martes, 25 de septiembre de 2012

UN TRISTE OLVIDO





SE TE OLVIDÓ UN NOMBRE


¡Se te olvidó tan sólo un triste nombre…!
Tras una coma, hubiese sido el mío
si el tiempo que nos vela, el recorrido
de su veloz huída, un breve lapso
hubiera detenido al caer la tarde…
De aquellas tardes tristes, un sola,
al ponerse la luz, ya soñolientos,
mis ojos detenidos en la llama;
mi mano, con fervor, sobre tu mano…
Las almas reposando sobre el tiempo…


Luis Madrigal