jueves, 30 de abril de 2015

EN EL SILENCIO, ESCUCHO



LOS ECOS DEL INVIERNO


¡Ah… mis montañas verdes, ya perdidas,
donde reina la calma vestida de esmeralda
junto a crestas azules que se pierden
en el eterno arcano, bajo el cielo.
¡Oh… mis montañas…! Sus raíces
se funden en el tiempo con las mías
y vibran al unísono y entienden
el mismo verbo, ayer crucificado,
que en el altar secreto de mi pequeña historia
esperan encontrarme solitario.
Aquellos riscos que la luz tamizan
han de volver a mí y, dentro de ellos,
de su seno escondido y misterioso,
absorberé la sangre de los muertos
para inyectarla, suave y lenta  -¡ya!-  en mis venas
y así resucitar el gran misterio
que escuché tantas veces, junto al fuego,
en las plácidas noches del invierno,
que nunca volverán…
Ahora que ya que, el verano, se ha hecho Invierno.


Luis Madrigal




miércoles, 29 de abril de 2015

EN EL SILENCIO




AQUÍ Y AHORA CAMINO


Aquí, tras las ventanas, se ve el cielo
tan azul o tan gris, según el día,
la hora o el momento. La alegría
vive en el corazón.
La fe, el amor, la tensa espera
del tiempo incierto que entre saltos pasa.
La esperanza incesante, que sostiene
al peso y la razón; el paso alegre
por el duro camino, entre barrancos,
hasta la paz y el sosiego,
que conduce al sediento hacia el oasis
de doradas arenas, donde el agua
sonríe dulcemente
y el viento agita la Palmera que alegra el arenal.
Todo está aquí. Ellos, están.
Yo, soy. Y sonrío al dolor y a la angustia,
al miedo y la nausea,
deteniendo el vómito y la ira.
Pero, no estoy.
Tan sólo camino, mientras el paso me mira
y a veces me escupe, sin que yo lo advierta.
Me refugio en la nada
y en el lamento que aletea dentro de mí.
Y sigo. No puedo detener el paso.
Salvo que la muerte, benévola y sumisa,
quiera asomar su rostro tras cualquier esquina.


Luis Madrigal




martes, 28 de abril de 2015

SE ALEGRARÁ MI CORAZÓN




CUANDO LAS ROSAS CUBRAN LOS ROSALES


Verán al fin la luz las mariposas
cuando las rosas cubran los rosales.
Al fin, terminarán todos los males
y se restaurarán todas las cosas.

Vacías quedarán todas las fosas
y, en el mar, honduras abisales,
verán tal claridad, en formas tales
que las sombras se harán muy luminosas.

Yo, cantaré, mirando el verde prado
de espaldas a la sombra que me espanta,
con ecos celestiales, sin enfado.

Pleno mi corazón de dicha tanta,
por el amor que habita en todo lado,
tan sólo amor pondré en mi garganta.


Luis Madrigal



Ayer, hoy y siempre, en todo lugar




Música de Hector Berlioz

En la imagen de arriba, la Rosaleda de Madrid
en el Parque del Oeste

lunes, 27 de abril de 2015

RECUERDO CON ESPANTO





LAS ROSAS QUE MURIERON


Ayer, vi yo las rosas
crecer y, de su aroma,
llenar el aire entero.
Los rosales,
nutridos y enraizados,
en que crecían lentas, pero hermosas,
presagiaban mágicos veranos,
que llegaban
entre lluvias de Abril,
el sol de Mayo
y un río caudaloso de esperanza.
Era ayer un tiempo de rosas,
despierto y fervoroso.

Hoy, ya las rosas
han detenido su camino,
no pueden florecer,
ni quieren,
y en los jardines
se ahogan los rosales,
sofocados por la más dura grama,
que atroz apaga sus colores,
quema sus tallos,
ciega su savia
y, sus afiladas espinas,
entre suspiros,
dejan ver una gota de sangre.


