UNA CASA Y UN MOLINO
Una casa, un molino… sin la cepa
del árbol que murió con un suspiro.
Yo, no miraba entonces, ni ya miro,
mas siento, en mí, brillar la verde estepa.
No hay murmullo, que mi alma no resepa,
del arroyo, ayer y hoy zafiro
de claras aguas, armonía y retiro
que nunca podrá ver quien no lo sepa.
Dulce Árbol, ayer muerto, que hablabas
con sosiego y amor con el Molino:
Tu savia, vivía en mí, cuando ya estabas
muerto de sed, sin mí, y con mi sino
tan lejos de las nubes que habitabas,
al pie de un llano verde, tan andino.
Luis Madrigal