jueves, 8 de enero de 2009

UN SONETO AL ANOCHECER


DESESPERADA EXISTENCIA


Camino al soplo del impulso tenso,
sobre una calle dura, adoquinada...
Luz en penumbra, voz desesperada;
pluma que vuela al aire, en cielo denso.

Calor estremecido, frío intenso,
miro sin ver y busco la mirada
del "Yo" que va conmigo: Ser en nada,
nieve encendida en el hiemal inmenso.

Grito en silencio y nadie me responde.
Busco, entre niebla, la luz de la palabra,
y no encuentro, ni hallo, ni sé donde

guardé ayer el arado que la labra,
la voz que la alimenta... Ni por dónde
hallar el eco que mis labios abra.


Alphonso CARBAJAL

CHOPIN Nocturno

JACARANDÁS EN FLOR


El jacarandá es un árbol, o arbusto, de inflorescencias racimosas de color azul violáceo, aunque también pueden serlo rosado o blanco. Pero el más español de ellos, es el violáceo, por aquello de las dos funestas Repúblicas, y de la bandera tricolor, en la que uno de esos tres colores, además del rojo y del gualda, es el violeta. Por ello, en estos días en los que España sufre uno de los inviernos más crudos, y en particular, entre otros lugares, Madrid, donde las temperaturas bajan con frecuencia del cero, las heladas nocturnas son casi diarias y tanto los madrileños como quiénes no lo somos -pero estamos aquí, como las cosas- caminamos por las calles semi-embozados, nuestra alma clama por los lugares en los que tales árboles, intratropicales o subtropicales, florecen en abundacia, en estos días. Como bien es sabido todos los cuerpos materiales se dilatan con el calor y se contraen con el frío, y toda contracción equivale o significa merma, disminución y, en consecuencia incremento de lo vulnerable y del desamparo. Pero es mucho mayor este mismo efecto en lo que concierne a los espíritus, que quisieran verse cobijados bajo alguno de esos florecientes jacarandás, no ya tan sólo para no perecer de frío, sino incluso para que no se transmute y corrompa su verdadera naturaleza. Y sobre todo, para sentir la caricia y el abrigo de quienes a su sombra pueden derramar junto a nosotros algún suspiro. A ser posible, algún supiro de amor. Luis Madrigal.-
Arriba, Jacarandá Mimosifolia, de inflorescencias violáces, en plena floración.