Luis Madrigal


Madrid, 27 de Abril de 2015
Larra, 14
13,00 - 14,00 horas p.m.






DIÁSPORA SEFARDÍ

Por qué llorax blanca niña

Romance de "La guirnalda de rosas" (Rhodes)

Monserrat Figueras  -  Jordi Savall

viernes, 24 de abril de 2015

EN LAS HORAS MÁS QUIETAS




QUIERO SUBIR A LA MONTAÑA


Mirando la Montaña, que se alza
majestuosa y firme desde el suelo,
su cumbre, que acaricia suave al cielo,
siente el alma la sed de estar descalza.

Sólo así, en su mirada, el ser alcanza
el bien, la fe, la dicha y el consuelo,
la luz de ver, libre de todo velo,
que turbar pueda vista en lontananza.

Sólo así la mirada, siempre clara,
penetra en los arcanos de la altura
y lo que nunca el ojo divisara

descubre el corazón… Fruta madura
que eternamente el tiempo deseara:
El contemplar al fin tanta Hermosura.


Luis Madrigal



jueves, 23 de abril de 2015

EL PESO DE LOS DÍAS



AL CAER DE LA TARDE CAMBIA EL VIENTO


Sonaba melodioso ayer el viento
y ruge hoy, cual furia desatada;
león rugiente, cuya dentellada
llega hasta el alma viva… Y el lamento

dentro grita también y pone acento
de amargura y de hiel, de cruel lanzada.
¿Dónde habita la luz enamorada
de la luz que enamora y el contento

del “yo” que va conmigo y que suspira
por lo que ya no es?. Triste suspiro.
¿Dónde poner el corazón sin ira

que lleve paz al pecho dolorido?
Que no sabe si muere o si delira,
aunque sí que pasó lo que no ha sido.


Luis Madrigal




miércoles, 22 de abril de 2015

TRAS EL TIEMPO QUE HUYE





A UNA MIRADA SIN VER

Guardaba la mirada para verte
etérea y alta, a lomos de una nube
que no mancilla el cielo y que te sube
más alto y más arriba que la suerte.

Mirada celestial, suspiro inerte
de cuantos, tras el tiempo, inerte hube,
que el tiempo que pasó jamás detuve,
ni nada pude ver, ni nada serte.

Hoy de nuevo, sin ver, aquí suspiro,
desde lejos te veo, sin que despierte.
Unas veces, te pienso. Otras, deliro.

Sin ver, ni oír, no dejo de quererte,
que sin poderte ver siempre te miro
y siempre te veré… Hasta la muerte.


Luis Madrigal




martes, 14 de abril de 2015

LILAS BAJO UN CIELO GRIS




DE NUEVO EL FRÍO GRIS DEL CIELO

Vuelve otra vez el gris color del cielo
y el frío que baja de las altas cumbres
azota de nuevo los cristales,
silbando una canción oscura.
Las lilas, que ya apuntan sus colores,
detienen encogidas el paso
y mustias se refugian junto a la valla
que cerca con alambre el jardín,
sombrío y perezoso.
Mientras camino, pienso en tantos seres
que, como las lilas,
habrán detenido hoy su camino
y, en tantos sitios, en que la tierra
se hace sombría e inhóspita,
en otra falsa primavera,
habrán arrojado sus más tiernas ilusiones
o la misma vida, exhalado su último aliento.

