lunes, 20 de mayo de 2013

PADRE NUESTRO, ¿POR QUÉ ESTÁS EN EL CIELO? (VII)




VII

PERDONA NUESTRAS OFENSAS...
¿CÓMO PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN?

¿Igual? Siendo así,
perdóname, Señor, cuando te ofendo;
perdona, por favor, pero no olvides,
que cuando yo "perdono" a quien me ofende
perdonar siempre quiero, mas no olvido.
Y, si has de perdonar de igual manera,
del mismo modo con que yo perdono,
justo habrá de ser  -puesto es recíproco-
que no pida de Ti perdón distinto.
Mas, si como perdono me perdonas,
sin que al perdonarme ofensa olvides,
¿qué podrá ser de mí, si así perdonas?
¡Que podrá, así, ser de mí, Dios mío...!
Quizá también, Señor, a veces pasa
que olvido al ofensor y hasta la ofensa,
la desprecio, la ignoro, lo razono,
me tiene sin cuidado, en apariencia,
pero, si a recordar vuelvo... ¡no perdono!
Del perdón, he hecho yo pasivo juego:
Si perdono  -pues grande es-  no olvido
y si  -cómodo-  olvido, no perdono.
Perdonar, es cristiano... Olvidar, "tonto",
que Tú dijiste fuéramos hermanos,
pero nunca jamás dijiste “primos”.
¡No sabes cómo soy, cómo las gasto...
a mí, el que me la hace, me la paga!...
Soy muy listo... no soy ningún “pardillo”,
soy un lince, a mí no “me la da” nadie.
¿Perdonar, yo?... ¡No me da la gana...!
Mas, Señor, soy así... Tú, bien lo sabes.
Pedir no puedo, por ello, me perdones
como perdono yo, que no perdono,
sino como perdonas Tú:
Setenta veces siete...
Gracias, Señor, pues sólo de este modo,
podré tener de Ti visión un día.
Mas te prometo  -insisto, te lo juro,-
ya que es difícil deje de ofenderte,
perdonar, de verdad, si alguien me hiere.
Perdonar... es amar. El más sublime
amor de cuantos haya. Amar al que me
ama, no es gran cosa. Tú lo dijiste.
Mas, a aquel que me maldice,
me persigue, me aruina y hasta me odia,
no sea mi impiedad la que le ofrezca,
sino el amor de tu Misericordia
y con ella el perdón que Tú me ofreces.
Perdón siempre, Señor  -a mí y a todos-
y más a mí, si a todos yo perdono.
Gracias, Señor, que tantas veces me amas,
Gracias te doy, pues me has amado tanto.


Luis Madrigal