lunes, 18 de abril de 2011

REFLEXIÓN ANTROPOLÓGICA PARA UN LUNES SANTO



LA VIDA

¡Oh, que dulce es el placer...!
Pero se acaba.
¡Que delirio el poder!, que al otro humilla,
pero le sigue el llanto...

Pasa la vida
y, al pasar, parece lento el paso,
que es constante, no se para...
Muy tarde  -demasiado-  se descubre
que fue veloz y... ya pasó.
¡Fue nada...!
Como un soplo, que no acaba de ser,
apenas nace
y ya se ha ido, sin ser tan sólo eso.
Así es la vida... Un soplo no nacido.
Apenas un latido
y mil suspiros hondos, que se pierden
en la distancia amarga, y que no vuelven
a alumbrar nuevas noches de verano;
ni una cálida nevada, en pleno invierno;
ni ver ya más la flor en primavera...
Las hojas del otoño, van cayendo
cada día que corre, sin retorno...
Alguna vez, se ve fugaz la hierba
bajo los rayos del sol, que en alto brillan,
mientras una dulce canción
llega hasta el alma y la fecunda
de belleza y amor.
Pero, entonces...
también el cielo se nubla y la música se acaba.
Se va apagando,
hasta fundirse dulcemente con el sueño,
hermano de la muerte.



Luis Madrigal