Luis Madrigal




jueves, 9 de abril de 2015

PASO EN VELA LA NOCHE




BUSCANDO UNA GUIRNALDA


Los árboles dormidos sobre un lecho de hielo
despiertan lentamente, el sol en lo más alto.
Suspiran por sus yemas en las cuajadas flores
que esperan ver sin freno trepar por las ventanas.
Yo sueño y no despierto ni aunque llegue la noche,
sembrando en lontananza anhelos que no vuelven
y escapan de mi pecho para morir silentes
frente a un Lago lejano surcado por balandros
sobre olas de plata, con un destino inerte,
que vuelan como el viento y queman como el fuego.
¿Dónde, su singladura, habrá de conducirlos
que mi alma dormida pueda alcanzar su vuelo?
Al menos, que en la noche, cuando brilla la luna,
prolongue mi mirada hasta un patio florido,
con árboles que hablan y lloran su destino,
buscando una guirnalda de acanto y adalides
con un ramo de flores que llaman “no me olvides”.


Luis Madrigal





miércoles, 8 de abril de 2015

DESPIERTAN LOS ROSALES



DESPIERTAN LOS ROSALES

Despiertan del letargo los rosales
y sus brotes apuntan hacia el cielo.
Quieren hallar el consuelo
de ver que, de su tallo al fin las rosas,
con su aroma y color, harán del aire
encendido vergel. Las mariposas,
jugararán entre espinas, cuando el vuelo
en Julio les acerque a la solana
donde las verdes hojas se refugien
del calcinante sol. Y de mañana,
una gotas de su sudor nocturno,
brillen como si fuesen perlas
sobre los tersos pétalos,
sonrientes a la aurora.


Luis Madrigal




sábado, 4 de abril de 2015

YA ES PASCUA DE RESURRECCIÓN



EL QUE MURIÓ, RESUCITÓ PARA TODOS

Dejó vacío el Sepulcro y, a su lado,
la Sábana en que envuelto fue mortaja.
Brilló la luz del sol como una alhaja
y un Ángel exclamó: ¡Ha resucitado!

No le busquéis aquí, ya ha abandonado
el mundo en que vivió, y ya aventaja
la Noche en que, en Belén, nació entre paja
para vivir por siempre, acompañado

de quienes, como Él, mueran a la vida
para  -muertos-  vivir eternamente,
si en otros ponen bálsamo en la herida;

los llevan en su pecho dulcemente,
para aliviar su alma dolorida
y siempre  -en todo-  el corazón ardiente.


Luis Madrigal




jueves, 2 de abril de 2015

HOY BRILLA MÁS EL AMOR DE LOS AMORES



De todos y entre todos los amores humanos  -y  si de verdad son amor, ya son algo entrañable-  sin duda el Amor de los amores es el más sublime y el más grande de todos ellos. En Él no cabe egoísmo ni pasión alguna. Ni mancha, por insignificante pueda ser. Ni ninguno de los diferentes "complejos" que hacen, o pueden hacer, del más perfecto de los hombres una criatura si no aborrecible, sí digna de la mayor lástima y compasión. Este gran Amor, supera todas las barreras, no sólo las del odio atrabiliario, ciego y asesino, puesto que sólo Él es lo radicalmente contrario a tales negras pasiones, sino también la más insignificante duda de generosidad, ternura, delicadeza y compasión, que con tan escasa frecuencia pueden encontrarse en todas las demás clases de amor, sin excepción alguna y aun tratándose de seres especialmente celestiales, no ya de los terrenales que se arrastran, o nos arrastramos en este Valle, más aún que de lágrimas, de insensatez, incoherencia, presuntuosidad, apariencia y caos.

Por ello, hoy es necesario cantar, "por dentro", pero con más fuerza aquel Himno que ya instauró el Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Madrid, del 25 al 30 de Junio de 1911, con letra del Padre del Valle y música de Juan Ignacio Busca Sagastizabal, que es el que ha permanecido con el tiempo, sobre aquel otro con letra de José María Pemán que se cantó durante la celebración del XXXV Congreso Eucarístico también Internacional, celebrado en Barcelona en el año 1952.

Ambos, resultan clamorosos en cuanto signo evidente de adoración y de amor, a quien en la noche de hoy, hace ya dos mil cuarenta y ocho años, más o menos, se quedó para siempre con nosotros los hombres.

Luis Madrigal