruego, ahora sí, desde lo más hondo del alma:
¡¡Votad al Sr. Trump!!