LLEGÓ HASTA TU VENTANA
No lo sabrás, ni nunca en ti su eco
podrás sentir de lejos en tu alma.
Habrá muerto sin ti, bajo la luna,
en una noche fría, en la que el agua
azotaba con furia tu ventana.
¡Quería entrar...! No le dejaste
y murió sin saber que tú no estabas.
Una flor [¿quizá era una gerbera?] mustia dijo su palabra:
"Se fue... No está aquí ya..." Tú, no mirabas,
ni veías, ni podías oír cómo gritaba
el agua, al golpear en los cristales
de la que había sido tu morada...
No estabas tú, y tu ventana
aquella noche estaba bien cerrada.
Luis Madrigal