AQUÍ Y AHORA CAMINO
Aquí, tras las ventanas,
se ve el cielo
tan azul o tan gris,
según el día,
la hora o el momento. La
alegría
vive en el corazón.
La fe, el amor, la tensa
espera
del tiempo incierto que
entre saltos pasa.
La esperanza incesante,
que sostiene
al peso y la razón; el
paso alegre
por el duro camino, entre
barrancos,
hasta la paz y el
sosiego,
que conduce al sediento
hacia el oasis
de doradas arenas, donde
el agua
sonríe dulcemente
y el viento agita la
Palmera que alegra
el arenal.
Todo está aquí. Ellos,
están.
Yo, soy. Y sonrío al
dolor y a la angustia,
al miedo y la nausea,
deteniendo el vómito y la
ira.
Pero, no estoy.
Tan sólo camino, mientras
el paso me mira
y a veces me escupe, sin
que yo lo advierta.
Me refugio en la nada
y en el lamento que
aletea dentro de mí.
Y sigo. No puedo detener
el paso.
Salvo que la muerte,
benévola y sumisa,
quiera asomar su rostro
tras cualquier esquina.
Luis Madrigal
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