
NUNCA...
Si nunca podré verte, ya mi suerte
está escrita en el agua, o en la arena
de una playa lejana. O en el aire.
Tal vez, vive en una botella naúfraga
que sucumbió en el Mar.
Si nunca oiré tu canto, mis oídos
han muerto, y el silencio se ha hecho eco del trueno
cuando el rayo ilumina mi noche oscura.
Quizá arrulla en la noche de estío
mi letargo invernal, bajo la nieve.
Si nunca te miraré a los ojos,
¿para qué ver?, pese a que los míos
pugnen con la luz, para apresar el color
y alimentar mi memoria, mientras tu cuello de cisne
se eleva sobre las más altas montañas.
Si nunca he de tomar tu mano,
al arrullo de las olas,
nunca podré volar y, en vez de elevarme hasta el cielo,
vagaré errante por los caminos polvorientos,
que herirán mis pies y harán sangrar mi alma.
Luis Madrigal